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A fondo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

¿Y cuándo tengamos suficientes dosis, qué?: Las claves del éxito en la vacunación

El almacenaje y distribución, la segmentación y la densidad de población son factores fundamentales para diseñar una campaña eficaz

CINCO DÍAS

Hace apenas un año, cuando comenzó la pandemia, la posibilidad de contar con una vacuna efectiva en el corto plazo era casi una utopía, sin embargo, unos meses después, ya se disponía de varias vacunas a través de un esfuerzo único y global de cooperación de la comunidad científica. También se consiguió una negociación conjunta por parte de la Unión Europea con los proveedores y una distribución equitativa entre los países miembros. A final de 2020, se iniciaba su inoculación en personas.

Sin embargo, en semanas hemos pasado del debate sobre cuándo se podría contar con una vacuna efectiva, al debate de la capacidad de las compañías farmacéuticas para cumplir los contratos firmados con los gobiernos y proveerles de las dosis suficientes para cumplir los programas de vacunación. En el caso de España, contar con el 70% de la población vacunada en verano. Cuando esta situación se normalice, que lo hará, y, sobre todo, a partir de marzo los proveedores estarán cumpliendo con los contratos de suministro, ¿cuál será el próximo debate?

Con las dosis necesarias ya en su poder, sin duda, la patata caliente, recaerá en los Gobiernos y otras Administraciones responsables de su aplicación. ¿Podrán estos cumplir sus previsiones y promesas? La complejidad para conseguirlo radica, por una parte, en la necesidad de rapidez de entrega en muchos puntos de vacunación y, por otra en la trazabilidad, es decir, hay que garantizar la idoneidad de todo el proceso, desde la recepción hasta la administración de la vacuna. La gestión correcta de la cadena de suministro es vital para, en un futuro, hacer el análisis de los resultados de cada tipo de vacuna, la inmunidad conseguida con cada una de ellas por rangos de edad, género, etc.

Para dar respuesta a ambas necesidades, la solución radica en los siguientes factores. En primer lugar, el almacenaje y distribución de las vacunas debe estar centralizado. Y el segundo factor clave, la segmentación de la población. En esta materia hay diferentes posiciones, hay países que segmentan mucho, tanto que introducen una complejidad muy grande, mientras que otros países simplifican mucho el criterio de prioridad. Esta simplificación permite acelerar el plan de vacunación. Nuestra recomendación es segmentar de manera muy sencilla, dando prioridad a los mayores de 80-85 años, donde la mortalidad es más grande y a los profesionales de la salud, y a partir de ahí, por prioridad de edades. Cuanto más simples sean los segmentos, mayor será la rapidez del proceso.

El tercer factor es la densidad de población, que debe definir la estrategia de vacunación de cada región, implementando las soluciones de acuerdo con el flujo poblacional de cada zona geográfica.

En una primera fase, y teniendo cuenta las limitaciones de movilidad de los grupos prioritarios (personas mayores y de riesgo) resulta clave la capilaridad de esta estrategia. Es importante poder llegar a todos los puntos de la geografía del país, independientemente de su número de habitantes, garantizando una mayor facilidad para el acceso a los centros de vacunación, que podrían ser desde centros médicos hasta farmacias. Desde la segunda fase en adelante, para el resto de la población, la mejor estrategia es utilizar otros tipos de centros de vacunación, según la densidad poblacional. Así, núcleos con elevado número de habitantes, como Madrid, Valencia, Barcelona, Bilbao, Zaragoza…, deben contar con grandes centros de vacunación en masa, como pabellones feriales, colegios, consultas externas de hospitales en fin de semana, incluso, parkings de centros comerciales u otros que podrían contemplar tanto el formato de atención al usuario a pie como instalaciones drive thru, en las que permita realizar el proceso directamente en el coche.

Con este sistema, la capacidad de vacunación por centro puede ser de entre 10.000 a 25.000 personas por día. De esta forma se conseguiría vacunar cerca de 75% de la población. Además, este sistema supone una mejora sustancial en términos operacionales y de costes.

Por supuesto, estos grandes centros de vacunación tienen que estar dotados de un protocolo de actuación muy riguroso y centralizado. El modelo operacional para ellos se organiza en cinco etapas, empezando por la asignación y cita previa del usuario, permitiendo planificar una agenda con definición de slots y cadencias en función del volumen de asignación de usuarios por centro. Además, este sistema permitirá el nivelado del aforo de los grandes centros, evitando así picos de asistencia y masificaciones.

Una vez en el centro de vacunación, el usuario realizará el check in con apoyo en la tecnología, como el uso de lectores de DNI para el registro. Considerando que todos los asistentes, habrán recibido una cita previa, no debiera darse lugar a grandes colas. El proceso en los puestos de vacunación se facilitará a través del establecimiento de una farmacia central que provea de las vacunas ya preparadas para su inoculación. Esta farmacia central, podrá estar en el propio centro o podrá proveer a varios de ellos, garantizando el máximo aprovechamiento de las dosis por frasco.

Finalmente, es importante dar un tiempo de recuperación a los vacunados, con lo que se establecerá un espacio donde se tendrán en cuenta los posibles efectos secundarios y se informará del soporte en caso de necesitarlo.

Para cualquier región, la agilidad en este proceso, garantizando rapidez y trazabilidad, permitirán potenciar su imagen interna y externa, pero además supondrá una reducción del coste de la operación (con menores costes logísticos y una mayor productividad), así como un mayor aprovechamiento de las dosis, reduciendo el desperdicio. Sin duda, es malo no tener vacunas, pero es peor disponer de ellas y no tener los sistemas adecuados para poder administrarlas. De ello depende lo más importante, proteger a la población y garantizar su salud, pero, también el inicio de la ansiada recuperación económica de manera sostenida.

Tiago Pérez Sánchez es partner en Kaizen Institute Western Europe 

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