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Beneficios de un 'Advisory Board' frente al Consejo de Administración

Debe ser considerado como la mejor opción de acompañamiento y apoyo cuando los accionistas se enfrentan a la toma de decisiones en soledad

Constituir un Consejo de Administración en organizaciones que no están obligadas por ley, no necesariamente ayuda a los objetivos de negocio y se convierte en un peso innecesario para la toma de decisiones. De manera crecientemente exitosa, muchas empresas optan por formar un Advisory Board, el cual tiene un objetivo y mandato diferente.

Los Consejos de Administración, en general, son un ente mandatado por los accionistas para supervisar la gestión de los ejecutivos y, como tales, responsables ante la ley del correcto gobierno de una organización; estos consejos son parte vinculante en la toma de decisiones y deben velar por el interés de todos los accionistas, actuando como controladores de la gestión ejecutiva.

Por su lado, el papel principal del Advisory Board, un órgano colegiado, es contribuir al análisis profundo y con una mirada externa de situaciones que afectan a la empresa, sugerir soluciones, enriquecer la visión estratégica y facilitar la interacción de la organización con el ecosistema en el cual actúa. Puede estar incluso mandatado para supervisar aspectos de gestión de una empresa, pero no es legalmente responsable. El Advisory Board trabaja normalmente como asesor para el accionista o para el principal ejecutivo de la empresa.

Las contribuciones que puede hacer un Advisory Board son muchas y específicas a la realidad de cada organización. Para esto, es necesario evaluar en detalle, y en función de sus objetivos estratégicos, cuáles son las carencias de la organización en términos de experiencias, habilidades, capacidad de acceder al entorno relevante para ellos o conocimientos específicos.

Un Advisory Board debe ser considerado, por tanto, como la mejor opción de acompañamiento y apoyo cuando los accionistas se enfrentan a la toma de decisiones en soledad y sin una contraparte que sea analítica, crítica, cuestionadora, con conocimientos específicos y constructiva. Es el caso de las empresas familiares, donde el accionista controlador es uno solo, hay un fuerte consenso familiar o el dueño no pretende entregar el control de las decisiones a terceros.

Las start-ups, sobre todo durante su etapa inicial, pueden requerir apoyo para enfrentar los nuevos escenarios. De la misma manera, en empresas de capital de riesgo, un advisory board permite a los inversionistas sembrar capacidades que complementen a los gestores y ayuden a garantizar la posibilidad de éxito.

Para las empresas medianas y grandes con accionistas reconocidos y presentes en la toma de decisiones a través de un Consejo de Administración, pero al que le faltan experiencias, habilidades o conocimientos, el Advisory Board puede operar como un órgano de apoyo.

Contrasta con el caso de las private equity y las corporate venture capial (CVC), donde los inversionistas necesitan apoyar a las organizaciones invertidas y la experiencia de diferentes materias no necesariamente reside en las capacidades del inversor.

Para mayor abundancia, hay circunstancias en la vida de una corporación que cuenta con un Consejo de Administración en que puede ser necesaria la existencia de un órgano como el Advisory Board, tales como la inversión en nuevo negocio, una instancia importante de crecimiento no orgánico, procesos de transformación, gestión de crisis o la expansión fuera de las zonas tradicionales de conocimiento y confort.

Por otro lado, las filiales de corporaciones internacionales, que tienen su estructura central de Gobierno a través de un Consejo de Administración, requieren consejo sobre temas específicos en diferentes geografías, y es aquí donde el Advisory Board, sin responsabilidad fiduciaria, ayuda al representante del país a gestionar la estrategia en sintonía con la realidad local.

En definitiva, un Advisory Board es un órgano que debe aportar independencia de opinión, una visión fresca y renovadora, mejorar las oportunidades de crecimiento y éxito comercial, sin las complejidades legales y estatutarias que requiere un Consejo de Administración.

Eduardo Antunovic, senior partner de Kingsley Gate Partner.

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