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Así fue el culebrón de la ruptura de Ana Botín con Andrea Orcel

Reconstrucción con mensajes de los detalles del fichaje frustrado

Andrea Orcel, Ana Botín y José Antonio álvarez.
Andrea Orcel, Ana Botín y José Antonio álvarez.

En septiembre de 2018, Banco Santander, uno de los bancos más grandes de Europa, publicó en su cuenta de Twitter un vídeo de su recién nombrado consejero delegado, un banquero de inversión italiano llamado Andrea Orcel. El vídeo muestra una reunión con la jefa del banco, Ana Botín, en el que el italiano de pelo plateado gesticula con determinación.

Unos pocos meses más tarde, el banco grabó un nuevo vídeo, destinado a los inversores y a los medios de comunicación, en su sede de Madrid. En él se muestra a Botín, que encabeza una dinastía bancaria de 150 años de antigüedad, diciendo que ha retirado la oferta porque la retribución de Orcel sería demasiado alta para el banco, según dos personas con conocimiento directo de la grabación. En el vídeo, se muestra a un Orcel que en apariencia está de acuerdo con el desenlace.

Ese clip nunca se publicó; de hecho, el italiano dice ahora que fue engañado. La ruptura que se produjo tras la reunión se ha convertido en uno de los conflictos laborales más amargos y de mayor perfil de la historia reciente de Europa, desembocando en una demanda civil que se abordará este año en un tribunal español. En este relato del choque entre Botín y Orcel, el más exhaustivo realizado hasta ahora, se ofrece un peculiar acercamiento a la cúpula de uno de los mayores bancos del mundo, un coloso familiar con una cultura propia. También es una historia de cómo, pese a que ha transcurrido una década desde que llovieran críticas a los banqueros por la devastadora crisis financiera mundial, todavía no ha calado del todo en el sector el mensaje de austeridad.

En mayo, Orcel demandó al Santander, exigiendo que el banco honrara su oferta o le pagara 112 millones de euros (más de 120 millones de dólares) en daños y perjuicios, lo que equivale al 1,7% de los beneficios del banco en 2019.

En su demanda, Orcel dice que una carta en la que se establecía su remuneración era un contrato vinculante y que el vídeo en el que se le mostraba aceptando su retirada fue grabado con un pretexto falso, según los documentos que presentó ante el juzgado. En respuesta, Santander dijo que, según la legislación española, una carta de oferta no es un contrato y que el comportamiento de Orcel durante las negociaciones hizo que el banco perdiera la confianza en él.

Al margen de lo que decida el tribunal, existe un amplio volumen de pruebas —mensajes de texto y a través de internet entre los dos y sus familiares, extractos de documentos judiciales y entrevistas con ocho personas involucradas— que muestran la erosión de una relación amistosa. Los mensajes —algunos divulgados por primera vez en este reportaje- sugieren que el proceso de contratación para uno de los puestos financieros más importantes de Europa se torció en parte porque los viejos lazos entre los poderosos llevaron a actuaciones precipitadas y falsas presunciones.

Ana Botín, que ahora tiene 59 años, era una dirigente bancaria que había sido nombrada presidenta ejecutiva del grupo para suceder a su difunto padre, Emilio, un patriarca legendario que había convertido a Santander en un negocio global a través de hábiles adquisiciones. Orcel, de 56 años, un banquero muy respetado que, según algunos medios de comunicación, es el “George Clooney de la banca de inversión”, había sido el banquero de inversión al que Botín acudía para pedir consejo sobre operaciones y estrategias.

“Lo más importante para mí es tu energía y entusiasmo; y sé que tanto para ti personalmente como para tu familia esto será algo bueno”

25 de julio, mensaje de Ana Botín a Andrea Orcel

(Esta y otras reproducciones de mensajes de texto se basan en textos originales o en documentos presentados a los tribunales examinados por Reuters. En algunos casos están traducidos del inglés. Algunos han sido editados para facilitar su comprensión, y Reuters ha modificado dos para preservar el anonimato de personas con papeles secundarios en la historia).

Cuando comenzó el cortejo a mediados de 2018, Botín y la esposa portuguesa de Orcel, Clara Batalim-Orcel, conversaron sobre los planes de la familia Orcel de cambiar su mansión en Holland Park, Londres, por una bonita casa en Madrid, según fuentes conocedoras del asunto.

Sin embargo, a pesar de las promesas, los términos de la oferta de septiembre de 2018 para contratar a Orcel, examinada por Reuters, no quedaban claros. Resulta crucial que el Santander prometió pagar “hasta” 35 millones de euros de un paquete de 55 millones de euros que Orcel debía recibir en los próximos años de la sociedad en la que trabajaba en ese momento, el banco suizo UBS. La carta decía que Orcel haría sus “mejores esfuerzos” para limitar ese coste para el Santander consiguiendo que el banco suizo contribuyera con parte de la suma.

UBS se negó, y Orcel no aceptó menos de 35 millones de euros. Al final, los banqueros y sus cónyuges tendrían un encuentro frío en una cafetería cerca de Mayfair, en Londres. Y el consejo de administración de Santander había emitido un comunicado cuestionando la “dudosa calidad ética y moral” de Orcel, alegando que estaba grabando en secreto conversaciones privadas, algo que había hecho, según dijo a Reuters una fuente cercana a Orcel, por consejo legal.

El choque ha sacudido al sector de la banca de inversión en Europa, donde Orcel es uno de los más conocidos negociadores de operaciones. También plantea el interrogante de cómo uno de los bancos más importantes de Europa —Santander tiene 144 millones de clientes en todo el mundo— podía nombrar a un nuevo consejero delegado sin cerrar previamente el asunto de la remuneración.

El Santander, fundado por un Real Decreto en 1857, ha sido dirigido por los Botín durante cuatro generaciones. Su estilo ha sido siempre moverse con rapidez cuando es necesario, según explica Mauro Guillén, profesor de gestión empresarial en la Wharton School de Pensilvania, que ha escrito un libro sobre el desarrollo del Santander hasta convertirse en un banco global.

“El banco siempre es muy ágil cuando se trata de tomar decisiones audaces”, dijo, añadiendo que en un entorno de cambios rápidos, esta habilidad lo hizo popular entre los inversores. Pero la forma en que se gestionó el nombramiento de Orcel muestra que la rapidez del Santander no siempre sale a cuenta. “Cuando el banco quiera contratar, no solo a un consejero delegado sino a altos ejecutivos, mucha gente puede pensárselo dos veces” tras el fiasco de Orcel.

Ante la invitación de Reuters para que Santander diera su versión de los detalles de la ruptura con Orcel, el banco se refirió a un comunicado que emitió el año pasado en respuesta a la demanda de Orcel y a las informaciones de los medios de comunicación, en el que señalaba que había seguido un proceso riguroso de contratación que cumplía con los más altos estándares de gobierno corporativo y daba sus razones para no seguir adelante con su nombramiento. Orcel no quiso hacer comentarios antes de la audiencia judicial, y UBS también rehusó hacer comentarios.

"Gladiator"

Orcel conoce el Santander mejor que cualquier otro banquero de inversión. Durante casi tres décadas como negociador en Bank of America Merrill Lynch y UBS, trabajó en docenas de transacciones que ayudaron a Emilio Botín a transformar el banco. La mayor de ellas fue cuando Santander se unió a un consorcio que compró y troceó ABN Amro, un importante banco holandés, en 2007.

Orcel es un banquero impulsivo y con talento, como demuestran entrevistas con antiguos colegas. Tras haber dirigido la banca de inversión de UBS desde 2012, dejó claro su deseo de un puesto de consejero delegado, diciendo al Financial Times en 2015 que “por supuesto” quería dirigir un banco algún día, y que si podía elegir, UBS sería un buen lugar para empezar.

Cuando Emilio Botín murió repentinamente en septiembre de 2014, Ana, la mayor de sus seis hijos, fue nombrada rápidamente para sucederle. Ana prolongaría la estirpe familiar en un banco cuyas acciones son ahora propiedad de inversores institucionales y fondos de inversión. Al nombrarla, Santander siguió la tradición española de que los bancos estén controlados por un solo jefe, en lugar de dividir los cargos entre uno de presidente y otro de CEO o consejero delegado, como recomienda el Banco Central Europeo (BCE).

La familia Botín es parte de la aristocracia española, ya que el rey de España hizo marquesa a la madre de Botín en 2008. Ana, cuyo nombre completo es Ana Patricia Botín-Sanz de Sautuola O’Shea, fue nombrada Dama Comandante honoraria de la Orden del Imperio Británico por la reina británica por los servicios prestados al sector financiero británico en 2015.

Botín, una entusiasta golfista que se describe a sí misma como altamente competitiva, fue clasificada por Forbes como una de las mujeres más poderosas del mundo; en enero dijo en un programa de televisión española que lo especial de su trabajo es el poder que otorga para cambiar la vida de muchas personas. Empezó su carrera en JPMorgan, enderezó con éxito Banesto, una filial española de Santander, y dirigió el negocio del grupo en el Reino Unido, uno de los más grandes de la entidad.

En el puesto más alto del Santander, se enfrentó al reto de mantener la tasa de crecimiento que su padre había logrado.

La estrategia de Emilio Botín de adquirir activos en mercados emergentes le había valido el aplauso de los analistas por proteger al Santander de lo peor de la crisis financiera de 2008, pese a que el mercado interno estaba en profunda recesión. Pero cuando Emilio murió, el crecimiento en Latinoamérica se estaba desacelerando y los negocios de Santander en Reino Unido y Estados Unidos se toparon con importantes contratiempos. Como otros bancos, se vio obligado a reforzar su capital. En septiembre de 2015, un año después de la muerte de Emilio, las acciones de Santander estaban un 30% por debajo de la cotización que marcaban cuando Ana asumió el cargo.

Orcel, el gran asesor, estaba disponible. Cuatro meses después del ascenso de Ana Botín, Orcel ayudó a organizar una ampliación de capital de 7.500 millones de euros, que se llevó a cabo en cuestión de horas y fue calificada de valiente por la revista Euromoney. De nuevo, en 2017, Orcel ejerció de asesor cuando Santander adquirió un rival nacional en apuros, el Banco Popular, por el precio simbólico de un euro. Orcel dispuso una inyección de 7.000 millones de euros para que Santander cubriera los agujeros del Popular.

A principios de 2018, con la cotización del Santander aún sufriendo, Botín pidió a Orcel que diseñara un plan estratégico para contribuir a elevar el precio de las acciones del banco, según dijo a Reuters una fuente familiarizada con el asunto. En julio, cuando los dos se reunieron para cenar en el hotel Loews Regency en Park Avenue, en Nueva York, ella tenía una propuesta: que se uniese al banco como CEO e implementase el plan.

Una idea que debatieron fue que el Santander podría vender sus divisiones estadounidenses y británicas de bajo rendimiento, tarea de la que se encargaría Orcel. Personas familiarizadas con estas conversaciones dicen que Orcel prometió lealtad a Botín. Él comparó su nuevo papel con el del combatiente Maximus, interpretado por Russell Crowe en la película “Gladiator” (2000), liderando las tropas en la batalla por su emperador.

Para Orcel, Santander sería un cambio radical. Los banqueros de inversión tratan con grandes empresas y fondos de inversión, mientras que los directivos de banca comercial atienden a pequeñas empresas y particulares. Estaría dejando atrás el mundo de la banca de inversión, que se basa en las relaciones —un negocio que el propio Orcel ha comparado con la venta de bolsos de diseño como Louis Vuitton— para arremangarse y desempeñar una función de involucración más directa en un gran banco comercial, que según él se parece más a vender “patatas y tomates”, comparable a la cadena de supermercados Wal-Mart.

"Trabajando en los detalles"

Con la oferta en marcha, el siguiente tema era la cuestión salarial. Orcel estaba acostumbrado a grandes cifras. Mientras trabajaba en Merrill Lynch, había aparecido en los titulares después de recibir un “bonus” de 33,8 millones de dólares del banco de inversiones de Wall Street para 2008, año en el que Merrill tuvo unas pérdidas de 27.600 millones de dólares.

UBS le había concedido un paquete a pagar a lo largo de varios años, incluyendo unos 55 millones de euros en acciones a pagar en el futuro, según cuatro fuentes familiarizadas con el asunto.

Este pago en diferido es una de las formas que han encontrado los banqueros de inversión de la Unión Europea, donde las primas se han limitado desde 2014, para no ver menguadas sus retribuciones, según explica Anna Marietta, cofundadora y socia directora de la empresa londinense de cazatalentos Vici Advisory, especializada en la banca de inversión.

Se trata de un incentivo para retener a los ejecutivos en un banco: si se van, en teoría los ejecutivos renuncian a la paga que han acumulado.

En la práctica, no funciona así. Cuando los banqueros de inversión cambian de trabajo, la nueva empresa suele encargarse de su compensación diferida. En el mundo de la banca de inversión, es un tema que rara vez origina discusiones. UBS lo había hecho para Orcel cuando llegó al banco suizo desde Bank of America en 2012. El banco suizo complementó su salario base de 7 millones de dólares con 26 millones de dólares en compensación diferida transferida de su antiguo empleo, según mostró su informe anual.

“Es muy raro que la compensación sobre el salario diferido se convierta en un problema”, dice Marietta. “De hecho, ninguno de mis clientes ha tenido nunca problemas con ello”.

También es muy raro que un banquero de inversión de primera línea pase de manera inmediata a una posición de máximo rango en la banca comercial. Normalmente se toman un descanso entre medias.

En septiembre de 2018, Ana Botín envió un mensaje a Orcel diciendo que sus colegas del Santander estaban de acuerdo con el nombramiento y que un comité estaba trabajando en los detalles financieros.

“Andrea. Nomco (el comité de nombramientos) 100% de apoyo y trabajando en los detalles. Saludos”.

10 de septiembre 2018, mensaje de Botín a Orcel

Orcel le había hablado a su jefe en UBS sobre el planteamiento de Botín al margen de una reunión interna en Zúrich. No hay constancia de cómo respondió exactamente el CEO, Sergio Ermotti, y UBS no ha querido hacer comentarios al respecto. Orcel envió después un mensaje a Botín diciendo que su jefe le había dicho que si el italiano se iba, sería bueno anunciarlo antes del día del inversor que tenían agendado en octubre.

Pero había un problema. Como mayor entidad crediticia de España, el Santander tenía que ser consciente de la respuesta de la opinión pública, así como de la reacción de sus 200.000 empleados en todo el mundo. Estas cuestiones eran de especial relevancia en el verano de 2018. El país todavía se estaba recuperando de una recesión demoledora. Un Gobierno socialista acababa de tomar el poder, y algunos temían que impusiera un nuevo impuesto bancario. El Santander estaba negociando una paquete de recortes de plantilla —los sindicatos decían que recortaría 1.100 empleados en España en 2018, una cifra que Santander no contradijo.

Botín vio espacio para maniobrar, gracias a la relación del Santander con UBS.

Los tratos de su padre con Orcel habían convertido al Santander en un gran cliente del banco suizo: en cada uno de los años en que el banco español hizo un gran negocio, aportó a UBS más de 50 millones de euros en honorarios, según personas familiarizadas con su relación. Los dos bancos declinaron hacer comentarios.

Botín percibió la posibilidad de que el presidente del UBS, Axel Weber, quisiera mantener ese negocio en marcha, según muestran los mensajes. El propio UBS podría hacer desaparecer parte de la compensación diferida que Orcel podía perder. Si Weber decidía no hacerlo, según le dijo Botín a Orcel en un mensaje, Santander amenazaría con poner fin a dichos negocios.

“Hay un argumento que había reservado para Axel: si deciden no pagarte nada porque somos sus competidores, entonces es bueno saber esto, que no ejercerán de asesores estratégicos nuestros - se trata de algo irrefutable y es una forma “elegante” de no andarse con rodeos.”

10 de septiembre de 2018, Mensaje de Botín a Orcel

Unos días después, Botín contactó con UBS para preparar el camino para las conversaciones con su presidente, Axel Weber.

Los ejecutivos del banco suizo se reunieron en Singapur, donde Orcel habló con su consejero delegado, Sergio Ermotti, y otro miembro del consejo de UBS. “Nos van a ayudar”, le dijo Orcel a Botín en un mensaje.

“Tengo luz verde de Sergio. ¿Puedes enviarme el móvil de Axel para que le llame? Sergio ya me ha dado luz verde. Te llamaré más tarde y te lo contaré. Un abrazo. Ana”

17 de septiembre de 2018, mensaje de Botín a Orcel

Pero cuando la jefa del Santander habló con el presidente del UBS, Weber, se enteró de que no estaba por la labor. Quería que Orcel se quedara.

Weber escribió un correo electrónico a la esposa de Orcel, Clara —con quien Orcel consulta las grandes decisiones de su carrera— diciendo que el banco suizo quería ofrecer a su marido un papel más importante en UBS, una maniobra que podría allanar el camino para que sucediera a Ermotti.

“Querida Clara, hemos tratado de ofrecerle una forma de quedarse en UBS con la misma perspectiva de trabajo que fuera de UBS. El consejo es unánime en esto y está comprometido a facilitar una transición ordenada. Ahora es su elección y su decisión. Me doy cuenta de que es una decisión difícil. También he hablado con Ana y fui claro con ella para que no base sus acciones y sus ofertas en suposiciones. Soy consciente de que esto tendrá consecuencias en el futuro, pero todo lo que hagamos o dejemos de hacer tiene sus consecuencias. Pero mientras lo que hagamos sea lo correcto en nuestra mente tendremos que estar contentos de vivir con estas consecuencias”.

19 de septiembre, correo electrónico del presidente de UBS Axel Weber a Clara Batalim-Orcel

Weber dijo en el mensaje que había hablado con Botín, “y fui claro con ella para que no basara sus acciones y sus ofertas en suposiciones”.

Orcel le envió un mensaje a Botín más tarde sobre la oferta de UBS.

“El consejo hizo una contraoferta... Sergio prometió que hablará con el consejo hoy y les pedirá que me pongan en una posición justa”.

20 de septiembre de 2018 - Mensaje de Orcel a Botín

El domingo 23 de septiembre, Orcel decidió no aceptar la contraoferta y dejar UBS. Mientras tanto, Botín seguía intentando persuadir a Weber de UBS para que le pagara a Orcel una parte de su salario diferido. Sin éxito.

“No se mueve. Dice que nada de nada”.

23 de septiembre de 2018, mensaje de Botín a Orce

"Los números han subido"

A pesar de esta negativa de UBS, el 24 de septiembre el consejo de Santander siguió adelante con la carta de la oferta a Orcel.

La esposa de Orcel, Clara, estaba entusiasmada, y envió un mensaje a Botín el mismo día para expresar su apoyo al “acuerdo” —no está claro a qué se refería exactamente— diciendo que Orcel le había dicho que la palabra de Botín “valía más que mil contratos”.

“Cara Ana, estoy súper feliz de que finalmente hayas llegado a un acuerdo para que Andrea se una... Me ha dicho que tu palabra vale más que mil contratos, y sé que Andrea dará lo mejor de sí para darte lo que necesitas. Sabes que le apoyo al 150% en este cambio... gracias por tu confianza. Saludos, Clara.”

24 de septiembre de 2018, mensaje de Clara Batalim-Orcel a Ana Botin

La oferta de Santander iba firmada por el secretario general de Santander, Jaime Pérez Renovales. Convertiría a Orcel en el CEO de un banco mejor pagado de la zona euro, y pondría su sueldo anual a la par del de Botín, que recibió casi 10,6 millones de euros en 2017. El plan de pensiones de Botín tiene un valor de unos 46 millones de euros, según el informe anual del Santander.

El Santander prometió a Orcel un bonus de 17 millones de euros, un salario anual que incluye un bonus de 10 millones de euros y una compensación diferida en forma de acciones. Pero los detalles de esta retribución eran vagos.

“El Banco Santander espera que usted haga todo lo posible para asegurar que su actual empresa continúe pagando los planes de incentivos a largo plazo de los que usted es beneficiario en las mismas condiciones que si estuviera empleado. En caso de que su actual empresa pague solo parcialmente sus incentivos a largo plazo o una cantidad inferior a la que habría recibido permaneciendo en la empresa, pagaremos una compensación de un máximo de 35 millones de euros brutos”.

24 de septiembre de 2018, carta de Santander a Orcel

Al día siguiente, Orcel fue nombrado CEO, con el papeleo aún por terminar. Fue invitado a unirse a las discusiones con los ejecutivos del Santander y un mes después, se hizo miembro de un grupo interno de WhatsApp llamado Promontorio, según muestran documentos presentados al tribunal. Santander publicó el primer vídeo, donde se le veía gesticulando en una reunión con Botín y el hombre al que iba a sustituir, José Antonio Álvarez.

Entre bastidores, las negociaciones sobre la remuneración de Orcel eran intensas. En lugar de dejar que el italiano se fuera rápidamente, el banco suizo insistió en que Orcel se tomara un “gardening leave” de seis meses, una baja remunerada que los principales financieros suelen tomar antes de pasar a una institución competidora. Esto significaba que no podría unirse al Santander hasta abril de 2019.

Financieramente, para el Santander esto podía ser una buena noticia, ya que significaba que parte de la paga diferida de Orcel se pagaría mientras aún estuviera en la nómina de UBS.

El Santander calculó, por lo tanto, que sus costes se reducirían. Su consejo de administración calculó la reducción en unos 13,7 millones de euros, dijo en un comunicado posterior.

Pero Orcel lo veía de otra manera. No creía que el Santander debiera deducir la retribución de su paquete diferido mientras él todavía era empleado de UBS. Parte de la paga era un bonus sin más por el año anterior. Y en su opinión, teniendo en cuenta que su paquete diferido en UBS valía unos 55 millones de euros, ya había acordado un recorte salarial efectivo de unos 20 millones de euros, dijeron fuentes familiarizadas con su planteamiento.

Su último día en UBS fue el 30 de septiembre. Pero en octubre, la situación con Santander no iba a ninguna parte.

Orcel se disculpó con Botín, recordándole que el UBS había pagado el pago diferido de otros empleados en el pasado, e insinuando una posible respuesta jurídica.

“Siento mucho tener que ponerte en esta posición. Parece que estamos mendigando cuando es algo que han hecho antes. Si no se mueve, tendremos que tomar medidas legales”.

19 de octubre de 2018 - Mensaje de Orcel a Botín

Botin pidió a un miembro del consejo de Santander que hablara con un homólogo de UBS, que se negó a discutir el asunto, diciendo que el consejo de UBS estaba unido detrás de la posición de Weber, según le dijo Botín a Orcel.

“Entiendo que debes quedarte hasta el final del ‘gardening leave’ que incluye el periodo de consolidación para febrero. Hablemos la semana que viene, no le demos más vueltas. Un abrazo”.

20 de octubre de 2018, mensaje de Botín a Orcel

Al mes siguiente, las cifras de Orcel cambiaron. Le dijo a Santander que en sus cálculos salariales originales se habían perdido algunos millones de euros que le debían en dividendos. Esto, según un comunicado del banco del pasado mes de julio, sumaría más de 3 millones de euros a la factura del Santander.

“Parece que nos hemos saltado una parte.”

10 de diciembre de 2018, mensaje de Orcel a un ejecutivo de Recursos Humanos de Santander

“Los números... han subido.”

15 de diciembre de 2018, mensaje de Orcel a un ejecutivo de RRHH de Santander

“Empoderamiento necesario”

El 17 de diciembre, el comité de retribuciones de Santander se reunió.

Había “un grado de incomodidad” respecto a la nueva reclamación de Orcel. También señalaron el hecho de que UBS no estaba pagando tanto como dijo que Orcel había predicho, y el “riesgo para la reputación” de no limitar el pago por su contratación.

El secretario general, Renovales, llamó a Orcel, que para entonces estaba de vacaciones en Machu Pichu, Perú.

Pero Orcel dijo que sólo discutiría el asunto con Ana Botín. Le escribió a la presidenta un largo mensaje el 20 de diciembre.

Dijo que cualquier pago de menos de 35 millones de euros ya no tendría sentido para él, insistiendo en que ya había sufrido un importante recorte salarial de su paquete de UBS. También afirmó su necesidad de “subordinar” a otros ejecutivos del banco, usando la imagen de un sistema de cascada, en el que él sería su jefe; como presidenta, ella tendría la oportunidad de reorientarlo, así como la última palabra.

“Me doy cuenta de que hay que motivar y empoderar a los CEOs y jefes de área pero también subordinarles a los objetivos del grupo, a una disciplina de ejecución de las decisiones tomadas y al necesario ‘empowerment’ que tengo que tener yo frente a ellos para conseguir los objetivos del grupo y mi mandato y rol”.

20 de diciembre de 2018, mensaje de Orcel a Botín desde Perú

En el mundo bancario español hasta la fecha, el presidente ejecutivo ha sido el que ha tenido todo el poder y todos los demás ejecutivos responden ante ellos. La petición de Orcel de tener un “empoderamiento necesario” recibió una respuesta brusca.

“Tenemos que parar y ver dónde estamos”, dijo Botín, sugiriendo una reunión en Madrid.

“Andrea. Tenemos que parar y ver dónde estamos. Para ello, necesitamos reunirnos y tener una conversación tranquila y realista, en persona. Martes, 8 de enero, en Madrid...”

Mensaje del 20 de diciembre de 2018 de Botín a Orcel

El consejo de Santander se sentía incómodo con las cifras, y ante la negativa de UBS, Ana Botín ya no estaba segura de que su nueva mano derecha estuviera presionando lo suficiente a Weber.

“... En cuanto a la cuestión de la compensación, Axel no cede. Básicamente cero. Es importante que continúes ejerciendo presión desde tu lado. Saludos. Ana.”

Mensaje del 20 de diciembre de 2018 de Botín a Orcel

La pareja se reunió un día antes de lo que ella sugirió, el 7 de enero, en la sede de Santander. Botín le dijo a Orcel que retiraba su oferta: el clima político español significaba que no podían cumplir con sus exigencias de pago.

Él se quedó estupefacto, creyendo que todo estaba aún en negociación, según muestran los documentos que presentó ante el juzgado. Sin embargo, Botín dijo que no había margen para más negociaciones, porque todas las autoridades competentes habían sido informadas.

En este punto, según una fuente cercana a Orcel, comenzó a grabar sus conversaciones, una práctica que es legal en España.

El 15 de enero, Santander emitió un comunicado diciendo que Orcel no se incorporaría al banco, y que su consejero delegado José Antonio Álvarez seguiría en el cargo.

Orcel escribió a Renovales retirando su permiso para que el Santander usara el segundo vídeo, en el que había sido filmado aceptando la decisión de Botín. Dijo que había aceptado grabar el vídeo en el entendimiento de que él y Santander podrían resolver el asunto de manera amistosa, pero como esto no fue posible, consideró que se había hecho sobre una premisa falsa y por lo tanto retiró su permiso para que el banco lo usara. “Si procedéis, lo hacéis sin que tengamos acuerdo ninguno con todas las consecuencias del caso”, escribió.

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“Habéis destruido mi carrera, mi reputación y me habéis infligido enormes pérdidas económicas”.

15 de enero de 2019, Orcel a Renovales

Ana Botín trató de suavizar las cosas. Hizo varias sugerencias a Orcel, incluyendo el posible apoyo financiero para crear su propia firma de asesoría o una firma de capital riesgo, o un puesto alto en una filial de Santander, según documentos judiciales.

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“Te prometo que hay muchas maneras de hacer esto; obviamente, asumiré que UBS ha dicho que no a todo, (...) pero tengo empresas en España donde podría nombrarte CEO o presidente mañana, inmobiliarias que cotizan en bolsa, quiero decir que esto no puede ser parte de (...), en otras palabras, tengo muchas opciones para compensarte, en áreas para las que también estás cualificado (...)”.

15 de enero de 2019, mensaje de Botín a Orcel

Pero no se pudo llegar a un acuerdo. La última reunión de los banqueros fue a principios de febrero, en una cafetería de Belgravia, una de las zonas más acomodadas de Londres, con la esposa de Orcel, Clara. Discutieron otros posibles papeles que Orcel podría desempeñar, pero no aceptó ninguno, según dos personas familiarizadas con los hechos. El marido de Botín, Guillermo Morenés, se acercó a ellos mientras pasaba haciendo footing.

En mayo, Orcel demandó a Santander. El caso comenzará en abril y podría durar más de un año a menos que las partes lleguen a un acuerdo.

Para su última transacción corporativa, Santander recurrió al archirrival de UBS, Credit Suisse. Las acciones del Santander están a mitad de precio de cuando Botín asumió el cargo.

Orcel sigue en Londres. Aún no ha asumido otro puesto.

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