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El Foco
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Las mil caras de la pandemia

España encabeza el ránking de medidas de restricción, tras Francia y muy por encima de Reino Unido, Alemania e Italia

La tercera ola del Covid-19, con sus limitaciones a la movilidad, ha deteriorado el mercado laboral con unas cifras que no se conocían desde 2016 y que deja obsoletos la mayoría de los datos. Así, el en el mes de febrero, se han superado los cuatro millones de desempleados con un crecimiento en los últimos doce meses del 23,5%.

Sin embargo, el aumento del paro interanual geográficamente ha sido mucho mayor en aquellas comunidades autónomas cuya actividad económica y proporción de empleo sobre el total son más dependientes del sector turístico (Baleares 50%, Canarias 40%, Comunidad Valenciana 33% y Cataluña 31%). De ahí que los incrementos de desempleo no hayan sido homogéneos entre las comunidades más turísticas (Baleares 46,9 %, Canarias 36,3%, Comunidad Valenciana 24,5% y Cataluña 29,6%), y las menos orientadas al turismo (Castilla la Mancha 11%, Extremadura 8%, y País Vasco 10%).

Todos estos datos confirman que existe una lógica correlación entre la disminución del PIB y el aumento del paro. Así ocurre con Baleares (-20%), Canarias (-12,5%), Cataluña (-11,7%) y Comunidad Valenciana (-9,6), que han sufrido los mayores aumentos de desempleo interanuales, mientras que sus respectivos PIB disminuyen más que en el resto de comunidades debido a que tienen menor actividad turística.

En el caso de Madrid, se observa que su reducción del PIB ha sido menor debido a que su proporción de ocupados del sector turístico es del 28%, como es el caso de Castilla la Mancha (-5,5%) y Extremadura (-4,6%). Ello nos indica que existe una elevada correlación con el PIB y confirma lo que dice la teoría de que la relación desempleo-PIB debe ser inversamente proporcional. Sí el PIB crece, la tasa de desempleo tiende a bajar; y si el PIB baja, el desempleo sube.

Sin embargo, esta regla no se cumple con tanto rigor con relación a otros países de la UE, ya que España es más sensible al ciclo económico que otras economías de nuestro entorno debido a que nuestro país se caracteriza por una elevada tasa de temporalidad (24,6%), muy lejos de la media europea (14%). Ello da lugar a que ante cualquier tipo de crisis los contratados temporales sean los primeros en ser despedidos por las empresas (aproximadamente dos de cada tres empleos destruidos son temporales); sobre todo en sectores como la hostelería, que concentra una elevada contratación temporal.

El análisis de los datos a nivel de comunidades autónomas esconde diferencias que no se perciben a nivel provincial. Por ejemplo, la provincia de Castellón presenta una disminución del PIB del 8,3% frente al 13,5% de Alicante, muchísimo más turística. Idénticas conclusiones se reflejan para Cataluña, donde en la provincia de Lérida (8%) el descenso del PIB es muy inferior al de las provincias costeras, por encima del 11%. El denominador común de ambas provincias citadas consiste en el mayor peso de los sectores menos expuestos a la pandemia.

Varios son los factores que explican la asimetría de las situaciones económicas frente a la pandemia. Entre ellas, cabe destacar la intensidad de las limitaciones a la movilidad y la diversa estructura sectorial de los diferentes modelos económicos. Aquellas comunidades autónomas dependientes del turismo que requieren de movilidad para un funcionamiento adecuado se han visto directamente afectadas, como también aquellos sectores que dependen de la presencia de público; es decir, de una mayor interacción social. Entre febrero de 2020 y febrero de 2021, solo el sector de la hostelería ha perdido casi el 75% de afiliados a la seguridad social.

Ante la aparición y propagación mundial del Covid-19, los gobiernos desplegaron restricciones a la movilidad y a la vida social sin precedentes en tiempos de paz. Cuando no existe un medicamento o vacuna, los gobiernos se ven obligados a tomar medidas no farmacéuticas con el fin de paliar el avance de los contagios y evitar el colapso del sistema sanitario, en definitiva, reducir el coste de la pandemia en vidas humanas.

España no ha sido ajena a ello y ha sido uno de los países donde se han aplicado unas medidas restrictivas a la movilidad muy superiores a las de países de nuestro entorno. La Universidad de Oxford elabora un índice, a través de su rastreador (OxCGRT por sus siglas en inglés), con el objetivo de medir el grado de restricción impuesto por los diferentes gobiernos a la movilidad, en el que se incluyen, entre otros factores, cierre de escuelas, restricciones de viaje, etc. De este modo, los datos obtenidos reflejan diferencias significativas. Por ejemplo, España encabeza el ranking tras Francia con unos índices muy superiores a los de otros países, como Reino Unido, Alemania e Italia.

Gracias a las vacunas, pronto veremos la luz al final del túnel pandémico, pero en el otro túnel, el socioeconómico, tardaremos un poco más por los tiempos económicos difíciles que se esperan. El desempleo se encuentra en un período alcista y en el que todavía no hemos llegado a su fase de estabilidad. El pico del paro está por llegar.

Los efectos económicos negativos son de largo alcance y se extienden globalmente como consecuencia de los incrementos de la pobreza, el desempleo y la desigualdad. El Covid-19 y sus implicaciones han venido para quedarse.

Vicente Castelló es Profesor Universidad Jaume I y miembro del Instituto Interuniversitario de Desarrollo Local

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