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Era pos-Covid-19

Nueva normalidad con crecimiento incierto a la vista

La intensidad de la recuperación en 2021 dependerá de más estímulos y del control del virus. Los expertos no prevén el regreso al confinamiento y sí advierten de la llegada de problemas de solvencia

Getty Images
Nuria Salobral

La economía está dando las primeras señales de recuperación después de la rotunda parálisis iniciada en marzo por la pandemia del coronavirus. Los indicadores de actividad de los próximos meses por fuerza van a arrojar una mejora frente al parón obligado del segundo trimestre, que va a ser un auténtico pozo negro para los resultados empresariales y para el conjunto de datos macroeconómicos. Una vez superado el estado de alarma, que en España ha durado más de tres meses, la economía vuelve poco a poco a recuperar el pulso. Pero el camino que queda por delante tras la devastación causada por el Covid-19 es demasiado largo como para pensar en una rápida recuperación y está plagado de riesgos, con los continuos rebrotes del virus como amenaza más inmediata.

La opción de una salida de la crisis en forma de V, la optimista previsión que reinaba en las primeras jornadas de la pandemia, ha quedado definitivamente enterrada. Y en la sopa de letras con la que gobiernos y expertos intentan señalar la ruta de salida, las previsiones apuntan ahora a una suerte de V asimétrica, en la que la economía marca un profundo derrumbe para emprender después una recuperación gradual, de duración mucho más larga que el desplome inicial, hasta llegar a la situación previa al estallido de la pandemia.

Los esfuerzos están puestos ya en apuntalar el tercer trimestre, cuya evolución va a ser clave para que el agujero económico con el que ya se cuenta para este año no vaya a más, y en sentar las bases para el crecimiento económico en 2021. Este año se da irremediablemente por perdido y con serios riesgos que pueden dar al traste con los planes lanzados para ir saliendo de la crisis.

Tras la parálisis, ha comenzado la recuperación pero todavía es frágil

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ya ha advertido que lo peor para el desempleo en la zona euro aún está por llegar, ya que el paro alcanzará su pico en esta crisis en el tercer trimestre y son continuas las advertencias para evitar que los actuales problemas de liquidez de las empresas –y que los gobiernos están mitigando con millonarias líneas de crédito con aval público, reforzadas por la lluvia de liquidez a la banca por parte del BCE– no deriven en un problema de solvencia de consecuencias mucho más graves.

La actualización de las previsiones económicas para 2020 está siendo irremediablemente a la baja: el FMI anunció esta semana que el PIB mundial caerá este año el 4,9%, frente al 3% que auguraba en abril. Entre las economías desarrolladas, España e Italia se llevarán la peor parte, con derrumbes del 12,8%, aunque seguidos de una recuperación del 6,3% en 2021.

El riesgo del rebrote

La contundencia de las medidas de estímulo, tanto monetarias como fiscales, en los próximos meses va a continuar por tanto siendo clave. Más aún ante la amenaza de que un rebrote descontrolado del virus pueda obligar de nuevo al confinamiento. Una opción que los expertos no contemplan como escenario base pero sí posible. “Incluso si hay un rebrote, no habrá una cuarentena tan dura como la anterior, por las devastadoras consecuencias económicas y porque los sistemas sanitarios están mejor preparados que en marzo”, señalan desde Barclays, donde descartan de plano la recuperación en V.

La previsión se ajusta por completo a la situación en España. “La recuperación de la economía española ha comenzado, pero no va a ser tan intensa como el descenso. Aunque vaya mejor, aún hay muchos trabajadores en ERTE, y aquellos temporales que lo perdieron en marzo han quedado fuera de esa figura”, explica Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research. “Los ERTE han funcionado bien pero los temporales quedaron fuera. El 70% del empleo perdido en el primer mes de pandemia fueron temporales no renovados”, añade Raymond Torres, director de coyuntura y análisis internacional de Funcas.

Los expertos avisan del riesgo de rebajar estímulos fiscales demasiado pronto

La aplicación de los ERTE como fórmula de evitar una destrucción directa de empleo, las líneas de créditos ICO por 100.000 millones de euros y el ingreso mínimo vital han sido las principales líneas de actuación del Ejecutivo español para frenar la hemorragia económica causada por el coronavirus. Unas medidas en línea con la respuesta dada por la mayoría de países europeos. Pero, acabado el estado de alarma, se inicia una nueva etapa que va a requerir de nuevas fórmulas, dirigidas especialmente a los dos sectores que concentran en mayor medida el derrumbe económico y la pérdida de empleos: el turismo y la automoción. “Estos sectores requieren una respuesta que vaya más allá de lo coyuntural”, apunta Torres. El propio gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, advertía esta semana del riesgo de rebajar los estímulos fiscales antes de tiempo.

En las últimas semanas, turismo y automoción están siendo el foco de iniciativas gubernamentales, que en algunos países pasan por las ayudas directas. En España, el Gobierno ha anunciado ayudas de 3.750 millones para la industria del motor, que incluye ayudas directas para cambiar de coche, aunque no se ha optado por la ayuda directa al turismo, a pesar de las quejas tras un paquete de estímulos por 4.262 millones de euros –en buena parte créditos del ICO– que el sector considera insuficiente. “Solo perder el mes de junio en el turismo supone en España una pérdida de 11.000 millones de euros. La economía del país no se puede permitir volver a cerrar fronteras en julio o agosto y que la crisis de liquidez se convierta en una crisis de solvencia”, señala Gonzalo de Cadenas-Santiago, director de análisis macroeconómico y financiero de Mapfre Economics.

La importancia del turismo

La evolución del turismo en este verano va a ser determinante para el PIB del tercer trimestre y para dibujar la intensidad de la recuperación. En una industria tan vital para España, los expertos coinciden en la necesidad de generar confianza hacia los destinos españoles como lugar seguro. “Más importante que un bono turístico es destinar recursos a generar confianza y que haya transparencia sobre los datos”, añade Cardoso. Para Torres, “también hay que pensar en mejorar la calidad de la oferta turística y generalizar de forma masiva los test, dar la máxima seguridad”.

Queda descartada la salida en V; el efecto de una vacuna no llegaría hasta 2021 o 2022

El frente económico más inmediato está por tanto en salvar la campaña turística, en un país en el que este sector representa el 12% del PIB. Pero la gravedad de la crisis abre también un duro desafío para el medio plazo, que exigirá medidas que deben empezar a diseñarse desde ya. “Contamos con que habrá una segunda oleada del virus, y eso exige un plan de actuación sistémico y de desarrollo sectorial. Potenciar desde ya el sector turístico y reformularlo en 2021, pero también apostar por las actividades que sabemos hacer bien, con planes de construcción pública e infraestructuras, de energías renovables y ayudas al motor”, afirma De Cadenas-Santiago. Su previsión para 2021 se desmarca del rebote mayoritario que los expertos prevén para 2021. “El PIB español crecerá el año próximo como mucho el 2%. Si una economía cae el 10%, se quedan muchas cosas por el camino”.

En BBVA Research, que sí prevén un alza del PIB en 2021 del 5,7%, “lo más importante a futuro será vigilar que el gasto público es eficiente, establecer cierto tipo de control fortaleciendo por ejemplo el papel de la Airef”, explica Miguel Cardoso. Y apunta además a uno de los grandes debates pendientes, el de las pensiones públicas como fórmula para garantizar la sostenibilidad de la deuda a futuro, a la vista de la pesada herencia de endeudamiento que dejará la actual crisis.

La necesidad del máximo estímulo fiscal como respuesta a la crisis no se pone en duda en todo caso en el momento actual. “Se deben tomar más medidas si están bien diseñadas. Es mejor poner toda la carne en el asador ahora, más aún considerando la red de seguridad del BCE”, insisten desde Funcas.

La importancia de continuar con los estímulos es de hecho un diagnóstico a nivel global. Desde HSBC advierten de hecho que el gran riesgo para la recuperación económica es un error en las políticas fiscales. “Después de las medidas de liquidez, el desafío de la solvencia permanece. Nos preocupa que una especie de fatiga en los estímulos pueda suponer el fin de las políticas de apoyo demasiado pronto”, añade la entidad, que apunta además al hecho clave, y que determina la diferencia de esta crisis frente a la de 2008, de que “los inversores parecen estar más preparados que nunca a permitir que los gobiernos rompan con los tabúes fiscales”.

En una crisis como la actual de dimensiones y causas sin precedentes, el verdadero punto de inflexión llegará con el descubrimiento y desarrollo de una vacuna eficaz para el conjunto de la población. Será la fórmula para que el consumo y la confianza regresen a los niveles previos a la pandemia. En Schroders no prevén que tal vacuna llegue hasta mediados de 2021 y en Citi auguran que el efecto de tal remedio no se verá hasta 2022. Hasta entonces, queda un largo camino de incertidumbre, en el que habrá que convivir con los rebrotes del virus y en el que diseñar una reconstrucción de modo que el virus no sea un lastre también para el medio y largo plazo.

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Sobre la firma

Nuria Salobral
Es jefa de la sección de Inversión en el fin de semana y redactora especializada en temas financieros y política monetaria. Trabaja en Cinco Días desde 2006, donde ha cubierto la quiebra de Lehman Brothers, el rescate a la banca española o las decisiones del BCE. Nacida en Madrid, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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