Los empleados, forzados a un mayor compromiso durante las crisis
Huawei comunicó a sus trabajadores que quienes no buscaran nuevos proyectos verían recortado su sueldo
El fundador y presidente ejecutivo de Huawei, Ren Zhengfei, emitió un comunicado interno esta semana en el que informaba de que, debido a la crisis que atraviesa la compañía derivada del veto del Gobierno estadounidense, los empleados tendrían que “formar escuadrones de comando para buscar nuevos proyectos o nuevos puestos en el mercado interno”. Si no lo hacen, podrían ver su salario recortado cada tres meses. “Si no puedes hacer el trabajo, deja paso para que ruede nuestro tanque, y si quieres venir al campo de batalla, puedes tirar del tanque”, justificó Zhengfei en la circular.
En teoría, la responsabilidad de buscar posibles soluciones ante una crisis debería recaer en el empresario, pero esto no siempre sucede así. “La ajenidad es uno de los puntos que define a un empleado, los frutos del trabajo los recibe el empresario porque el riesgo también lo contrae él. Cuando las cosas van bien y hay beneficios, estos tampoco se reparten”, explica el socio de Pérez-Llorca Daniel Cifuentes, para quien la advertencia de la tecnológica traslada esta competencia a los subordinados. Sin embargo, en la práctica, la legislación prevé mecanismos para que cuando haya problemas, se puedan modificar sustancialmente las condiciones de trabajo y la compañía no tenga que asumir totalmente estos escollos. “La realidad es que si no se buscan soluciones entre todos y le va mal a la empresa, todos salen perjudicados”, concluye el abogado.
En España la legislación marca que una corporación debe dejar dos meses a sus colaboradores para que se adapten a una nueva situación, apunta el profesor de recursos humanos en EAE Business School Víctor Fermosel. “Siempre y cuando hayan recibido previamente una buena formación”, insiste a la vez que recuerda que la compañía debería evaluar primero si sus empleados cuentan con las habilidades que requiere la nueva etapa.
Si es o no una acción legal no es lo que más le preocupa al profesor de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Autónoma de Madrid Hermógenes del Real, quien señala que este mensaje es más una amenaza para el resto de países que para los propios trabajadores de la empresa, y no cree que la tecnológica esté de verdad en una situación de vida o muerte. “Es una manera de posicionarse políticamente contra Donald Trump, está lanzando el mensaje de que en China pueden hacer las cosas diferente, que implican y reman todos a una”, apunta el académico. Esta advertencia, que llega justo después de que el Gobierno estadounidense concediera una moratoria de 90 días más a las compañías para cesar sus actividades con Huawei, responde más a una estrategia política en el pulso que mantienen ambas fuerzas que a una amenaza real para los empleados, pero la compañía sí que podría estar sentando un precedente y marcando una filosofía para el futuro. “Si este método se impone, vamos a tener que remar todos en las corporaciones porque quien no lo haga se va a quedar fuera”, insiste.
Las empresas deben funcionar como si fueran de todos los empleados, no solo de los directivos, aunque si las cosas van mal, son estos últimos los que tendrían que responder primero, opina Del Real. Un cambio de paradigma que también requeriría nuevas formas de retribución. “Aunque es lógico que los empresarios cobren más porque asumen más riesgos, también deberían repartir los beneficios entre los empleados porque lo que se tiene es gracias a ellos”, desarrolla el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, quien pone el ejemplo de Leroy Merlin, donde la mayoría de los trabajadores son también accionistas.
En el caso de Huawei, la incertidumbre está desembocando en una inevitable fuga de talento, por lo que Fermosel interpreta los mensajes de la tecnológica, que también promete ascensos para quienes encuentren nuevas formas de operar, como una manera de retener a los mejores. “Aunque el daño a corto plazo está hecho y van a sufrir, pueden resurgir con mucha fuerza, estas advertencias son una manera de decir que se van a quedar con los mejores”, comenta. Una estrategia que evidencia un contraste cultural. “Mientras que en Europa funcionaría mejor hacer un llamamiento a la calma y decir que todos los puestos están asegurados, en Asia se basan en lo que es más productivo y eficiente”, concluye.