El Covid dispara el peso de los activos inmobiliarios en la riqueza de los hogares
La vivienda alcanza en marzo el 78% de la riqueza de las familias
Los activos inmobiliarios no habían logrado tener tanto peso en la riqueza neta de las familias españolas desde hace más de un lustro. Según los datos actualizados del Banco de España, a cierre del primer trimestre de 2020, la proporción de los activos inmobiliarios sobre el total de la riqueza de los hogares alcanzó la cota del 78,4%, una cifra no vista desde hace siete años, en septiembre de 2013 (79,2%). Así, de los 7,063 billones de euros que conformaban la riqueza neta a cierre del pasado mes de marzo, algo más de 5,536 billones procedían de estos activos, que en la estadística analizada “incluyen solo vivienda”, detalla el organismo que dirige Pablo Hernández de Cos. Supone casi el 711% de la renta bruta disponible de las familias.
Las consecuencias económicas derivadas de la crisis del coronavirus Covid-19 explican este cambio de tendencia, ya que desde finales de 2013 al cierre de 2019 el peso de la vivienda en el total de la riqueza había oscilado siempre entre el 75% y el 77%. Al final del primer trimestre de 2020, explica el profesor y catedrático de Economía en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, José Garcia Montalvo, “el efecto del Covid se empieza a percibir ya en los activos financieros, con una fuerte caída de la Bolsa, pero no en el sector inmobiliario”.
Así, mientras que en el primer trimestre del año, con las últimas semanas de marzo sumidas ya en el estado de alarma, la riqueza neta cayó un 0,85%, los activos financieros retrocedieron un 4,53% y los pasivos lo hicieron un 0,81%, los activos inmobiliarios, los únicos con crecimiento positivo, se alzaron un 0,76%, aumentando su protagonismo en el cómputo total.
Los efectos de la pandemia, al menos los que atañen al corto plazo, relata el presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas y vicedecano del Colegio de Economistas de Málaga, Antonio Pedraza, han apuntalado la tendencia típica de España de recurrir “al sector inmobiliario como fuente de riqueza estable en el tiempo.”
La vivienda, aunque en lo relativo a su papel en la renta de las familias siempre se ha movido en cotas cercanas al 80%, ha ido perdiendo importancia en la serie histórica en beneficio de los activos financieros. Ahora, recalca, y teniendo en cuenta la incidencia directa e inicial de la pandemia, la situación ha variado. Lo que toca ver en este momento es si este cambio de rumbo se sostendrá a medio y largo plazo, o si volverá a mutar tras la recuperación económica.
Es complicado predecir, explican García Montalvo y Pedraza, qué va a suceder. Lo que está claro, insisten, es que la evolución del mercado inmobiliario determinará el resultado final. Se trata de esclarecer, señala García Montalvo, “si se va a repetir el patrón de bajada que hubo tras la anterior crisis, o si por el contrario el sector se mantendrá estable”.
Los datos, recuerda García Montalvo, evidencian que entre 2005 y 2008 la riqueza neta de las familias aumentó a gran velocidad arropada por el peso de los activos inmobiliarios, para hundirse de forma sostenida al mismo ritmo que la vivienda hasta 2014. Desde entonces, y junto a los activos inmobiliarios, la renta se ha recuperado paulatinamente para caer sustancialmente en el primer trimestre de 2020. La duda, mantiene el docente, es si tras esta crisis el mercado inmobiliario volverá a comportarse como en 2008.
Al menos por ahora, todo parece indicar que el sector inmobiliario no sufrirá un declive como el de entonces. “Caerá la segunda vivienda por la presión vendedora, ya que aumentará la oferta pero no así la demanda, y crecerá la vivienda de obra nueva, que no parece que vaya a sufrir fuertes consecuencias por la crisis”, señala Pedraza. A esto se le añade, recuerda García Montalvo, la tendencia de devaluación de los precios de la vivienda, que se inició en las grandes ciudades españolas antes de la aparición del Covid-19, y que se irá replicando poco a poco en el resto de municipios, “ya que Madrid, Barcelona o Málaga suelen ser indicadores adelantados”.
Lo que cabe esperar por todo ello, dicen los expertos, es que se produzca una especie de moderación en el peso de los activos inmobiliarios que, junto al aplanamiento sostenido de los activos financieros y los pasivos, derive en una estabilización de la riqueza neta de los hogares en la que el sector inmobiliario seguirá marcando buena parte del rumbo. Los datos de venta de vivienda hasta junio, que empiezan a recuperar el parón de los meses de confinamiento, parecen indicar el camino, recalcan los expertos.