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Prestamos con aval

La banca ofrece créditos puente para acelerar la liquidez blindada por el ICO

El proceso administrativo ralentiza el ritmo de autorización; las entidades financieras buscan soluciones para inyectar liquidez

Sede del Instituto de Crédito Oficial (ICO).
Sede del Instituto de Crédito Oficial (ICO).Pablo Monge

No hay varitas mágicas para solucionar las mil aristas de la crisis del Covid-19. Los bancos españoles tratan de evitar que las pequeñas empresas se queden sin liquidez, ante algunos problemas de las entidades en la tramitación de los avales del Gobierno para paliar el efecto del Gran Confinamiento en el tejido productivo.

Se están realizando denodados esfuerzos por parte del Instituto de Crédito Oficial (ICO) y sus alrededor de 330 empleados para atender las solicitudes, pero estas no llegan con la rapidez deseada, y la banca busca soluciones para inyectar el dinero. La más habitual es conceder créditos puente por su cuenta y riesgo, a la espera de que se valide el aval.

El Ministerio de Economía reaccionó rápido y, a mediados de marzo, anunció 100.000 millones en avales públicos para que las entidades financieras reduzcan su miedo a inyectar liquidez. El escudo es del 80% para los créditos a pequeñas y medianas empresas, y entre el 60% y el 70% para el resto. El día 24 del mes pasado se acordaron los detalles y el 6 de abril estaban disponibles 20.000 millones. El Gobierno decidió activar la misma cantidad unos días más tarde, debido a que una parte de las entidades habían agotado los avales, concedidos en función de las cuotas de mercado. Pero esta vez solo para pymes, a diferencia del primer tramo, compartido al 50% con grandes empresas.

En las condiciones de los avales se especifica que los importes inferiores a 50 millones no requerirían más análisis de riesgos que el del propio banco. Y es así. Una portavoz del Ministerio de Economía explica que la automatización es total, con la concesión instantánea para los créditos inferiores a ese importe, pero añade que es necesario que se incluya un anexo con tres documentos. Es aquí donde se está produciendo el atasco. El número de peticiones es ingente. El Gobierno ha aprobado unas 50.000, pero solo en uno de los bancos consultados tiene cursadas más de 100.000.

Hay un cuello de botella, reconocen las entidades, que señalan al ICO, si bien desde Economía niegan que haya problemas de atasco en el banco público y añaden que en 10 días hay más aprobaciones que en todo 2019. El importe aprobado es de 7.000 millones, cuando en otra entidad advierten de que solo sus peticiones superan los 10.000 millones.

Desde las entidades señalan que incluir las peticiones en el sistema del ICO no ha ido todo lo bien que se hubiera deseado, pero añaden que la maquinaria se está engrasando. La concesión ya se está acelerando y esperan que en pocos días el ritmo se incremente.

Así, los créditos puente que ofrecen las entidades, para que el dinero esté casi de manera instantánea en la cuenta del cliente se conceden una vez que se ha comprobado su viabilidad de cara al ICO. Lo que ocurre es que el traslado de la documentación del anexo está resultando más lenta.

Los créditos que ofrecen las entidades pueden tener un tipo de interés superior al de los blindados, pero el compromiso es que, una vez se reciba la luz verde del organismo público, se amortice esa financiación transitoria con la avalada.

Otros problemas de la medida

Los avales públicos son el recurso empleado por el resto de países europeos y de EE UU para facilitar que llegue la liquidez a las empresas. Francia, Italia, Alemania y Reino Unido están sufriendo los mismos problemas con sus respectivos ICO. Y, como en España, se da otra cuestión: los créditos necesitan el visto bueno del análisis de riesgos de la entidad. Esta es, en última instancia, la que decide si concederlos o no. Y ni siquiera con el 80% blindado de España o el 90% de Alemania o Francia en algunos casos los bancos están dispuestos a asumir el riesgo restante. Hay ocasiones en las que las operaciones previas de crédito habían sido mínimas, por lo que es complicado que los bancos se decidan a abrir el grifo. Ocurre así, por ejemplo, con autónomos cuyos negocios no había necesitado financiación.

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