Sweet, el camino que va de Tustin a la lista de ‘Fortune’
La nueva consejera delegada de Accenture pone el broche a una trayectoria ambiciosa y de éxito
Con apenas algo más de 24.000 habitantes, la localidad estadounidense de Tustin, ubicada en el condado de Orange, apenas ocupa el lugar 88 entre las 100 localidades con más renta por familia del estado de California, según datos del censo. Allí creció Julie Sweet (Washington DC, Estados Unidos, 1967), nueva consejera delegada de Accenture, una empresa con cerca de 500.000 empleados que factura 15.800 millones de euros al año. Se trata, por ahora, de la última estación en un viaje laboral que la llevará por distintos lugares hasta que en 2016 empiece a ocupar distintos lugares en la lista de la prestigiosa lista Fortune de mujeres más poderosas del mundo: en la última ocupa el número 32, casi 20 posiciones por encima de la archiconocida presentadora de televisión Oprah Winfrey, por ejemplo. El camino que une Tustin y Fortune, que ella misma detalló en enero de este año en una amplia entrevista concedida a The New York Times cuando sonaba ya en todas las quinielas para hacerse con las riendas de Accenture, ha sido más directo de lo que cabría imaginar, y se ve presidido por una sola idea: deseos de dar siempre un paso al frente.
La historia comienza a principios de los ochenta, con los empleados de un local de espectáculos donde también se servían cenas, el Elizabeth Howard, impresionados de que una niña de apenas 14 años acudiera a postularse para un puesto como camarera: nunca les había sucedido algo así. El hecho era que ella estaba allí para aportar su grano de arena a la economía familiar: en los años de recesión económica en la era Reagan, los padres de la adolescente Julie Spellman, nombre de soltera de Sweet, apenas daban abasto para comprar ropa a su hija, que crecía a un ritmo frenético. La contrataron.
No fue su primera experiencia laboral temprana. En el verano de su primer año universitario, para obtener unos ingresos extras, Sweet entró a trabajar en una compañía de teléfonos llamada Phone Buy. Tal fue la confianza que depositaron en ella, que quedó al cargo de la selección de personal. En uno de esos procesos, contrató a una persona que le terminaría robando 200 dólares. Aquello la marcaría para siempre, como ella misma explicó en la entrevista: “El presidente de la empresa me llamó y me dijo: ‘Julie, sé que 200 dólares son mucho dinero para ti, pero no te los voy a devolver. Tú la entrevistaste, tú la contrataste, y fue una mala elección. Recuérdalo”. Lo hizo: Sweet es conocida en su sector, entre otras muchas cosas, por su ojo clínico a la hora de elegir clientes y empleados.
En 1992, tras graduarse en Arte en el Claremont McKenna College y doctorarse en Derecho en la Columbia Law School, Sweet solo tenía tres palabras en mente: Cravath, Swaine y Moore, apellidos que componen una de las firmas de abogados más prestigiosas del mundo. Pero había un problema: fundada en 1841, la empresa solo había contado con dos socias en toda su historia. No le importó: “Pensé que bueno, vale, no tenían mujeres, pero eran los mejores, así que yo iba a entrar”. No solo lo hizo, sino que empezó a cultivar otra de las ideas que han marcado su trayectoria, la de abrir paso a que las mujeres puedan acceder a todo tipo de puestos en sus empresas, incluidos los de dirección. Creó en Cravath los primeros programas de formación de abogadas y a día de hoy una cuarta parte de los socios de la firma son mujeres.
En 2010, Sweet recibió una llamada: “Sé que no quieres dejar Cravath. De hecho, sé que nadie querría dejar Cravath. Pero tengo para ti una gran oportunidad”. Era un reclutador de Accenture. Con su padre recién fallecido, casada ya con Chad Sweet, cofundador del grupo Chertoff, con dos hijas, Sweet, exitosa letrada, hizo el esfuerzo imaginar su futuro: lo vio, y el hecho de haberlo podido ver no le gustó nada: “Se trata de no ser complaciente, de seguir aprendiendo y desafiándote. Mi marido colgó una placa en casa que dice: ‘Si tus sueños no te asustan, no son suficientemente grandes”, explicó ella misma al respecto. Entró como consejera en el departamento legal de Accenture, y cinco años después ya dirigía toda Norteamérica, que representa la mitad del negocio de la empresa y donde logró atraer a compañías como los hoteles de lujo Marriott, la petrolera Halliburton o el equipo ganador del anillo de la NBA en 2015, 2017 y 2018, los Golden State Warriors. En todas, su contribución fue decisiva para convertir a la tecnología en una aliada. Tras calcular un valor neto –el dinero que se tiene menos lo que se debe–para su zona de 25 millones de dólares y sustituir al actual consejero delegado interino, David Rowland, a partir del próximo 1 de septiembre, Sweet tendrá el reto de lograr que Accenture siga creciendo mientras se alcanza el objetivo de que, para 2025, la mitad exacta de los empleados sean mujeres, como ha prometido: “Primero, tienes que decidir si la diversidad es una prioridad en tu empresa. Si lo es, entonces te marcas un objetivo, trazas un plan de acción y mides tu progreso. No creo que sea ciencia espacial”, explicó sobre ello. Su visión refleja su voluntad de ir más allá, el lema que convirtió en su vida una joven de Tustin.