2020: Otro año más para invertir con ganancias, aunque más discretas
Los rendimientos serán menores a los de 2019 pero sin amenaza de recesión. Los beneficios empresariales decaerán pero la Bolsa tendrá a favor su potencial por valoración, en especial la europea
El año 2019 ha dado un vuelco de 180 grados para la inversión. Lo que tuvo un comienzo traumático, bajo la amenaza de una inminente recesión, está acabando en fiesta, con la perspectiva de que lo peor del bache económico queda atrás y hay margen aún para estirar por más tiempo el ciclo de crecimiento y con los dos grandes frentes que más han inquietado a los inversores bien encaminados. Estados Unidos y China han alcanzado un alto el fuego en la disputa comercial que ha puesto en jaque a la economía global y en Reino Unido la arrolladora victoria electoral de Boris Johnson ha zanjado por fin la incertidumbre del Brexit. Habrá separación de la UE el 31 de enero, tal y como prometió el ganador de los comicios.
La resolución de estos dos grandes focos de inquietud está amplificando las ganancias en un año ya de por sí muy positivo para la inversión, antítesis de lo sufrido en 2018. Mientras la tensión entre EE UU y China iba y venía en intensidad, los bancos centrales se ocuparon de llevar a los mercados de la mano. Su actuación decidida como garantes del crecimiento, volviendo a las rebajas de tipos, ha sido el gran motor del alza de los activos financieros en este año.
El alza bursátil no ha estado apoyada precisamente en el aumento de los beneficios empresariales. De hecho, para 2020 se prevé un deterioro en el margen de beneficios de las empresas, sin que en esta ocasión se esperen muchas más medidas de estímulo por parte de los bancos centrales, ya casi al límite de sus fuerzas. ¿Significa esto que 2020 vaya a ser un mal año para la inversión? Los gestores y firmas de análisis coinciden en que no, aunque también asumen que no será posible repetir el próximo año las brillantes ganancias de 2019.
“Nuestro escenario de referencia para 2020 es relativamente favorable. Anticipamos un crecimiento lento y constante, una inflación baja, una política expansiva y un crecimiento de los beneficios de un solo dígito. Una recesión pasa a ser más un problema para 2021, o incluso más allá”, señalan desde HSBC. La clave para esperar otro año positivo para la inversión es de hecho que no haya recesión en 2020 y, previsiblemente, tampoco en 2021. Así, en el próximo año, los mercados financieros no tendrían por qué anticipar el fin de la fiesta del crecimiento económico al ejercicio siguiente. Es la idea que también sostiene BBVA Asset Management y con la que prevé alzas bursátiles del 3% para el S&P 500 y del 10% para el Eurostoxx 50. Bastante más modestas, eso sí, que las del año que termina.
Sin recesión a la vista
La continuidad del crecimiento está por tanto asegurada para 2020, aunque con una intensidad que divide a los analistas. Sí hay coincidencia en que, a medida que la tensión comercial entre EE UU y China amaina, lo peor habrá pasado para el sector manufacturero, una idea a la que acaba de apuntar esta semana Christine Lagarde en su estreno en el BCE.
Las elecciones presidenciales en EE UU son un factor de riesgo en contra de Wall Street
En Goldman Sachs señalan que, después de dos años de ralentización en el crecimiento global, 2020 será el momento de un ligero repunte, desde el 3,1% de este año al 3,4%, incluso a pesar de que el PIB chino avanzará por debajo del 6%. “Nuestros economistas siguen pensando que el riesgo de una recesión global o en EE UU será reducido en 2020”, añade el banco estadounidense. En Credit Suisse matizan tal optimismo y apuntan que “el crecimiento general del PIB será más ligero que en 2019, aunque pronosticamos una ligera aceleración de la producción industrial”. La entidad suiza prevé por tanto rendimientos más moderados para el próximo año.
Desde Jupiter Asset Management tienen en cambio una visión de 2020 más sombría. “Esperamos que los datos macroeconómicos sigan deteriorándose en todo el mundo en 2020, lo que debería obligar a los bancos centrales a recortar los tipos de interés”, advierte Ariel Bezalel, responsable de renta fija de la gestora. En su opinión, y a pesar de que la Fed ha justificado las tres rebajas de tipos de 2019 en un ajuste de mitad de ciclo, “hay múltiples presiones que sugieren que la economía mundial está alcanzando el final de ciclo y muchas de ellas están íntimamente ligadas a la economía china, que se ha frenado considerablemente este año”.
Las advertencias sobre el principio del fin del largo ciclo económico de crecimiento –EE UU entró en julio de este año en la expansión económica más larga de su historia– siguen ahí y el reciente optimismo que ha desatado un acuerdo comercial entre EE UU y China empieza a ser incluso motivo de alarma para algunos. Según advierte Goldman Sachs, existe el riesgo de que las alzas bursátiles estén motivadas en exceso por el miedo de los inversores a perderse la subida, más allá de otras razones de peso y sin que haya un gran optimismo sobre el crecimiento económico de fondo.
El banco estadounidense cita otro riesgo importante para no tirar las campanas al vuelo y en el que coinciden otras firmas en su previsión de rentabilidades más modestas en 2020. El margen de beneficios empresariales habría tocado este año techo y en 2020, pese a que se prevé que esas ganancias sigan subiendo, lo harán en menor medida por el alza de los costes salariales, una tendencia que se observará principalmente en Estados Unidos.
Los activos emergentes ofrecen el mayor potencial de revalorización y son los favoritos de los gestores
Desde Andbank advierten de un deterioro en los márgenes de las empresas estadounidenses: las compañías del S&P elevarán sus ventas el 4,7% en 2020 pero el alza de los costes laborales (del 2,7%) no se verá compensado por el crecimiento de la productividad (que prevé del 1,6% en 2020). Esta es una de las razones por las que BBVA AM ve por primera vez en muchos años más potencial en la Bolsa europea que en la estadounidense: con unas perspectivas de crecimiento por debajo del potencial, las subida de las Bolsas en 2020 se debería producir en gran parte por valoración y no tanto por beneficios. Y en términos de valoración, la renta variable europea tiene más recorrido que Wall Street. Además, también por primera vez en mucho tiempo, la Bolsa estadounidense podría tener en contra en 2020 el factor político.
Riesgo político, también en EE UU
En un año de elecciones presidenciales en EE UU, que se celebrarán en noviembre, “el riesgo político podría pesar de forma significativa en el S&P 500”, según advierte Goldman Sachs. Una de sus predicciones para 2020 es precisamente que los activos estadounidenses no tendrán el liderazgo de rentabilidad. “Todo apunta a que EE UU tendrá una campaña presidencial polarizada para 2020”, añaden desde Credit Suisse, donde recuerdan además el final del “cuento de hadas” que han vivido hasta ahora las empresas estadounidenses, con menores impuestos y salarios moderados que ampliaban las ganancias mientras crecían las ventas.
Así, en plena cuenta atrás electoral, Trump podría verse tentado a elevar el tono de la tensión comercial con China si la economía y Wall Street soplan a favor, mientras que una candidatura demócrata –aún por definir– de perfil más izquierdista podría activar el nerviosismo de los inversores.
Ante las elecciones de EE UU, el consejo de UBS es diversificar. Los sectores tecnológico, energético, financiero y de atención sanitaria estadounidenses podrían sufrir volatilidad ante el riesgo de un mayor control regulatorio. “Es preferible optar por inversiones menos expuestas a los resultados de las decisiones políticas”, añade. Una receta que sirve para las elecciones de EE UU, para las negociaciones comerciales y para las inciertas expectativas de un impulso fiscal que tome el relevo a los bancos centrales. La búsqueda de activos de calidad es la consigna que dan UBS y Goldman Sachs para 2020. En concreto, el banco suizo apuesta por compañías con un dividendo sólido, orientadas al consumo y de perfil más doméstico, menos expuestas al ánimo voluble del comercio global.
En un mundo de tipos cero, la renta variable sigue siendo la apuesta mayoritaria, mientras que la deuda soberana, refugio seguro y fuente de ganancias durante largo tiempo, se vuelve un activo menos fiable en el futuro con el que diversificar la cartera, en opinión de HSBC. Por el contrario, “los precios de mercado siguen siendo tentadores para algunas clases de activos de mayor riesgo, como las acciones europeas y de mercados emergentes, y para partes de la renta fija en las que la duración de los tipos no es muy elevada y los rendimientos son atractivos, como el crédito asiático”, apunta el banco británico.
“La renta fija emergente sigue siendo nuestro activo preferido, sobre todo si hacemos el análisis de rentabilidad esperada frente al riesgo asumido”, añaden desde BBVA AM. Sin la amenaza de alzas de tipos en EE UU y en un entorno de crecimiento económico moderado, la apuesta emergente es generalizada ante la tarea nuevamente desafiante de seguir obteniendo rentabilidades un año más.
Los posibles riesgos de 2020
Exceso de complacencia. El acercamiento de Estados Unidos y China y el desenlace para el Brexit el próximo 31 de enero han elevado el optimismo de los inversores. No se prevé recesión en 2020 y sí incluso un repunte del crecimiento por parte de algunas gestoras, lo que podría llevar a asumir un riesgo excesivo en un momento en que la economía sigue débil y el margen de negocio de las empresas se debilita.
Riesgo político. Los inversores se han acostumbrado a convivir con la incertidumbre política, que traerá nuevos episodios en 2020. Con fecha definitiva para el Brexit, se abre una segunda fase no menos delicada en la que la UE y Reino Unido deberán definir su futura relación comercial. Estados Unidos y China deberán seguir avanzando en una negociación comercial llena de obstáculos y en la que se dirime el liderazgo económico futuro. Y EE UU celebra elecciones presidenciales, sin que esté claro aún quién será el rival demócrata de Trump y si tendrá un perfil más izquierdista y menos del agrado de Wall Street.
Bancos centrales. Los mercados no contarán en 2020 con otra oleada de estímulos de la Reserva Federal y el BCE, que apenas se prevé modifiquen su política de tipos de interés, salvo alguna rebaja más de tipos en Estados Unidos.