Miguel Zurita: “Es demagogia decir que el ‘private equity’ se aprovecha de las crisis”
Abandona hoy la presidencia de Ascri tras dos años al frente de la patronal española del capital privado
Miguel Zurita culmina hoy sus dos años como presiente de Ascri. El también managing partner de Altamar asumió su cargo en 2018 y en este tiempo puede presumir de haber llevado a la inversión en private equity a máximos históricos el año pasado, por encima de los 8.000 millones. Ha tratado de cambiar la imagen pública de un sector —ahora se llama capital privado a lo que antes se conocía como el capital riesgo— cuya reputación sufrió con la crisis con la imagen de un imán de atracción de capital y talento para las grandes empresas españolas, pero también para las medianas y las startups. Lega a su sucesor, que será elegido hoy mismo por la junta directiva del lobby del private equity español, una crisis en explosión y de dimensiones aún desconocidas, un nuevo sistema de autorizaciones administrativas a pelear con el Gobierno y una larga lista de reivindicaciones en mejoras fiscales y reducción de trabas burocráticas.
- R. ¿Qué balance hace de sus dos años al frente de Ascri?
- R. Han sido unos años muy buenos para el sector, que ha experimentado un crecimiento importante. Ha hecho bien las cosas, ha ofrecido una buena rentabilidad a sus inversores y un impacto positivo en la economía. Se ha avanzado también en potenciar la responsabilidad social corporativa de los fondos y de sus participadas, así como se ha impulsado la inversión de impacto.
- R. ¿Qué retos deja a su sucesor?
- R. Afronta un momento importante en el que debe mostrar una respuesta como sector. Ya lo demostró en anteriores crisis, el capital privado tiene un impacto positivo. Además queda pendiente algún reto regulatorio.
- R. ¿A qué se refiere?
- R. En esta área queda muchísimo por hacer. En estos años hemos solucionado algún problema con los pagos a cuenta del impuesto de sociedades y también hemos conseguido avances en la fiscalidad del carried interest en algunas partes de España. Queda pendiente fomentar la participación de instituciones españolas (fundamentalmente fondos de pensiones), extender la nueva fiscalidad del carry al resto de España o flexibilizar los trámites administrativos para startups. A esto se le añade el reciente cambio en el régimen de inversión extranjera. Consideramos, por lo que hemos visto hasta el momento, que la norma es demasiado amplia.
- R. ¿Qué proponen al Gobierno para matizar este nuevo sistema de petición de autorización administrativa para algunas inversiones?
- R. Si es una medida para evitar que la tecnología y otros sectores sensibles caigan en manos de Gobiernos extranjeros, el sector es inofensivo. Nuestras inversiones son temporales y debemos ser excluídos de la petición de autorización previa.
- R. ¿Y si el Gobierno decide que sean incluidos?
- R. En ese caso, habría que aclarar que la nacionalidad a considerar fuese la de la gestora y no la de los inversores del fondo. También se debería acotar qué sectores están afectados y converger con las iniciativas de otros países de la UE. No debería proponerse un sistema más restrictivo que lastre la inversión. Y se debería también agilizar el proceso para que no se retrase más que la autorización de la CNMC.
- R. ¿Qué respuesta han recibido del Gobierno?
- R. Nos oyen, pero no sabemos si nos escuchan. Están desarrollando un reglamento, que debe pasar por el Parlamento, y ahí veremos si han incluido nuestras propuestas.
- R. Sobre todo esto parece que vuelve a planear la idea de que los fondos de private equity son buitres que se tratan de aprovechar de empresas en crisis, ¿qué opina al respecto?
- R. Todo el mundo prefiere comprar barato. Nuestro negocio no es comprar barato, sino que es comprar, gestionar y vender. Lo importante es hacer crecer a las compañías participadas. Es demagogia decir que el private equity se aprovecha de momentos de crisis. No somos una ONG y no gestionamos nuestro dinero. Gestionamos el dinero de pensionistas y aseguradoras a los que nos debemos para ofrecer una rentabilidad.
- R. ¿Teme que pueda ocurrir lo contrario, que quien ha comprado en los últimos años a múltiplos muy altos ahora se vea obligado a vender mucho más barato?
- R. Todos sabíamos que los años que hemos vivido eran excepcionales. Sabíamos que se estaba comprando a precios altos. Había que comprar compañías que sabías que era importante saber qué podías hacer para hacerlas crecer mucho. La caída ha sido muy rápida y todo dependerá de cómo se recupere la compañía, pero puede ocurrir. El listón se ha elevado.
- R. Otra de las críticas que se hacen al sector es haber utilizado estructuras de deuda muy agresivas para financiar la compra y el crecimiento de las participadas, ¿cree que esto puede ser un problema?
- R. Quien se ha endeudado más de lo que debiera tendrá problemas y deberá buscar una solución. No es la tónica general del sector y son excepciones. La situación en términos relativos es mucho mejor a la de la crisis anterior. Las estructuras de deuda que tienen las compañías de nuestros portfolios son más flexibles y permiten, por ejemplo, firmar una deuda ahora y repagarla al vencimiento. Los covenants son más amplios. Además, en este caso, la liquidez no ha dejado de fluir y tanto los Gobiernos como los Bancos Centrales han actuado rápido.
- R. ¿Cómo deben afrontar los fondos de capital riesgo esta nueva delicada situación económica derivada del coronavirus?
- R. Como lo están haciendo, centrándose en gestionar las compañías en cartera. El sector público, en el que se ha puesto mucho énfasis hasta ahora, no puede dar una solución única al problema que afrontamos. Lo privado es clave para mantener las compañías vivas, tanto para generar empleo como para afrontar las consecuencias de crisis sanitaria, con el papel importantísmo que han desempeñado los hospitales privados. Es importante además potenciar la responsabilidad social corporativa en nuestras participadas y ser solidarios.