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¿Planes de pensiones o fondos de inversión?

No hay una única fórmula de inversión para la jubilación. ¿La clave? Trazar un plan y diversificar

En la actualidad, en nuestro país hay cerca de 1.000 planes de pensiones del sistema individual y 2.680 fondos de inversión; y la oferta sigue creciendo. En este entorno puede resultar abrumador decantarse por un determinado producto en concreto, sobre todo si tomamos la decisión sin haber pensando antes qué es lo que queremos conseguir con el dinero que estamos invirtiendo.

Los últimos datos de Inverco reflejan que en el segundo trimestre de este año la inversión en fondos de inversión representó el 9% del total del ahorro financiero de las familias, frente al 5% de los planes de pensiones y el 41% de los depósitos y cuentas corrientes. Una radiografía que deja claro cuál sigue siendo el producto financiero estrella de los españoles.

¿Por qué seguimos apostando por productos que apenas nos dan rentabilidad? Y, si queremos invertir para la jubilación, ¿en qué productos deberíamos invertir? La primera respuesta explica gran parte de nuestro comportamiento como inversores: nuestra parte más emocional nos lleva a no asumir riesgo porque estamos diseñados para infravalorar las subidas y sobrevalorar las pérdidas, es decir, nos duele mucho más perder dinero de lo que nos alegra ganarlo. La segunda respuesta, en cambio, es la que nos lleva a invertir en productos que no son adecuados para nosotros.

Muchos de nosotros, cuando queremos invertir, nos dejamos llevar por las modas del momento o por lo que nos recomienda un amigo sin pararnos a pensar en si estamos invirtiendo en el producto que realmente necesitamos según nuestras circunstancias y objetivos. Y esto nos lleva a tener “malas relaciones” con los mercados financieros. ¿Cómo lo evitamos?

Lo primero que debemos tener en cuenta es que cuando pensamos en invertir no hay una respuesta única. ¿Fondos de inversión o planes de pensiones? ¿Y por qué no ambos? Responder a esta cuestión sin haber hecho antes un ejercicio de reflexión sobre cuáles son nuestros objetivos y cuánto cuestan, cuál es nuestro plazo de inversión, cuánto podemos invertir y cuál es nuestro perfil de riesgo sirve, más bien, de poco. Profesionalizar nuestras inversiones con la ayuda de un asesor financiero nos va a permitir definir el “para qué” para poder, después, definir nuestra estrategia de inversión y ver qué productos necesitamos, tanto desde el punto de vista de la rentabilidad, como de la fiscalidad.

Conocer para comprender

En este punto es muy importante que conozcamos las características de cada vehículo y analicemos nuestra situación. ¿Voy a necesitar ese dinero en un corto periodo de tiempo? Esa es una de las preguntas que debemos hacernos porque los planes de pensiones son productos ilíquidos que únicamente nos van a permitir rescatar nuestro dinero por las contingencias de la jubilación, incapacidad, dependencia, fallecimiento y por otros supuestos excepcionales de liquidez, como paro de larga duración, enfermedad grave y, desde de 2025, las aportaciones que tengan diez años de antigüedad.

Esta iliquidez es una ventaja porque nos ayuda a pensar a largo plazo y a comprometernos con nuestro futuro, pero, por otro lado, nos impide sacar nuestro dinero si surge algún imprevisto. Por ello es tan importante diversificar nuestras inversiones y analizar qué cantidad podemos destinar a cada producto financiero para evitar problemas a futuro y poder cumplir con los objetivos que nos habíamos marcado.

Un asesor financiero nos va a ayudar a definir qué cantidad es la que nos conviene destinar a un plan de pensiones y qué parte de nuestro ahorro podemos invertir en fondos de inversión, teniendo en cuenta nuestra situación, la rentabilidad que necesitamos conseguir y qué nos beneficia más por el lado de la fiscalidad.

Y es que aunque la fiscalidad no debería ser el principal motivo por el que elegir un producto, sí es un aspecto a tener en cuenta ya que los impuestos que pagamos afectan directamente sobre la rentabilidad final que obtenemos. De hecho, las nuevas medidas que incluyen los presupuestos y que rebajan de 8.000 a 2.000 la cantidad máxima que nos vamos a poder deducir al aportar a planes de pensiones ha vuelto a abrir el debate sobre qué sería más eficiente para el ahorrador.

Sobre la fiscalidad debemos saber que ambos productos nos permiten cambiar nuestra política de inversión sin tener que pagar impuestos, es decir, podemos hacer traspasos de un fondo a otro fondo y de un plan a otro sin tener que rendir cuentas a Hacienda. Esto nos permite diferir el pago del impuesto al momento del rescate, cuando deberemos tributar en la base general, como rentas del trabajo, por lo que rescatemos del plan, y en la base del ahorro -la parte barata del impuesto-, por las ganancias o pérdidas patrimoniales que hayamos obtenido con nuestro fondo de inversión.

Los dos productos son vehículos de inversión pensados para invertir a largo plazo y complementarios dentro de nuestro plan. Elegir cuánto invertimos en cada uno, bajo qué plazos y en qué categorías siempre debe responder a un ejercicio de planificación financiera previo.

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