Las SPAC, licencia para cotizar
Es la actividad estrella en Wall Street este año. Su propósito es localizar una empresa que quiera debutar y agilizar el proceso
El 2020 ha sido el año en que más se han alejado los mercados financieros de la economía real. Ante las dificultades crecientes de pymes y familias, las bigtech superaban máximos históricos. 2021 en Wall Street tiene como apellido SPAC. Con apenas cuatro letras, es, sin lugar a dudas, la actividad estrella.Grandes celebrities norteamericanas tienen una SPAC, como por ejemplo la antigua estrella de la NBA Shaguille O´Neal, el expresidente de la Cámara de Representantes Paul Ryan , o el gestor de hedge funds William Ackman.
Las SPAC son entidades de propósito especial cotizadas en el mercado de capitales con el respaldo de una base de inversores. Su propósito es localizar una empresa que quiera salir a cotizar y agilizarle todo el proceso previo. También se les llama cheques en blanco porque en el momento de su creación solo disponen de fondos sin asignar. Para los inversores de las SPAC hay un límite de tiempo: si en dos años no se consigue una empresa rentable pueden cancelar su compromiso y se les devuelve el dinero.
Cuando la pipeline de las salidas a Bolsa está saturada, la demanda de SPAC se activa, al permitir financiarse a empresas privadas que buscan salir a cotizar y prefieren pagar para conseguir una fast-track y evitarse las colas, tal y como sucedía en los aeropuertos. El que puede permitírselo paga a la SPAC, consiguiendo cotizar durante la fase alcista, y agilizando un proceso que, en caso contrario, podría suponer meses de retraso en un procedimiento que exige tiempo y apoyos (inversores).
A modo de ejemplo, la empresa de Richard Branson, Virgin Galactic Holdings Inc., salió a cotizar mediante una SPAC (Hedosophia) en 2019, y la empresa de apuestas deportivas Draftking Inc. lo hizo en 2020. Ese año hubo peticiones para 300 SPAC más, que supondrían 90.000 millones de dólares en efectivo (máximo histórico), y más en camino, a una media de 5 diarias. El fundador de Financial Isasights dice que si no tienes una SPAC, “no eres nadie”. Porque contar con una SPAC supone tener el respaldo de los inversores que pusieron su dinero meses antes confiando en que los gestores identificarían a la empresa correcta.
Estas operaciones están generando mucho interés porque suponen cuantiosos beneficios a sus creadores, facilitando que las startups en sectores al alza, como por ejemplo, los vehículos eléctricos, capitalicen mucho volumen de dinero en los mercados, y ofrezcan a diario a sus inversores una nueva vía de acceso a valores alcistas. Durante un tiempo pareció que las SPAC serían una empresa de nicho, en parte gracias al auge de Tesla, las nuevas empresas de vehículos eléctricos, desde Lordstown hasta Nikola (con sus Badger), acudieron en masa a los SPAC porque todavía no ganaban dinero, y no podían hacer una salida a Bolsa tradicional.
Cuando una SPAC compra una empresa se fusiona con una salida a Bolsa acelerada; y de hecho también se denominan fusión inversa, evitando el escrutinio público previo a la salida a bolsa (horquilla de precios, mercado gris).
Con similitudes a las operaciones de levantamiento de fondos del private equity, el auge de las SPAC es sinónimo de mercados sobrecalentados, y alerta a los inversores value.
La mayoría de las salidas a Bolsa realizadas mediante a SPAC, como por ejemplo la de Nikola, han generado pérdidas, de manera que a pesar de ser un producto con cierta antigüedad (desde 2003) supone un riesgo demasiado elevado.
Como en tantos otros procesos de inversión (inmuebles, objetos de valor) conviene mantenerse alejado de las modas, y los procedimientos exigidos en las salidas a Bolsa tradicionales están más que justificados, suponiendo una garantía mayor para los inversores a pie de calle.
Isabel Giménez Zuriaga es Directora General de la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros