El bloqueo del fondo de Woodfoord expone los límites de los reguladores
Se rige por las leyes de la UE, y no por las de Reino Unido, por lo que revisar las normas británicas, como se plantea, no le afectaría
En física, un horizonte de sucesos es el límite más allá del cual la luz ya no puede escapar de la atracción gravitatoria de un agujero negro. El jefe del organismo de control financiero del Reino Unido también está siendo absorbido por la órbita de la explosión de uno de los fondos de inversión más conocidos de Gran Bretaña.
El jefe de la Financial Conduct Authority (homólogo de la CNMV), Andrew Bailey, posible sucesor del gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, dijo que Gran Bretaña podría tener que revisar sus normas sobre activos ilíquidos en fondos de inversión. Los comentarios, hechos en un artículo de opinión publicado por el diario Financial Times el domingo, se produjeron una semana después de que el prestigioso gestor de fondos británico Neil Woodford suspendiera los reembolsos de su fondo de renta variable estrella de 3.700 millones de libras (4.200 millones de euros) tras un prolongado período de bajo rendimiento y fuertes salidas de fondos.
Dado que el fondo tenía una asignación relativamente alta en pequeñas empresas, la decisión se justificaba para evitar una venta forzosa de activos. Bailey criticó a los fondos que ofrecen a los inversores la posibilidad de retirar dinero diariamente a pesar de estar fuertemente invertidos en activos ilíquidos, que son difíciles de vender cuando hay malas noticias. Sin embargo, el jefe del organismo de control financiero del Reino Unido fue parco en detalles sobre cómo solucionaría el problema.
Es cierto que la Financial Conduct Authority está preparando nuevas normas sobre gestión de la liquidez. Pero estas regulaciones solo se aplicarían a los fondos del Reino Unido, y no a los que, como el de Woodford, se rigen por las leyes de la Unión Europea, que permite que los fondos inviertan hasta una décima parte de su valor neto de activos en activos no líquidos, como las empresas de biotecnología en fase inicial.
Y el organismo de control financiero del Reino Unido no parece haber sido capaz de evitar que Woodford utilizara una laguna que Bailey identificó acertadamente en su artículo del FT. El gestor sacó a la Bolsa de Guernsey cuatro pequeñas empresas entre diciembre de 2017 y marzo de 2019.
Estas emisiones ayudaron a mantener a Woodford por debajo del límite de la UE del 10% de activos no líquidos, a pesar de que los flujos de salida de los inversores le estaban obligando a vender inversiones que eran más fáciles de soltar. Eso dejó a los inversores restantes con la ilusión de que el fondo aún tenía suficientes activos líquidos.
Como señaló Bailey, sacar a Bolsa una compañía extranjera no cotizada no hacía que las acciones fueran más líquidas. Sin embargo, el día 5 la Financial Conduct Authority dijo que no estaba informada y que no esperaba que se le avisara de las emisiones de Guernsey. Poner freno a este tipo de maniobras puede ser más fácil para Bailey que una revisión mayor que requiera la aceptación de la Unión Europea.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías