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Cómo invertir en cotizadas bajo la tutela de los Gobiernos

La crisis del coronavirus desata una oleada de rescates públicos y ayudas a grandes compañías

Getty
Miguel Moreno Mendieta

Las situaciones excepcionales requieren respuestas excepcionales. La propagación del Covid-19 ha desencadenado una crisis económica mundial sin parangón. Estancamiento del consumo, fábricas cerradas, desplome del Producto Interior Bruto (PIB)... La Organización Mundial del Trabajo calcula que más de 300 millones de personas perderán su empleo. Y millones de empresas quebrarán.

Para tratar de contener la hemorragia, los Estados han puesto en marcha la mayor respuesta económica, monetaria y fiscal desde la Segunda Guerra Mundial, con ayudas exprés a familias sin ingresos, bombeo masivo de liquidez a través del sistema bancario y alivio en el pago de impuestos.

Aerolíneas como Lufthansa, KLM-Air France van a recibir créditos blandos. Otras, como Iberia y Vueling, contarán con aval público en sus créditos bancarios. También grandes gigantes industriales como Renault y hasta operadores turísticos como TUI. También se están adoptando en toda Europa normativas para blindar el capital de ciertas empresas estratégicas (energía, telecomunicaciones, medios de comunicación) para evitar que puedan ser adquiridas por grupos extranjeros. Y los bancos centrales están tomando muchas iniciativas para favorecer que el sistema financiero siga inyectando dinero a la economía real, como atenuar los requerimientos de capital o ampliar el tipo de activos que pueden utilizar como colateral para obtener liquidez.

La pandemia está provocando un terremoto en los principios liberales de la Unión Europea y, de hecho, se está modificando el marco temporal de ayudas públicas, hasta el punto de permitir la entrada de capital público en empresas, cotizadas y no cotizadas”, explica el catedrático de Economía Luis Caramés Viéitez, vicepresidente de Adolfo Dominguez S.A. “Esta dinámica, que se quiere temporal, no deja de tener sus riesgos, sobre todo en contextos políticos en los que podría existir la tentación de avanzar en estrategias nacionalizadoras, con el correspondiente riesgo de fugas de capital”, advierte.

Así le afecta al inversor

Cuando una empresa cotizada solicita apoyo público, las repercusiones para el inversor son muy variadas. Por ejemplo, la concesión de créditos con ayuda estatal afecta a la política de retribución al accionista, con prohibición de reparto de dividendos y de recompra de acciones. “Como accionistas de estas empresas no deberíamos preocuparnos en el largo plazo, puesto que en su mayoría las garantías son a seis meses y no afectarían al crecimiento a largo plazo de éstas”, considera Julián Coca, responsable de Bolsa de MCH Investment Strategies.

Una línea de crédito temporal puede servir para cubrir durante unos meses la drástica caída de ingresos pero, ¿qué pasa cuando la compañía no puede devolver los préstamos y el Estado acaba entrando en el capital? “En la anterior crisis, hemos visto algunos casos de éxito en el rescate público a bancos. Todo depende de cómo se ejecute la operación. Es fundamental que haya una estrategia clara de salida. El problema es cuando la crisis se alarga y el Estado no encuentra la oportunidad de salir del capital”, reflexiona Diego Fernández-Elices, director de inversiones de A&G Banca Privada. En 2009, Estados Unidos compró millones de acciones del sector bancario y cuando acabó la crisis, logró vender con plusvalías.

Cada situación es diferente. Es muy distinto cuando se trata de compañías que arrastran problemas financieros, como Alitalia, y que además opera en un sector que va a sufrir una fuerte contracción, que cuando se trata de fabricantes de automóviles con un negocio robusto, que atraviesan necesidades puntuales de liquidez.

“Para el inversor, la situación menos invasiva es cuando hay un apoyo vía avales o créditos blandos. Cuando el Estado directamente inyecta capital, las acciones del resto de inversores se diluyen”, reflexiona José Caturla, director general de Unigest. “En general, que una empresa haya tenido que recibir algún tipo de ayuda pública no es una señal que anime a invertir en ella, pero depende mucho de cada caso”, añade.

En general, las inyecciones directas en el capital son la última opción “Cuando esto sea necesario, debería ser un último recurso ya que podría provocar una distorsión en la competencia”, concluye Maitane de la Peña, directora del departamento de fusiones, y mercado de capitales de KPMG Abogados.

Para los inversores, este tipo de rescates públicos son una garantía de que las compañías no van a sufrir un colapso inminente. Lo que no garantizan, en absoluto, es que vayan a volver a la senda del crecimiento y a ofrecer buenas rentabilidades.

Sobre la firma

Miguel Moreno Mendieta
(Madrid, 1979) es licenciado en Derecho y Economía por la Universidad Carlos III. También cursó el Máster de Periodismo de El País. Se incorporó al periódico Cinco Días en 2006, tras pasar por la web de El País y Mi cartera de Inversión. Escribe sobre el sector financiero, con un foco especial en fondos de inversión y los seguros.

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