Así se protegen las grandes fortunas del parón económico
La mayoría de las grandes sicavs patrias optan por adquirir un tono más conservador con la apuesta por activos refugio. Morinvest, Soixa o Gesprisa son las que prefieren la Bolsa y activos de más riesgo. Su apuesta por España es muy reducida
Primero fue el rechazo a los Presupuestos de 2019. Después, el fracaso en las negociaciones entre PSOE y Podemos para formar Gobierno. Ambos acontecimientos han dado un balón de oxígeno, quién sabe si el definitivo, a un controvertido vehículo de inversión: las sicavs. Son atacadas por algunos por ser, más que un vehículo de inversión, una vía para que los ricos se ahorren impuestos, y defendidas por otros por dar dinamismo al mercado español. Aún retienen 28.571 millones en patrimonio gestionado, según los datos de VDOS de agosto. Este último mes confirmó una larga tendencia a la baja –la cifra cayó un 1,42%– después de varios años con una avalancha de cierres y de huida a Luxemburgo, donde los inversores perciben un marco legal más favorable. En el aire sigue un cambio en la supervisión de las sicavs (que recupera la Agencia Tributaria para perderla la CNMV) y una revisión más estricta para que los 100 accionistas que exige la ley para constituir una sicav sean reales (y no mariachis, como se conoce en la jerga a los socios fraudulentos).
A pesar de todo, las sicavs siguen siendo el vehículo preferido por las grandes fortunas patrias para canalizar sus inversiones. No en vano entre las de mayor patrimonio resuenan nombres como Palatchi, Koplowitz, Ortega o March entre sus principales accionistas. Y, en un momento de dudas tanto en la marcha de la economía como de los mercados financieros, otear qué hicieron los ricos con su fortuna en el primer semestre se antoja una brújula ideal para que los no tan acaudalados minoristas pongan a buen recaudo sus ahorros.
Como en botica, hay todo tipo de estrategias. Algunos prefieren ir preparándose para el temporal, reducir su exposición a la Bolsa, optar por activos refugio o guardar el dinero bajo el colchón, en forma de alta liquidez. Otros decidieron aprovechar el que ha podido ser el último buen semestre para la Bolsa (el Ibex subió un 7,7% y el Dow Jones, un 14,9%) con activos de más riesgo. En cualquier caso, las más grandes pueden presumir de dar una rentabilidad más que aceptable a sus accionistas en el arranque de año: de hasta el 17,19% en la de Palatchi.
Este crisol de estrategias de inversión tiene una conexión directa con que no son los millonarios los que manejan directamente las inversiones de sus sicavs. Tienen este trabajo delegado en gestoras de activos. Atendiendo solo a las seis mayores sicavs por patrimonio, algunas eligen a los departamentos de gestión de activos de los grandes bancos españoles (Morinvest y Gesprisa con BBVA y Santander, respectivamente) o internacionales (Soandres con JP Morgan), pero también gestoras independientes (Soixa opta por la estrella del value Magallanes) e incluso cuentan con gestoras de la propia familia, como es el caso de Torrenova con March AM o Allocation con Pactio Gestión.
En líneas generales, son mayoría las grandes sicavs que han decidido plegar velas y mostrarse cautelosas ante lo que puede venir. Y siguen a pies juntillas lo que dice el sanctasanctórum de la inversión que hay que hacer en caso de nubarrones económicos: apostar por los activos refugio. Aunque en diferentes modalidades. La sicav de los March –la mayor por patrimonio de las españolas, Torrenova– ha decidido huir de aquellos sectores más cíclicos. Es decir, los que en principio sufren más en caso de parón económico. E invertir en aquellas empresas más resistentes a los vaivenes económicos o donde los ciudadanos tienen más difícil prescindir de sus servicios si empiezan a ver cómo merma el dinero en la cartera. Así, las dos nuevas estrellas de su cartera son una tabaquera (Philip Morris) y una empresa de alimentación (Karl Heinz). Es decir, los gestores de Torrenova consideran que muy mal tiene que ir la economía de una familia media para que recorten en los productos de alimentación más básicos o para que un fumador deje el tabaco por más motivos que querer tener unos pulmones más limpios.
Aunque este no es el único botón del pánico pulsado por las grandes fortunas. La sicav de la hija mayor de Amancio Ortega, Sandra Ortega, ha optado por el activo refugio por excelencia, el oro. Así, una de sus incorporaciones más rutilantes es un ETF (fondo cotizado) que recrea la cotización de este metal precioso, en pleno rally en este 2019. Precisamente los ETF, producto financiero estrella de los últimos años, son los vehículos recomendados por los analistas para que los inversores minoristas se suban al carro de las alzas de materias primas como el oro, el petróleo o incluso otras más inusuales pero muy en boga estos meses, como el paladio.
Más complicada ha sido la utilización de un tercer activo refugio, la renta fija. Y es que las políticas ultraexpansivas de los bancos centrales en los últimos años y que aún son el día a día de los mercados han alterado el panorama de inversión en deuda. Ante las dudas en Bolsa y con el convencimiento de que el BCE volvería a activar un nuevo programa de compras de deuda –como se confirmó este jueves–, muchos inversores han optado por comprar deuda de países y compañías europeas. Tanto es así que los bonos soberanos de países del sur de Europa han vivido en el primer semestre un inusual momento de gloria que ha llevado a la deuda española, francesa o portuguesa a bordear los tipos negativos. Se han subido a esta ola los March, que con Torrenova han decidido apostar por bonos soberanos españoles y portugueses, así como deuda a muy corto plazo (pagarés y letras del tesoro), que de facto ya campan a sus anchas por el ignoto terreno de los tipos negativos.
Pero no todos las tienen todas consigo. Temen que se esté fraguando una gran burbuja en la deuda europea y miran a latitudes más lejanas. Gesprisa (propiedad del fundador de Pronovias, Alberto Palatchi) se decanta por los bonos estadounidenses. Los argumentos están claros. Son ultraseguros (a nadie se le pasa por la cabeza un default de EE UU) y, con los tipos de interés más altos que en Europa, ofrecen un poco más de rentabilidad. Y otros ya deciden mirar a lugares más exóticos. Soandres afirma en el informe remitido a la CNMV que observa con interés la deuda soberana china, y Allocation –la sicav de miembros de la familia Del Pino– invierte en bonos tailandeses y brasileños.
Finalmente, a muchos no les convencen ni las empresas tranquilas ni la deuda, ni siquiera el oro. Prefieren optar por la fórmula tradicional de meter el dinero debajo del colchón y esperar a que escampen los problemas económicos. Prácticamente todas las sicavs han aumentado su posición de liquidez y, por tanto, reducido el montante invertido, pese a que las cuentas corrientes no solo no dan ningún rédito, sino que los bancos se plantean cobrar a estos grandes clientes por tener su dinero inmóvil.
Solo Soandres y Morinvest (controlada por Alicia Koplowitz) han reducido su caja y Allocation la ha dejado casi igual. Conviene reseñar, eso sí, que para algunos tener mucho dinero sin utilizar es una cuestión casi filosófica. La visión del value de Iván Martín –gurú de Magallanes, que administra Soixa, la sicav del fundador de Ebro Foods, Antonio Hernández Callejas– se basa en contar con mucho dinero disponible para poder atacar oportunidades del mercado sin deshacer otras inversiones.
Frente a estas visiones más cautelosas, a otros les gustan más las curvas. Morinvest precisamente ha decidido apostar por más riesgo, manteniendo su pulso por la Bolsa y poniendo el foco en la renta fija. Afirma que debido a "la mejoría experimentada por los factores de riesgo existentes y el soporte de los bancos centrales", señala en su último informe semestral. Esto se traduce en apuestas como bonos de la provincia japonesa del Chubu, en fondos de mercados emergentes o sobre la explotación del petróleo y del gas. En una línea similar ha girado la estrategia de Gesprisa, que puede presumir de haber sido la mejor sicav del primer semestre por rentabilidad. Para ello su mantra ha sido apostar por la Bolsa.
Eso sí, sean conservadores o más arriesgados y tengan la estrategia que tengan, las inversiones de los más ricos tienen algo en común: dar la espalda al mercado español. La Bolsa y la renta fija patria representan, como mucho, un 7% de sus carteras. Algo que queda negro sobre blanco cuando ninguna de estas sicavs (tras la salida el pasado semestre de Torrenova y Allocation) invierte en un valor antes emblemático como Telefónica, pero también con el escaso peso de los bancos patrios (ausentes en muchas carteras).