La defensa francesa de Carrefour ataca el objetivo equivocado
Su posible compra por parte de Couche-Tard no amenaza ni el empleo ni las cadenas de suministro
Un ejército marcha sobre su estómago”, se dice que dijo Napoleón Bonaparte. Casi 160 años después, el Gobierno francés utiliza un argumento similar para proteger a su mayor tienda de comestibles, Carrefour, de una posible adquisición por 16.000 millones de euros por parte de la empresa canadiense Alimentation Couche-Tard.
Sin embargo, si bien la pandemia ha dado nueva importancia a las preocupaciones relativas a los empleos y las cadenas de suministro, es poco probable que un propietario extranjero amenace ninguno de los dos elementos.
Francia tiene experiencia envolviendo a los proveedores de alimentos en la bandera tricolor. En 2005 el Gobierno se comprometió a proteger “los intereses de Francia” cuando el gigante estadounidense de los refrescos PepsiCo olfateaba el grupo lácteo Danone.
El ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, se hizo eco de ese sentimiento el miércoles cuando dijo que el empleo y la soberanía alimentaria eran preocupaciones clave en la posible toma de Carrefour por el gigante canadiense. Hablando ayer en una conferencia Reuters Next, añadió: “Sería una gran dificultad para todos nosotros”, en referencia al acuerdo.
Sin embargo, no está nada claro que una venta amenazara los empleos franceses. La mayoría de los supermercados y gasolineras de Couche-Tard no se solapan con los supermercados de Carrefour. A diferencia de si fuera un fabricante, el grupo canadiense difícilmente podría mover miles de cajeros al extranjero. De hecho, los supermercados han contratado más personal para mantener los estantes abastecidos durante la pandemia. Un cambio de propietario no marcará mucha diferencia.
La preocupación por la seguridad del suministro de alimentos es más comprensible. Las estanterías vacías y la escasez mundial de leche maternizada y papel higiénico en marzo y abril del año pasado pusieron de relieve la importancia de los supermercados y su forma de abastecerse de productos esenciales. La compra de alimentos y otros productos de los productores locales también apoya la economía nacional.
Sin embargo, Francia no necesita bloquear una adquisición para proteger a los proveedores locales. El Gobierno de Emmanuel Macron podría exigir que Couche-Tard firmara un acuerdo para que un cierto porcentaje de los proveedores sean franceses. Mejor aún, podría aprobar una ley que obligara a todos los supermercados del país, incluido Casino, rival de Carrefour, a comprar una parte de sus productos localmente.
La preocupación de Le Maire por la propiedad nacional también está en desacuerdo con la huella global de Carrefour. Francia representó menos de la mitad de los 81.000 millones de euros de ingresos de Carrefour en 2019; la empresa es el mayor operador de venta mayorista de Brasil.
La proximidad de las elecciones (en 2022) y la presión de la pandemia significan que Le Maire tiene razón al preocuparse por el suministro de alimentos. Pero su defensa se centra en el enemigo equivocado.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías