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Los directivos confían en sus habilidades digitales para la crisis

Más del 70% de los cargos altos se sienten bien formados en nuevas tecnologías, según Badenoch y Clark

Directivos y transformación digital
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A los directivos españoles no les falta confianza en sí mismos y en sus habilidades para afrontar los retos que plantea el futuro. Al menos, esto es lo que revela el Barómetro Baderoch y Clark sobre mánagers y directivos en España, elaborado con 400 encuestas realizadas a directivos y altos ejecutivos del país entre la última semana de febrero y la primera de marzo de 2020. En él, un 71,7% de los encuestados declaró sentir que tiene buenas habilidades digitales para hacer frente a los próximos retos.

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Aunque el porcentaje baja ligeramente dependiendo de la procedencia de estos altos cargos –desciende hasta el 67,9% entre los que han vivido recientemente situaciones de paro y se dispara hasta el 75,9% entre quienes han alcanzado ese puesto de responsabilidad tras haber sido reclamados desde otra compañía–, en todos los casos cerca de siete de cada diez responsables creen que están lo suficientemente formados como para encarar con optimismo desafíos como la digitalización, que la pandemia ha subrayado. “La metodología online ha llegado para quedarse y el trabajo en equipo nunca ha sido tan importante, pues es vital para crear nuevas formas de pensar y desarrollar nuestro trabajo. Ahora más que nunca, los líderes han de estar desarrollando constantemente nuevas habilidades que les permitan adaptarse a momentos inciertos”, explica al respecto Remí Diennet, director de Badenoch y Clark en España.

Entre las tecnologías que serán más importantes en el futuro, los ejecutivos señalan tres conceptos: inteligencia artificial, análisis de datos y ciberseguridad, que consideraron importantes un 64%, un 58,9% y un 48,8%, respectivamente. Es decir, en todos los casos, más de la mitad. Otras tecnologías como la impresión 3D o el blockchain, que han generado una buena cantidad de información y de debates en los últimos años, no están, por ahora, en el punto de mira de los directivos: la primera solo es considerada importante por 2 de cada 10 y la segunda apenas alcanza el 17%, quedando tan solo por delante de los drones y de otras tecnologías alternativas. Para dominar estas nuevas soluciones la mayoría de los directivos, un 36,5%, reclama más formación continua, dato que contrasta con el escaso 1% que pide conocer nuevas metodologías.

Parte de un plan

Para llevar a cabo todas estas transformaciones la inmensa mayoría de las empresas confía en un plan de digitalización. Estos, aunque son mayoritarios, se han vuelto casi imprescindibles en las grandes empresas (más de 250 empleados), pues el 95,8% de ellas dice tener uno, mientras que este porcentaje baja hasta el 80% en las microempresas (menos de 10 empleados). La mayoría de ellos confían, eso sí, en que todos esos planes se cumplan.

Así, mientras que un 80% de los mileniales (nacidos entre 1981 y 1996) creen que los proyectos de digitalización de sus compañías se habrán completado en 2030, esta cifra sube hasta el 81,5% entre la generación X (nacidos entre 1965 y 19980), los más optimistas, para descender ligeramente entre los baby boomers (nacidos entre 1946 y 1964), los más experimentados y los que más cambios han visto de este tipo, hasta el 78,4%.

Sí hay notorias diferencias en la cuestión de quiénes los están ejecutando, algo que depende, sobre todo, del tamaño de la compañía. Mientras que en más de la mitad de las microempresas (un 53,9%) no existe un responsable claro que se encargue de liderar todos estos procesos debido al escaso personal que hay en ellos, la cifra desciende hasta el 49,4% en las pequeñas empresas (de 10 a 49 trabajadores), al 30,9% en las medianas (de 50 a 249 trabajadores) y, finalmente, apenas alcanza el 17,6% en las corporaciones con más de 250 empleados. En el 43,3% de las grandes compañías, en cambio, destaca la figura de un director de tecnología específico que hace las veces de líder de todos los procesos de digitalización. En las medianas empresas este cargo se ve reducido hasta un 26,6%, y en la pequeña empresa apenas alcanza el 13% debido a su escaso margen de maniobra.

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