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La repetición electoral redobla la presión para que Sánchez e Iglesias se entiendan

Necesitarán el apoyo de la izquierda, los regionalistas y, al menos, la abstención de ERC a falta de ver qué papel puede jugar Ciudadanos tras su congreso

El líder del PSOE, y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez (izquierda); y el responsable de Unidas Podemos, Pablo Iglesias.
El líder del PSOE, y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez (izquierda); y el responsable de Unidas Podemos, Pablo Iglesias.Efe

El PSOE de Pedro Sánchez volvió a resultar este domingo claro vencedor de las Elecciones Generales, con una victoria amarga en la que retrocede levemente frente a las urnas del 28A, en una repetición de comicios que no sirve para arrojar nuevas mayorías parlamentarias claras –el bloque de la izquierda da un paso atrás pero sigue superando al de la derecha, en auge– y deja en manos de los políticos el desbloqueo del país. Solo su capacidad de negociación dirá si el crisol parlamentario, más atomizado que nunca, permite la formación de un nuevo Gobierno –el actual se mantiene en funciones desde el 29 de abril– o da paso a una segunda repetición electoral, que sería la quinta cita con las urnas en apenas cuatro años. Sánchez pidió -y ofreció- “generosidad” a todos los grupos para evitarlo facilitando un Gobierno progresista liderado por él.

Con el 99,9% del voto escrutado, los socialistas habían logrado 120 diputados, frente a los 123 que obtuvieron en abril, lo que cuestiona su expectativa de salir reforzados en la repetición electoral y consolida una victoria que está por ver si les mantiene en La Moncloa. La cifra supera en 32 escaños la de la segunda fuerza, un PP que salta de los 66 diputados de abril, el peor resultado de su historia, a 88 escaños, lo que parecen revalidar el liderazgo de Pablo Casado. En cierto sentido, el gran ganador de la noche fue el partido ultraderechista Vox, que tras irrumpir en el Congreso con 24 diputados en primavera, se convirtió anoche en la tercera fuerza parlamentaria del país con 52. Un avance que, según los analistas, se ha logrado en buena medida a costa del desplome de Ciudadanos, que pasa de los 57 diputados con los que Albert Rivera trató de disputarle a Casado en abril la jefatura de la oposición a solo 10 escaños, lo que podría costarle el cargo (este domingo anticipó ya un congreso). Finalmente, el fracaso en la negociación de investidura con el PSOE pasa cierta factura a Unidas Podemos y sus confluencias, que caen de 42 a 35 escaños, dejando espacio a la entrada de Más País en el Congreso, con tres diputados (sin grupo propio).

Ninguno de los grandes bloques políticos logra amarrar por tanto los ansiados 176 escaños de la mayoría absoluta, al sumar la izquierda (PSOE, Podemos y Más País) 158 diputados, frente a los 165 de abril, y la derecha (PP, Cs y Vox) 150, tras los 147 del 28ª (152 con Navarra Suma). Más allá, el auge de Vox deja escaso margen al PP para abstenerse y dejar gobernar a Sánchez sin alimentar la competencia que ya le hace el grupo de Santiago Abascal; el descalabro de Ciudadanos resta al PSOE la opción de un pacto de centro (que tras el 28A le hubiera dado 180 escaños) y le condena a entenderse con Podemos, Más País y las fuerzas regionalistas y nacionalistas.

Un bloque en el que se sitúan ERC, con 13 diputados (frente a 15 de abril); JxCAT, con ocho (tras los siete del 28A); PNV, con siete (seis); EH Bildu, con cinco (cuatro); Coalición Canaria, que repite con dos; al igual que Navarra Suma; y los regionalistas cántabros del PRC, de nuevo con uno. Además, entran en el Congreso la CUP, con dos diputados, o BNGTeruel Existe, con uno cada uno. A punto estuvo de entrar también Coalición por Melilla, que disputó uno que al final se quedó el PP.

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Para ser investido, el candidato a la presidencia debería lograr 176 votos a favor en primera votación, o más síes que noes, en la segunda. Aritméticamente, por tanto, el PSOE podría mantener el poder (otra cosa es su margen para sacar adelante unos Presupuestos Generales, no digamos para gobernar cuatro años) con Podemos, Más País, PNV, otros regionalistas y la abstención de ERC, pero está por ver qué condiciones pondría esta fuerza tras la contestación social que ha despertado el fallo condenatorio del procés en Cataluña.

En el Senado, con capacidad para activar el artículo 155 para anular la autonomía catalana o vetar los objetivos de déficit del Gobierno, el PSOE pasaba de 123 senadores a 94, el PP pasa de 54 a 82, y Cs, desaparece, con el 98% escrutado.

La situación redobla la presión sobre Sánchez y el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, para entenderse esta vez e impulsar un acuerdo al que necesitarán sumar a Más País, el resto de partidos regionalistas (sumando 170 escaños) y un último apoyo decisivo bien con la abstención de ERC (complejo por la tensión en Cataluña, su retroceso y el avance de JxCAT y la CUP) o el apoyo de un Ciudadanos renovado tras el congreso anunciado por Rivera. Está por ver.

La alternativa de una nueva repetición electoral deja todo el aire en medio del descontento ciudadano por la parálisis política que elevó este domingo la abstención. Más de 37 millones de españoles estaban llamados a las urnas este domingo en las decimoquintas Elecciones Generales de la Democracia, en las que la participación bajó del 71,76% de abril al 68,05%.

Aunque los posibles pactos comenzaron a calibrarse anoche en las sedes de los principales partidos, podrían pasar semanas hasta saber si tienen visos de éxito. La constitución de las Cortes de la XIV Legislatura será el 2 de diciembre. Una vez consensuada la Mesa del Congreso de los Diputados, su presidente se reunirá con el Rey Felipe VI para iniciar una primera ronda de contactos con los dirigentes políticos. A partir de ahí, el calendario solo está claro si un candidato acepta someterse a una votación de investidura, que podría tener lugar en la segunda mitad de diciembre o –teniendo en cuenta el tradicional parón navideño en el Parlamento– ya en enero. El desbloqueo podría conjurarse entonces, pero si fracasa activará la marcha atrás hacia unas nuevas elecciones. Los partidos tendrían 60 días para evitarlo o las Cortes volverían a disolverse y España se abocaría a nuevos comicios, 47 días después, previsiblemente entre abril y mayo.

En cambio, si el candidato triunfa, arrancará el diseño y tramitación de unos Presupuestos Generales para 2020, pues el año comenzará con una nueva prórroga de las cuentas de 2018. Mientras la ecuación se resuelve, el Ejecutivo en funciones de Sánchez deberá lidiar con una desaceleración que se acentúa y, si los pactos no son ágiles, con la resolución de un Brexit prorrogado hasta finales de enero. Los españoles, mientras, aguardan a ver si esta vez la clase política es capaz de lograr consensos con sus votos o si deben volver a incluir una cita con las urnas en sus agendas de 2020.

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