Los vectores de transformación del Fondo de Recuperación Europeo
Los sectores beneficiarios de las ayudas serán los que presenten las propuestas más adaptadas al nuevo rumbo que marca la Unión Europea: la transición energética hacia una economía más sostenible y la digitalización
La economía europea recibirá un total de 750.000 millones de euros durante los próximos años como consecuencia de la aprobación del Fondo de Recuperación Europeo, el instrumento con el que la Unión Europea (UE) pretende hacer frente a la crisis desatada por la pandemia del coronavirus. Los principales destinatarios son Grecia, Portugal, España e Italia, ya que son las economías que han resultado más golpeadas y para las cuales el Fondo es fundamental para recuperarse.
El Fondo de Recuperación Europeo es histórico en cuanto a la cantidad de dinero que pone a disposición de la reconstrucción del continente, pero lo es todavía más por los objetivos que persigue: la transición ecológica y la digitalización. Es decir, las ayudas no van a ir dirigidas a los sectores más dañados, sino a vectores de transformación. Además, supondrán una auténtica oportunidad para mantener la competitividad de los sectores clave de la economía española y deben servir para potenciar la competitividad del sector turístico y facilitar la transición ecológica del sector agroalimentario.
Con estas líneas de ayudas se abre una oportunidad para apostar por inversiones en nuevas tecnologías competitivas y entrelazar alianzas internacionales, posicionando al país en sectores punteros como las baterías eléctricas o el hidrógeno verde. Pero, también, para avanzar en el impulso a un sector tan importante como el de la automoción, a través del desarrollo de la nanotecnología o la inteligencia artificial.
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Estos dos grandes vectores de transformación son los ejes sobre los que deberán girar los proyectos presentados por las empresas de cualquier ámbito que quieran acceder a estas ayudas. Sin embargo, aunque este hecho pueda hacer pensar que habrá sectores que, por no estar directamente relacionados con la sostenibilidad o con la digitalización, no serán susceptibles de recibir las ayudas, lo cierto es que habrá una especie de ‘efecto arrastre’, ya que hay que tener en cuenta que, además de los sectores que perciban los fondos, habrá industrias auxiliares a ellos que también se verán impulsadas.
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Transición ecológica
Para acometer la transición hacia una economía y una sociedad más sostenibles, el Gobierno quiere electrificar la economía. Tal es así que un 37% de los fondos europeos se destinarán a la transición ecológica, un objetivo que involucra a muchos sectores como el de la construcción, que, además, es intensivo en empleo, es capaz de movilizar grandes inversiones en poco tiempo y aglutina a pymes y actividades auxiliares. Y es que, aunque se prevé que la construcción residencial tenga una caída del -14% en 2020, según los últimos datos del Instituto de Tecnología de la Construcción de Cataluña (ITeC), se pronostica una recuperación a una media del 4,5% en 2021 y 2022.
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Dentro del sector, la construcción sostenible está llamada a ser una de las claves de la descarbonización del planeta. Actualmente, la edificación es uno de los ámbitos con mayor potencial de mejora en términos energéticos, dado que los edificios son responsables del 40% del consumo energético de la UE y del 36% de las emisiones de gases de efecto invernadero, generadas principalmente durante su construcción, utilización, renovación y demolición. Si bien es cierto que la construcción de nuevos edificios está muy orientada a la eficiencia y a la incorporación de criterios ambientales y de sostenibilidad que reducen considerablemente su impacto, el parque inmobiliario ya existente es uno de los principales focos de actuación.
Y es, precisamente, la rehabilitación de viviendas para la eficiencia energética el área que más se verá impulsada dentro del sector, ya que, en los próximos tres años, se van a rehabilitar alrededor de 500.000 viviendas con el objetivo de reducir el consumo energético y las emisiones de los hogares. De hecho, se trata de una actividad que ya está contemplada en el proyecto de los Presupuestos Generales del Estado de 2021 aprobado en el Congreso y pendiente de recibir luz verde definitiva antes de que acabe el año, tras pasar también por el Senado.
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Dentro del proyecto español de electrificación, también se encuentra la entrada de vehículos eléctricos, por lo que el sector de la automoción será también uno de los más relevantes y que deberá trabajar hacia la creación de una cadena de valor que pueda potenciar la economía del litio. Y es que España se ha marcado un objetivo: que en 2040 todas las matriculaciones de nuevos vehículos sean de cero emisiones. En este sentido, el plan de recuperación prevé habilitar más de 100.000 puntos de recarga de vehículos eléctricos.
Las energías renovables, como la eólica o la fotovoltaica, también serán determinantes en esta nueva era. El Gobierno pretende adelantar a 2023 los objetivos intermedios que se establecieron en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) para 2025. El PNIEC prevé duplicar la capacidad instalada en energía renovable en 2030 mediante la inversión privada. A través de los fondos europeos, el Gobierno prevé acelerar esta transformación del sistema energético para alcanzar un 100% renovable en 2050.
Digitalización
La digitalización está llamada a ser otra de las palancas clave en la salida de esta crisis, ya que esta recibirá el 33% de los fondos europeos -por encima del mínimo del 20% fijado por la UE-. Tanto es así que el Gobierno ya ha presentado uno de los primeros programas que estará en gran parte financiado por las ayudas europeas, el Plan España Digital 2025, que servirá como hoja de ruta para guiar los fondos destinados a la digitalización, que prevé destinar 15.000 millones de los fondos europeos hasta 2023 a 10 grandes ejes como la digitalización de las pymes y de la Administración, la ciberseguridad, el 5G, el emprendimiento a través del fomento de nuevas startups o la formación en competencias digitales, tanto a nivel personal como laboral, entre otras.
Y es que España tiene deberes pendientes en todos estos ámbitos. No sale mal parado en el índice de Economía y Sociedad Digital (DESI), ya que se sitúa por encima de la media de la UE gracias a la buena conectividad de sus redes y a las capacidades digitales de la población. Sin embargo, existen ciertas actividades que podrán beneficiarse del impulso que supondrán los fondos en la digitalización del tejido productivo español. Estas son el sector agroalimentario, el biosanitario, la construcción, la movilidad sostenible, el turismo inteligente, el comercio minorista y el sector audiovisual.
En este sentido, las telecomunicaciones juegan un rol vertebrador, especialmente los segmentos de redes, desarrolladores y de servicios cloud. La digitalización de procesos está al alza, sobre todo a raíz de la COVID-19 ya que los consumidores, las empresas y los países se han dado cuenta de lo importante que ha llegado a ser una infraestructura de las telecomunicaciones que funcione bien, provocando así una aceleración nunca antes vista en un periodo de tiempo tan corto. Y esta tendencia seguirá en el futuro, por lo que todas las industrias que puedan integrar la digitalización en su operativa se verán beneficiadas tanto por la tendencia imparable de la digitalización como por la inyección de fondos públicos.
Cohesión social y territorial e igualdad
El plan elevado por parte de España a la Comisión Europea concibe algunas iniciativas como la rehabilitación y adaptación de las infraestructuras de las residencias; la conectividad en todo el país con redes rápidas y con especial foco en el ámbito rural; servicios de teleasistencia para 870.000 personas dependientes; o la modernización de las políticas activas de empleo, entre otras. La construcción, el transporte, las telecomunicaciones y el sector educativo y asistencial son algunos de los posibles catalizadores de estas iniciativas.
Asimismo, el Gobierno también contempla la igualdad de género como una cuestión transversal para diseñar las soluciones a la crisis actual. Entre los objetivos en esta materia se encuentran disminuir la pobreza infantil que afecta sobre todo a mujeres y madres e impulsar la denominada economía de cuidados, responsabilidad que hasta ahora cae en mayor medida sobre las mujeres, a través del sistema de dependencia, los cuidados de larga duración y la atención domiciliaria.
El turno de las empresas
Con las ayudas del Fondo Europeo sobre la mesa, es el turno de las empresas y de empezar a pensar qué proyectos de transformación sostenible y digital pueden llevar a cabo para acceder a las ayudas.
Con la entrada en vigor de los nuevos presupuestos, previsiblemente en enero, se abre un plazo y una oportunidad histórica. Pero, ¿cómo puede una empresa acceder a los fondos? Si bien es cierto que las convocatorias todavía no se han concretado, el objetivo es que lleguen tanto a grandes como a pequeñas empresas por lo que las entidades financieras tienen un papel de conexión importante con los organismos distribuidores de ayudas públicas que canalizarán los nuevos fondos. Y, además, harán de asesores, ya que las empresas no solo necesitarán una financiación flexible para hacer evolucionar sus compañías, sino que los plazos, las soluciones y las garantías tampoco serán iguales para todos los sectores y los tamaños de empresas.
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