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Carlos Gotor: “El café es igual de complejo que el vino desde el punto de vista aromático”

A pesar de tratarse de un mercado maduro, cada año crece más de un 2%

Marta Jordi

La colección de molinillos en la estantería y el aroma intenso que se extiende por toda la oficina no dejan lugar a dudas: el despacho de Carlos Gustavo Gotor (Barcelona, 1970) es el de un verdadero amante del café. “Me tomo más de cinco tazas al día”, confiesa. Es el director de la empresa familiar, Bou Café, desde 1998, pero asegura que esto no estuvo siempre en sus planes.

Antes de aterrizar en su actual puesto, pasó por compañías del sector, como Malongo Cafè, Aziende Riunite Caffè, Scolar iEngineering y Neumann Kaffee Gruppe, entre otras. “Empiezo en este mundo el 23 de junio de 1994, la fecha de la última gran helada que se produjo en Brasil, lo que tuvo un impacto brutal en el precio del grano”, rememora desde su silla con vistas a la Fira de Barcelona.

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Cada año se producen en el mundo alrededor de 160 millones de sacos de café con 60 kilos cada uno. “Después del petróleo, es la segunda mercancía que más dinero mueve a nivel global”, explica el ejecutivo. A pesar de tratarse de uno de los mercados más maduros que existen, el consumo sigue creciendo: entre un 2% y un 3% cada año. Un campo en el que, sin embargo, la innovación sigue siendo un factor clave, insiste. “Por un lado, a nivel producción, tenemos la tecnología más puntera para conseguir el mejor tostado. Por otro, al ser pequeños, conseguimos lotes mucho más selectos con los que otros no podrían hacer nada”, comenta el responsable de una compañía que el año pasado facturó alrededor de 11 millones de euros. No obstante, en Bou, su principal empeño es desarrollar la cultura cafetera en España tras años de herencia del torrefacto. “El café es igual de complejo que el vino desde el punto de vista aromático, pero el conocimiento de uno y de otro aquí es muy diferente”, lamenta Gotor, mientras hace alusión a sus más de 900 olores. En este sentido, celebra que la bebida caliente se esté poniendo de moda, pues acarrea una mayor atención al mismo. “Para crear cultura, lo que necesitamos es que haya buenos cafés y el consumidor los pruebe”. Asegura que él mismo nunca deja de aprender; su oficina, en la que abundan los libros, es una muestra de ello: “Ahora con internet es más fácil, pero antes, siempre que viajaba, iba a las librerías a ver qué encontraba”, recuerda.

La hostelería ha sido su principal aliada a la hora de llevar este objetivo a la práctica. “El reto es que el consumidor disfrute, y para ello, no solo se necesita una buena materia prima, sino también un proceso de elaboración correcto: en casa no podemos controlar y asegurar igual de bien la taza que damos”, justifica el empresario. Una tarea en la que las controvertidas cápsulas también están de su lado, pues facilitan que el resultado sea siempre el mismo. Y para reducir el impacto medioambiental, trabajan en un contenedor compostable, anuncia.

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