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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Europa, atrapada en su falta de diligencia para los problemas urgentes

La Unión Europea ha vuelto a comportarse en la largísima cumbre de este fin de semana como una comunidad de intereses de muy complicada gobernanza, y ha sido incapaz, hasta el cierre de esta edición, de cerrar un acuerdo para poner en marcha las herramientas que puedan movilizar la recuperación de sus socios más dañados por la pandemia del covid-19. Tres largos meses de negociación no han sido suficientes para encontrar una solución satisfactoria para todos, cuando al covid le bastaron tres cortas semanas para abrir una sima recesiva en toda Europa que ha costado millones de empleos. Las peticiones del sur sin ofrecer compensaciones reformistas y la intransigencia del norte ante el temor a una repetición del escenario financiero de la anterior crisis han chocado de tal forma que anoche los 27 jefes de Estado y de Gobierno seguían en cumbre plenaria tratando de buscar una salida. La economía de los ciudadanos europeos no pueden esperar tanto.

Los líderes de los países más rigoristas con el gasto público no quieren que eche a andar la mayor operación de la historia de salvamento fiscal de la Unión Europea sin atar corto a los países que mayoritariamente van a recibir las ayudas sin un compromiso de reformas integrales de sus mercados que devuelvan el crecimiento sólido y hagan sostenibles sus finanzas públicas. La última exigencia de los países ‘frugales’, encabezados por Holanda, proponía un severo recorte, inaceptable recorte, del volumen de ayudas directas y no retornables del fondo de salvamento, desde los 550.000 millones iniciales a los 350.000, para elevar, en paralelo, desde los 200.000 millones a los 350.000 millones la partida de créditos con coste y condicionalidad. Esta última oferta hace muy complicado el pacto, y dilatará más la espera, que podría prolongarse una, dos o tres semanas más, mientras la ciudadanía y los inversores esperan pacientes y el BCE mantiene su escudo financiero en los mercados de bonos y acciones.

La propuesta del presidente del Consejo a última hora de la noche estableció en 400.000 millones las ayudas directos no recuperables, umbral mínimo exigido por Francia y Alemania, y que supondría birlarle 100.000 millones a los países receptores respecto a la propuesta bruta aprobada por el Consejo en junio. Un aceptable mal menor para España e Italia, pese a tener compensaciones adicionales los contribuyentes netos. No es el óptimo absoluto, pero Europa debe cerrar en tales términos u otros parecidos un acuerdo ya. España contaría con algo unos 60.000 millones de ayudas que bien administrados serían capitales para la reforma del sistema productivo. Tiene que comprometerse, eso sí, a las reformas que ha negado hasta ahora, y que mejorarán el funcionamiento de la economía, con ayudas o sin ellas.

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