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Tribuna
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La cultura empresarial, a examen con la pandemia

Esta crisis, que ya es sistémica, obligará a replantear el estilo de dirección y la cultura que reina en las organizaciones

CINCO DÍAS

Como decía Warren Buffett, “cuando baja la marea se ve quién nadaba desnudo”. Pues la marea bajó para todos y parece que tardará en subir, poniendo en evidencia las herramientas disponibles, y sobre todo el estilo de dirección de cada empresa.

La crisis económica del 2008 demostró lo dependientes que éramos de la demanda que llegaba a nuestras empresas, nos llevó a replantearnos nuestra habilidad de generar negocio y cómo estábamos organizados para conseguirlo.

Esta crisis ya no es económica en realidad, sino sistémica, y nos obligará a replantear cómo se relacionan las empresas entre ellas, los trabajadores y, por supuesto, el estilo de dirección y la cultura que reina en nuestras organizaciones. El mundo ya no será el mismo tras este mes de marzo.

Aspecto como el presencialismo, los horarios de entrada y salida, la eficiencia en los desplazamientos al centro de trabajo, la gestión del tiempo, la manera de medir el desempeño y, sobre todo, la cultura de la empresa tiene que ser forzosamente objeto de revisión.

Las empresas que hayan cultivado el presencialismo lo van a tener mucho más complicado ya que su estilo de dirección va a ser irrelevante en la era pos-Covid-19. Por el contrario, aquellas que hayan apostado por la independencia y la confianza en la actuación de sus colaboradores, y en desarrollar una vinculación que sea un compromiso real con la empresa y su propósito, verán recompensado sus esfuerzos. Estas empresas y su cultura, su manera de hacer y el compromiso de las personas con la organización marcarán la diferencia, una diferencia que el cliente será capaz de detectar y valorar.

Los procesos de venta y de compra cambiarán drásticamente ya que las reglas del juego para generar confianza a nuestro comprador van a ser totalmente diferentes. Ante la imposibilidad de realizar visitas físicas a las empresas, nuestra habilidad de conectar digitalmente con nuestros clientes y la capacidad de transmitir esta confianza tendrá un gran valor.

Por esta razón el marketing que realicemos deberá ser más digital que nunca. Nuevas relaciones, nuevas distancias, y consecuentemente nuevos canales de comunicación nos tienen que acompañar en la generación de confianza en remoto. Deberemos ser claros, concisos y directos a la hora de comunicar y ofrecer valor a nuestros clientes.

Digitalizarse no es utilizar las redes sociales para darnos a conocer. La digitalización es poner en valor la tecnología para que nos ayude a mejorar los procesos, dando acceso a la información adecuada a quién corresponda, cuándo la necesite, y dónde sea de mayor utilidad para conseguir los objetivos de la organización.

Esta crisis va a revelar quien todavía depende en exceso de procesos operados mecánicamente por personas que podrían dedicarse a aportar creatividad, inteligencia y muchas otras habilidades. La digitalización permitirá también generar datos que nos ayuden a focalizar nuestras tareas en aquellas acciones que aporten valor a la compañía y liberarnos de las que nos han venido heredadas de procesos caducos y aprendidos.

De repente, los cuadros de mando que miden el desarrollo del negocio tendrán que ser revisados de arriba abajo. Con especial foco en la actividad digital de nuestros equipos para generar negocio y soportarlo tomando decisiones en tiempo real.

Las empresas también deberán reflexionar sobre el hecho de que no deben ofrecer simplemente valor a sus clientes, sino valor fiable, entendido por aquel que implica comprometerse a un cierto nivel de servicio en todas las circunstancias. Y para ello se deber buscar algo más que el proveedor más barato al otro lado del mundo y relaciones que impliquen un win-win para todas las partes.

Vamos a empezar a ver el tiempo de otra manera, a eliminar todas aquellas acciones sin valor y a pensar que la resistencia al cambio siempre acaba por pasar factura. Seamos positivos, ¡Como en la crisis anterior, Covid-19 nos va a enseñar mucho!

 Óscar Torres es Director del programa B2B Management de Esade Executive Education

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