Día Internacional de la Madre Tierra y ASG 3.0
Las inversiones sostenibles lo están haciendo relativamente mejor
Con la crisis del coronavirus CoVid-19 se da la circunstancia de que la polución se ha reducido tanto con el confinamiento mundial que ha permitido que desde la India pueda observarse la cordillera del Himalaya tras décadas escondida.
Pero es probable que la mejora de la contaminación sea de corta duración y para los gobiernos supone una gran oportunidad de acelerar la transición verde.
Hay que tener en cuenta 33% del suelo terrestre sufre degradación y para 2050, cuando seremos más de 9.000 millones de personas en la Tierra, necesitaremos producir 60% más de alimentos. Además otros problemas generan grandísima presión ambiental a la Tierra, incluyendo el incremento exponencial de gases tóxicos CO2, NOX, asociados al cambio climático y la destrucción masiva de habitas naturales.
Las inversiones sostenibles lo están haciendo relativamente mejor
El caso es que en este periodo de turbulencias las inversiones sostenibles lo están haciendo relativamente mejor que las convencionales, mostrando cierto carácter defensivo y es probable que se sigan comportando mejor en el futuro. De hecho los inversores deben analizar las alternativas al respecto con su asesor, porque a medio y largo plazo puede ser una buena idea de inversión. Más aún, las empresas que desperdician recursos y contaminan serán inversiones cada vez más arriesgadas, al contrario que las que están desarrollando soluciones innovadoras para los desafíos ambientales
Ahora bien, hace diez años se trataba de energías renovables, lo que conllevaba volatilidad y modelos de negocio no necesariamente fuertes. Hay que centrarse en soluciones medioambientales impulsadas por la tecnología para la eficiencia de recursos naturales, calidad ambiental y control de la contaminación, lo que podemos medir. Es la ASG 3.0.
400 empresas buscan soluciones a los retos ambientales
En concreto, de 40.000 empresas globalmente unas 400 empresas buscan soluciones a los retos ambientales y tienen impacto positivo en al menos uno de nueve "límites planetarios", como los define por el Centro de Resiliencia de Estocolmo, que al ser violados ponen en peligro las condiciones fundamentales para la prosperidad humana -cuatro de las cuales se han superado, incluyendo cambio climático y pérdida de biodiversidad-. Así, mediante este proceso, es posible identificar las industrias de menor huella ambiental a lo largo del ciclo completo vida del producto o servicio, eliminando empresas involucradas en exploración de petróleo y gas, combustibles fósiles o productos químicos. Se trata de proveedores de soluciones en energía renovable y eficiencia energética, desmaterialización de la economía, agricultura y silvicultura sostenible, suministro y tecnología del agua, gestión de residuos y reciclaje y control de la polución.
Simultáneamente, mediante esta inversión, se contribuye a Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas como “acción climática”, “agua limpia y sanitaria” y “consumo y producción responsable”.
Se trata de un universo muy amplio y suficientemente diversificado, cuyo mercado estimamos en 2,5 billones de dólares y que, una vez la economía mundial se haya estabilizado tras este shock, pueden crecer al 6 o 7 % anualmente, más del doble que la economía mundial los últimos años.
Servicios esenciales para la economía
De forma natural incluye servicios esenciales para la economía, como gestión del agua y residuos, con balances robustos, capaces de proporcionar un flujo de caja constante, sin tecnologías basadas en subvenciones, lo que es especialmente interesante ante un crecimiento económico mundial débil y presupuestos gubernamentales limitados tras la respuesta a la pandemia. En energías renovables, ya competitivas sin subsidios, por ejemplo, además de empresas que producen energía limpia (solar, eólica o de agua), hay que tener en cuenta las que transmiten y almacenan energía, las que reducen la huella ambiental de las baterías y las relacionadas con eficiencia en construcción y transporte, lo que será una prioridad a medida que las empresas se recuperen de la actual contracción.
Además esta inversión medioambiental incluye compañías relacionadas con simulación, con modelos de negocio de suscripción y elevados flujos de caja, menos cíclicas que otras tecnológicas, con mayor capacidad para invertir una vez la crisis se haya resuelto y que pueden aprovecharse de movimientos de adquisición y consolidación. Se trata sobre todo de empresas de software, como Applied Materials o Autodesk. En control de contaminación es el caso de la especialista Thermo Fisher Scientific, Smurfit Kappa en materiales de empaquetamiento, Kingspan en aislamiento o la maderera canadiense Kion en silvicultura sostenible.