La importancia de formar a los novatos
Las empresas a estiran cada vez más la formación de los recién llegados Según el Foro Económico Mundial, en 2022 se tardará 101 días en aprender un puesto de trabajo
Agua pasada. Eso será, en unos años, la costumbre tan arraigada entre las empresas de arrojar a los nuevos empleados a la piscina de su realidad laboral antes de que estos tengan un mínimo conocimiento de en qué consisten exactamente sus tareas. Esto es, cuáles son sus funciones y hasta dónde llegan sus atribuciones o cuál es la filosofía con la que opera su compañía. Al menos, eso es lo que advierten expertos como el psicólogo Mario Garcés, que, a sus 48 años, lleva más de 15 dedicándose al mundo de las relaciones laborales: “El complejo contexto de los mercados, con la llegada del big data y la inteligencia artificial, hace que los procesos de las empresas sean cada vez más difíciles y requieran más entrenamiento. La formación de los nuevos trabajadores va a ser cada vez más costosa y más larga”. Este proceso, advierte, sumirá a las empresas en una competición por quedarse con un talento en el que han invertido mucho tiempo y dinero, pero también dejará a muchos por el camino.
España no es precisamente un ejemplo a la hora de acoger a los nuevos trabajadores. Una encuesta online elaborada en 2018 por la firma de cazatalentos Headway entre más de 1.000 directivos reveló que el 75% de ellos no guardaba un buen recuerdo de su fase de aterrizaje en la empresa. Y aún hubo más. El 67% afirmó que la información facilitada por su empresa durante el periodo de formación no se ajustó a la realidad; el 14% que, directamente, ni tan siquiera había tenido nada que ver lo que les contaron con lo que luego tuvieron que hacer; y el 76% de los profesionales reconocieron que, transcurridos los tres primeros meses, en la firma todavía nadie les había propuesto una reunión formal para hablar de los procesos internos.
No son buenas noticias, sobre todo considerando las conclusiones del extenso informe sobre el futuro del empleo hasta 2022, emitido el año pasado por el Foro Económico Mundial, que vaticina que para ese momento los trabajadores necesitarán 101 días de “capacitación y perfeccionamiento”, es decir, de formación, para adquirir las competencias necesarias para desarrollar con éxito su labor en las empresas: solo así podrán adaptarse a un futuro donde la colaboración entre máquinas y humanos eliminará 75 millones de antiguos puestos de trabajo, al tiempo que creará 133 millones de nuevas funciones laborales. En un contexto así, cobra aún más sentido la investigación llevada a cabo por la analista Madeline Laurano, que estudió para Aberdeen Group un total de 230 empresas entre enero y febrero de 2013. Sus conclusiones fueron elocuentes: mientras que las compañías con las mejores prácticas de acogida lograron retener el 91% de los nuevos talentos, aquellas que dejaron, más en manos del azar que de estructuras bien planteadas, el aterrizaje de los novatos apenas conservaron un tercio.
Conscientes de ello, ya hay compañías que están poniendo de su parte para mejorar los programas de formación de las nuevas incorporaciones. Es el caso de Indra, que organiza desde hace un año cursos de formación de varias semanas que sirven a los futuros trabajadores para adquirir conocimientos técnicos, de mercado y digitales. Así, tras superar el proceso de selección, los nuevos empleados disponen de un pequeño paréntesis que los ubica en el terreno antes de entrar en el Smart Start, un programa de siguimiento que controla sus primeros pasos en la empresa durante dos años. Este verano, en la sede que Indra tiene en la localidad madrileña de Alcobendas, han participado en el proceso, entre otros, David Vigón, ingeniero de telecomunicaciones de 27 años, e Irene Serrano, que, recién graduada en Ciencias Físicas con 23 años, se creó su primer perfil en el portal de búsqueda de empleo Infojobs y recibió de inmediato la llamada de Indra para tener su primera experiencia laboral. Llegar y besar el santo: “Me puse muy contenta, sobre todo teniendo en cuenta lo difícil que está la cosa. Pensé que me costaría mucho más. Lo que más me ha gustado es la cercanía con la que me trataron desde el principio. Yo, por ejemplo, no tenía ni idea de aviones, me aturullaba al principio con las siglas y me frustraba, pero ha sido mucho mejor pasar por ahí ahora que hacerlo una vez llegada al puesto”.
Con más experiencia, Vigón pondera además otros factores, como la buena sintonía que se genera entre los nuevos contratados: “Yo he estado trabajando en otros sitios, y no tiene nada que ver. En estos cursos se crea mucho compañerismo entre los que estamos entrando”, explica. Pronto, ambos se convertirán en valiosos activos de una empresa que ha invertido tiempo y dinero y tenerlos preparados para el futuro.
Compañías a la vanguardia
NH Hoteles. Tal y como explicaron en el portal especializado Equiposytalento, el personal de servicio recién llegado entra a formar parte del programa Show Time, en el que durante dos días rotan entre los servicios de restaurante, recepción, limpieza de pisos y organización de eventos, entre otros, para tener una visión completa de cómo funcionan los hoteles de la cadena.
BBVA. La entidad financiera, en la colaboración de la Fundación Universidad-Empresa, cuenta con programas adaptables a la carga lectiva de los estudiantes que hacen las prácticas con ellos, además de con un tutor. Quienes participan en el Liquid Draft tienen dos meses para desarrollar una idea de empresa, y quienes, ya con más tiempo disponble por encontrarse a punto de graduarse, pueden formar parte del Liquid Junior, reciben durante seis meses formación en innovación a través de distintos retos que tienen que superar. Javier Bello, responsable de Formación en España, apunta que la formación es “una de las señas de identidad de la empresa, un punto clave en el futuro”. Para reciclarse, los más de 20.000 empleados de BBVA en España realizaron 1.300.000 horas de formación durante todo el 2018.