El Gobierno intenta recuperar parte de la credibilidad perdida
Un mayor diálogo hubiera permitido graduar y afinar los mensajes mucho más desde el principio
La rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de ayer puso de manifiesto las dos caras de este Gobierno de coalición. Mientras el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, cargaba demagógicamente contra los “fondos buitre”, metiendo en ese saco en la práctica a cualquier empresa inmobiliaria, la vicepresidenta tercera, Nadia Calviño, lanzaba guiños de agradecimiento a las empresas. A sus donaciones y a su solidaridad, pero sobre todo a su papel vital para que la economía española funcione, cree riqueza y empleo.
El Gobierno se ha dejado buena parte de su credibilidad en la gestión de la crisis económica provocada por el coronavirus con el decreto del permiso retribuido recuperable. Eso ha sido así por la falta de diálogo y de explicaciones adecuadas sobre el mismo, también por la poca seguridad jurídica que confería la redacción de la norma, publicada de forma tardía y con una moratoria parcial que ha provocado confusión incluso dentro de los miembros del Gobierno sobre cuándo entraba en vigor (Iglesias lo demostró ayer al equivocarse al respecto) y además por el erróneo mensaje con que se lanzó. Se puso el acento más en la reducción de actividad que en la de movilidad. La vicepresidenta económica trató de enmendar ese error ayer, pero ya era algo tarde. Calviño puso al acento en que el teletrabajo estaba permitido (algo a lo que Sánchez el sábado ni siquiera hizo mención) y en que las industrias podían mantener un nivel de actividad mayor del que parecía inicialmente. Industria incluso abrió la mano con una interpretación en que permite que operen las empresas exportadoras y Calviño se refirió a las que tengan que servir pedidos a clientes. Un mayor diálogo hubiera permitido graduar y afinar el mensaje mucho más desde el principio.
Junto a esa rectificación implícita, el Gobierno presentó ayer un paquete de medidas sociales en principio bienintencionadas y seguramente acertadas en su mayor parte. Pero una vez más las anuncia sin cuantificar mínimamente su alcance ni su impacto presupuestario, el mismo día en que se publican unas cifras de déficit que muestran que este Gobierno no ha aprovechado los tiempos de vacas gordas para mejorar su margen fiscal. Y, a pesar de carecer de dotación presupuestaria, se presentan de nuevo sin el suficiente diálogo previo con las comunidades autónomas, los partidos políticos ni los agentes sociales. No es la mejor forma de ganar apoyos ni de recuperar la credibilidad. Viene una crisis muy severa y el Gobierno solo no va a poder con ella. Más vale que busque buena compañía.