El Banco de España confía en que el impacto del virus en la economía y el empleo sea “transitorio”
A la entidad le preocupa la caída en el turismo y el consumo interno y llama a la UE a emitir 'coronabonos'
En el cuarto trimestre de 2019, el ritmo de avance del PIB español siguió siendo relativamente elevado, claramente superior al del área del euro, repuntando una décima, hasta el 0,5%. En enero y febrero de este año, la dinámica de la actividad económica fue similar a la registrada a finales del ejercicio pasado. Sin embargo, la tendencia se ha visto alterada "de forma drástica" por la crisis sanitaria y económica del coronavirus Covid-19, tal y como reconoce el Banco de España en su Informe trimestral sobre la economía española, publicado este miércoles, que prevé un impacto "muy negativo" en el corto plazo. Los efectos para la economía de las políticas llevadas a cabo por los diferentes gobiernos -que han requerido la adopción de medidas extraordinarias de limitación de la movilidad de las personas y cese de una parte importante de la actividad productiva- deberían ser, no obstante, transitorios, aunque tal y como reconoce el supervisor, por el momento son muy difíciles de cuantificar.
En España, la magnitud del impacto de la pandemia, incluyendo el procedente de las necesarias medidas de contención adoptadas, sobre la actividad económica y el empleo será muy pronunciado en el corto plazo. "La declaración del estado de alarma supuso una limitación drástica de los movimientos de las personas y la suspensión casi completa de la actividad de algunas ramas de los servicios, como la hostelería o el comercio minorista. También ha cesado la producción en algunas ramas manufactureras, como, por ejemplo, la industria automovilística, a causa del parón de la demanda y de la interrupción de las cadenas de suministro", explica el Banco de España. Sin embargo, y pese a que la estimación del impacto y la duración de esta perturbación sobre la economía "está sometida a un grado de incertidumbre muy elevado", debería tratarse de una perturbación de carácter "fundamentalmente transitorio".
Uno de los puntos que más preocupan es el turismo. Un primer ámbito en el que se hicieron patentes las consecuencias de la expansión geográfica de la epidemia sobre la economía española, recuerda el supervisor, fueron los flujos de viajeros internacionales. Aparentemente, mientras el foco de la enfermedad estuvo circunscrito a China, el impacto directo sobre la economía española fue modesto. Sin embargo, el rápido crecimiento del número de personas infectadas en los países europeos ha requerido acciones drásticas para frenar el ritmo de contagio, "con consecuencias muy importantes en varios sectores".
Todo ello, incluidas las medidas de confinamiento, ha llevado a que desde la perspectiva de los componentes de demanda, haya un impacto muy pronunciado "sobre el gasto en bienes de consumo de los hogares, que se suma a la práctica desaparición del turismo receptor. También hay impactos en la oferta. Así, desde esta óptica, las interrupciones en las cadenas de suministros, nacionales e internacionales, y la propia disminución brusca de la demanda han conducido al cierre de algunas industrias. No existen todavía datos que evalúen el impacto negativo sobre el empleo, pero, con mucha probabilidad, este está siendo muy significativo.
La entidad que gobierna Pablo Hernández de Cos también reprocha al Ejecutivo no haberse conseguido blindar para afrontar esta crisis con más capacidad financiera. La información más reciente, recalca el Banco de España, apuntaría a que en 2019 no se habría avanzado en la corrección de los desequilibrios en las cuentas públicas españolas y se habría registrado una ratio de déficit público sobre PIB similar a la del año anterior. "Ello implicaría un déficit estructural en línea con el de 2015, lo que lleva a concluir que la fase expansiva no fue aprovechada para construir un colchón presupuestario que habría permitido afrontar desde una posición más sólida la actual crisis sanitaria", recoge el informe.
Las consecuencias a medio y largo plazo estarán determinadas, cree el Banco de España, por la duración de la crisis sanitaria y por el impacto del paquete de medidas llevado a cabo por las diferentes administraciones. Con todo, a día de hoy, sus efectos son imposibles de prever. "Las autoridades fiscales, laborales, monetarias y supervisoras han anunciado una serie de medidas que, tomadas conjuntamente, implican la mayor movilización de recursos públicos ante una crisis de la historia reciente", señala la organización. En la fecha de cierre de este informe, muchas de ellas se hallan en la fase de concreción de algunos de sus aspectos esenciales y otras están comenzando a implementarse. Asimismo, no se descartan, de acuerdo con los últimos mensajes de las principales autoridades económicas, nacionales y europeas, nuevas actuaciones para limitar la incidencia social y económica de la pandemia.
El Banco de España, que por el momento valora de forma positiva las medidas fiscales iniciadas individualmente por los socios de la Unión Europea, así como los estímulos que llegan por parte del Banco Central Europeo y de la Comisión Europea, plantea la movilización de 500.000 millones de euros por parte de la Comisión, la emisión de los conocidos como coronabonos para mutualizar la deuda en el conjunto de la Unión y activar un seguro de desempleo europeo que comparta los riesgos y los costes derivados de la crisis.
El peso del sector automovilístico
En el apartado de la industria de automoción, el organismo afirma que las modificaciones regulatorias y la falta de un paradigma tecnológico que reemplace al basado en el motor de combustión podrían hacer persistir la debilidad en las ventas de coches en España. A estoy hay que sumarle el cierre temporal de todas las factorías de vehículos y de los concesionarios por la crisis sanitaria.
El estudio señala que la incertidumbre en el sector del automóvil podría tener un carácter transitorio y que se disiparía en cuanto se internalicen completamente los cambios normativos. Si eso ocurriera, se recuperarían en un futuro las matriculaciones. En este sentido, el Banco de España señala que la necesidad de incorporar tecnologías que reduzcan las emisiones para cumplir con los nuevos estándares puede presionar al alza los costes de fabricación y, en consecuencia, el precio de los automóviles nuevos.