Salvemos a las empresas. No es un capricho
La banca reclama ayudas directas para proteger al tejido industrial, sobre todo a las pymes.
La ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, volvió el jueves a apostar por salvar a las empresas, y sobre todo a las pymes, de la debacle que está suponiendo la crisis del coronavirus. Si hay un segundo confinamiento como consecuencia de la creciente e incontrolada oleada de afectados por la pandemia muchas pymes no volverán a abrir sus puertas si no se pone remedio ya a sus dolencias derivadas de la falta de negocio. La pandemia se ha convertido en un tsunami que arrasa todo lo que encuentra a su paso, es una ola gigante a la que no se la ve el final.
Es cierto que el Gobierno puso ya desde marzo medidas para salvar a la principal piedra que sujeta la economía del país, la mediana y pequeña empresa. Los créditos con aval del ICO han servido de gran ayuda para proporcionar liquidez a las pymes y evitar que las nóminas, el pago a proveedores o los gastos mensuales de luz, alquiler, etc., se les atragantase en los primeros meses de la crisis sanitaria. Pero ya van ocho meses de pandemia, y sin visos de que esto termine a corto plazo.
El Gobierno tiene previsto aprobar en los próximos días ampliar de un año a dos el plazo de carencia de los créditos con aval del ICO. También aumentará de cinco años a ocho el plazo de amortización de estos préstamos.
Estas serán las primeras medidas. Pero habrá más, aunque todo depende de las negociaciones que mantiene el Gobierno con Bruselas, que tiene la última palabra sobre estas iniciativas, ya que entran en el paquete del Esquema de Ayudas de Europa por el Covid.
La banca de rentas altas sortea mejor que sus rivales de banca comercial la crisis del coronavirus
Un segundo bloque que se está analizando es la búsqueda de herramientas para que el ICO pueda reestructurar la deuda de los avales que ha concedido a la banca para que esta facilitara créditos al mayor número posible de empresas y autónomos cubiertos en gran parte por el escudo del Estado.
El consejero delegado de Bankia, José Sevilla, ya lo explicó hace dos semanas en la presentación de los resultados del trimestre de la entidad financiera. Declaró que la banca trabaja con el Ministerio de Asuntos Económicos, con el Tesoro y con el Instituto de Crédito Oficial (ICO) para crear un esquema de reestructuración de deuda de los créditos a empresas con garantías públicas. Esta medida se produce tras reconocer que las necesidades de liquidez de las empresas que han sido atendidas de forma “rápida y ágil” podrían acabar derivando en problemas de solvencia en los próximos meses.
No hay que olvidar que la crisis sanitaria y económica va para largo. Ya el Banco de España alertó el pasado 29 de octubre en su último boletín de estabilidad financiera que las restricciones derivadas de la segunda oleada de contagios intensificará los riesgos para la estabilidad financiera y podría lastrar la recuperación de la actividad económica, que, según sus previsiones, a finales de 2022 no habrá alcanzado aún los niveles precrisis.
Para poner coto a este colapso económico, Economía está valorando formas de reestructuración de la deuda de la línea de créditos ICO, desde el simple alargamiento de plazos, como primer paso, hasta medidas adicionales de recapitalizaciones de préstamos, como quitas, como adelantó CincoDías el pasado 23 de octubre. Pero los bancos y los empresarios reclaman, además, ayudas directas a las empresas.
Hace unos días lo volvió a reclamar el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar. Y el jueves, la presidenta de Banco Santander, Ana Botín, quien alertó de que cada día que pasa con empresas cerradas le cuesta a la economía multitud de empleos, razón por la que reclamó ayudas directas para las pymes.
El Banco de España considera que en la situación actual de “recuperación parcial, desigual e incierta, el mantenimiento de los estímulos resulta crucial”, según advirtió en el boletín de estabilidad financiera.
Y cambiando de asunto, aunque relacionado con la pandemia y la economía. Llama la atención, o por lo menos a mí, que las entidades financieras especializadas en banca personal y privada salgan mejor paradas de la crisis que la banca tradicional comercial.
Con datos de las propias entidades correspondientes al primer semestre (en conjunto estas firmas se retrasan más en la presentación de sus resultados, o por lo menos algunas), solo dos entre los más destacados, Singular Bank (antes Self Bank) y Degroof, tuvieron números rojos.
En el caso del banco que dirige Javier Marín hay que recordar que es una entidad que ha sufrido una transformación tras su compra por este ejecutivo y el fondo Warburg. Fue en enero de este mismo años cuando su consejero delegado presentó la nueva entidad financiera, tras su compra y remodelación. Su objetivo era ganar dinero a finales de 2022, pero la pandemia ha podido hacer variar sus planes. En el primer semestre de este año, de momento, ha perdido 9,28 millones de euros, frente a los números rojos de 5,73 millones de igual fecha de 2019, o las pérdidas de 1,1 millones de junio de 2018.
Otro banco en números rojos ha sido Degroof, con 2,82 millones de euros de pérdidas. Curiosamente esta firma fue vendida en junio y adquirida por Andbank España. Este banco, dirigido por Carlos Aso, ganó en el semestre 5,73 millones de euros, cifra ligeramente superior a un año antes, que ascendió a 5,5 millones. Banca March ganó 37,48 millones de euros, frente a los 61,3 millones de un año antes. Este resultado está influenciado por la consolidación de Alba, que ya solo suma el 15% del resultado. Deutsche Bank cerró el semestre con un beneficio en España de 9,56 millones, frente a los 27,82 millones de junio de 2019.
Banco Alcalá logró salir de pérdidas al tener un beneficio de 1,34 millones, un año antes sumó pérdidas de 544.000 euros y en 2018 perdió 447.000 euros. Credit Suisse ganó en España 2,05 millones a junio, frente a los 370.000 euros de junio de 2019 y los 3,53 millones de 2018.
La mayor operativa en compra y venta y la menor, e incluso en alguno de estos bancos nula, provisión por la pandemia al no tener casi créditos a empresas (salvo Banca March y Deutsche Bank) han sido las causas de un trimestre mejor para estas entidades que para la banca comercial, que sufrió un duro revés en junio, aunque se ha recuperado en parte en el tercer trimestre.