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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La vivienda acusa la desaceleración y la madurez de su ciclo de crecimiento

Más allá de los retos que supone un 2020 complejo, el sector en España tiene ante sí un horizonte con riesgos específicos

CINCO DÍAS

El mercado de construcción de la vivienda cerró el año pasado con unas cifras que evidencian el progresivo enfriamiento que vive el sector tras unos últimos años de notables crecimientos. La inversión residencial repuntó solo un 0,8% frente al 6,6% de 2018 mientras que la aportación de la construcción al PIB se redujo a la mitad en comparación con el año anterior. Aunque las cifras no son definitivas, el año se cerró con un repunte aproximado de un 5% en los proyectos de obra nueva en fuerte contraste con los incrementos –superiores al 25%– que se han visto en los últimos tres años. Como consecuencia de esa ralentización, el empleo en el sector ha cerrado el año también con caídas.

La desaceleración que está experimentando el mercado se explica por la confluencia de varios factores. Por un lado, es el reflejo del enfriamiento general que está viviendo la economía en su conjunto, a cuyos efectos la vivienda no solo no es impermeable, sino que resulta especialmente sensible por tratarse de la principal inversión de las familias. Las compraventas de casas han caído un 3,6% en el acumulado hasta noviembre, aunque el segmento de obra nueva –que supone el 20% de las operaciones– ha resistido y logrado repuntar un 0,83%. A ello hay que sumar la progresiva normalización de la curva de crecimiento del sector, que avanza hacia la madurez tras unos últimos años de crecimientos exponenciales propios de un mercado que ha dejado atrás una crisis profunda. Ha habido también factores coyunturales que han incidido en la actividad, como la parálisis legislativa que ha impuesto la ausencia de Gobierno o los efectos que ha tenido la aprobación de la reforma hipotecaria sobre el cierre de las operaciones de compraventa.

Más allá de los retos que supone un 2020 complejo y marcado por la desaceleración económica y los riesgos geopolíticos, ya se trate del Brexit o de la evolución de la economía china, el mercado de la vivienda en España tiene ante sí un horizonte con riesgos específicos. Es el caso de la propuesta incluída en el acuerdo de PSOE-Podemos para controlar los precios de los alquileres, aunque finalmente quedará en manos de los ayuntamientos y se limitará a la creación de unos índices oficiales informativos sobre las rentas. De cualquier forma, es importante evitar cualquier tentación intervencionista que pueda distorsionar los precios. Especialmente en un sector que deja atrás una intensa etapa de recuperación y tiene ante sí el reto de consolidar un crecimiento racional y sostenible.

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