Hacia la circularidad del agua
Garantizar la demanda y crear un marco regulatorio único son los principales retos
Hace dos años, la Cámara de Comercio de España quiso dar un mensaje claro sobre la necesidad de identificar propuestas para avanzar hacia un crecimiento económico más equilibrado y sostenible. Fruto de ello se constituyó la Comisión de Economía Circular, en la cual se integran empresas que operan en distintos sectores tales como recursos naturales, alimentación, bebidas, automóvil, residuos, entre otros.
Durante los primeros meses de este año, la Comisión ha trabajado en una serie de iniciativas y propuestas en torno a un recurso escaso como lo es el agua en España.
El resultado es el documento La circularidad del agua, que analiza el contexto de los recursos hídricos en nuestro país, determina los retos a enfrentar y realiza propuestas de transformación del sector del agua a modo de soluciones.
El cambio climático y la escasez de agua son dos de los desafíos más importantes a los que se enfrenta la sociedad. España, al igual que el resto del mundo, ya se encuentra en un proceso de cambio climático, siendo nuestro país, según la Agencia Europea del Medio Ambiente, el más vulnerable a este respecto.
La situación en España está marcada por un nivel de estrés hídrico excesivo, por encima de los que la hoja de ruta de UE considera eficiente. El comportamiento pluviométrico, claramente decreciente en los últimos 30 años, ha contribuido a ello, afectando directamente los dos principales orígenes del agua, el superficial y el subterráneo que, en su conjunto, sobrepasan el 95% del total consumido.
Por otro lado, las tasas de renovación de la red de distribución y de alcantarillado son del 0,9% y 0,6%, respectivamente, muy por debajo de los objetivos de asegurar vidas útiles reales en ningún caso por encima de los cien años.
En cuanto a la situación regulatoria en el sector, existen hasta cinco administraciones con competencias relacionadas con la gestión del agua (Estado, CCAA, diputaciones, entes supramunicipales y ayuntamientos).
Por último, respecto al peso económico, el sector del agua en su conjunto representa en España una actividad de 12.700 millones de euros con un volumen de empleo total, directo e indirecto, estimado en 180.000 trabajadores.
Frente a los impactos del cambio climático debemos contemplar la necesidad de garantizar la demanda anual, estimada en unos 32.000 hectómetros cúbicos, de los cuales aproximadamente el 80% corresponde a usos agrícolas, el 16% a usos urbanos y el resto a uso industrial y otros. Sin embargo, el desafío no solo es por la cantidad, también lo es por la calidad de las masas de agua que se ve directamente afectada.
Otros de los grandes retos están en el ámbito legislativo y regulatorio. Las principales directivas europeas relativas al agua se encuentran en revisión; por tanto, tenemos la oportunidad de establecer un marco único que armonice los vigentes. Desde la Comisión de Economía Circular de la Cámara de España, veríamos de forma positiva el lanzamiento de una Agencia del Agua, a modo de observatorio, que trabajase en la armonización del sector con presencia de las administraciones competentes y los operadores públicos y privados.
Un tercer reto es la sostenibilidad económica. Los 18 Planes Hidrológicos vigentes contemplan inversiones por encima de los 44.000 millones de euros a ejecutar hasta 2033. A estas inversiones hay que añadir las que se incluirán en el Plan Nacional de Depuración Saneamiento, Eficiencia, Ahorro y Reutilización (Dsear).
En cuanto al modelo de gestión del agua, sería necesaria una gestión integral de los recursos, entendida como el desarrollo y gestión coordinada del agua, la tierra y los recursos asociados para maximizar el bienestar económico y social sin comprometer su sostenibilidad.
La primera propuesta para transformar el sector del agua es la de avanzar en la transición hacia la economía circular a través de la reutilización del agua, la autosuficiencia energética y la valorización de residuos. En este sentido cobra especial relevancia el nuevo modelo de diseño y operación de las estaciones depuradoras de aguas residuales como biofactorías.
Estas actúan como centro de recuperación y generación de recursos mediante la reutilización del agua, la producción de energía renovable suficiente para el autoconsumo de las instalaciones y la valorización de los residuos (bio-gas, fertilizantes, etc.). Las biofactorías añaden además otros atributos, como la integración en el entorno como infraestructura verde y el valor compartido de emprendimiento, investigación e innovación social.
Entre las acciones de transformación se incluyen las que atañen a resiliencia. Son necesarias infraestructuras robustas y modernas que garanticen una cobertura suficiente de cantidad y calidad de las demandas hídricas, así como una protección frente a los efectos adversos provocados por el agua.
Respecto al regadío, es necesario impulsar una gestión integral y tecnológica que permita minimizar el impacto ambiental, así como abastecer la demanda del mercado en cantidad y calidad.
Entre las necesidades de transformación se encuentra también la digitalización.
Por último, los retos y las necesidades de gestión e inversión requieren de una alianza público-privada que garantice los mejores resultados para la ciudadanía.
Josep Bagué es presidente de la Comisión de Economía Circular de la Cámara de Comercio de España