El mercado penaliza con hasta 300 puntos básicos las emisiones de bancos pequeños y opables
Los inversores aprecian las emisiones más líquidas y de mejor rating de los grandes. Bankinter y Kutxabank son las excepciones
El tamaño importa a la hora de emitir deuda. La presión que padece el sector para emprender operaciones de fusión tiene en el coste de financiación uno de sus argumentos. La búsqueda de un mayor tamaño permite aspirar a una mayor rentabilidad y eficiencia –vía recorte de costes y a pesar de que el sector haya explorado ya con intensidad esa vía– y también a una financiación más barata en el mercado. El contexto es sin duda favorable para que los bancos españoles capten financiación de los inversores, pero se encarece inevitablemente para los bancos más pequeños. En especial, para los más claros candidatos a una posible operación corporativa.
Dos elementos son clave en el coste de financiación de un banco, el rating y la liquidez del emisor. Y ambos van habitualmente ligados al tamaño. Fuentes financieras apuntan que los mayores bancos suelen tener mejor calificación financiera por su carácter global, que permite diversificar riesgos. Así, Santander disfruta de un rating A y BBVA de un A-, según Standard & Poor’s, frente al BB+ de Ibercaja o el Baa3 de Unicaja (según Moody’s), bancos solventes pero muy concentrados a nivel doméstico.
“El tamaño es un factor importante para que un banco logre financiarse más barato. Los emisores de mayor tamaño hacen colocaciones más grandes y líquidas, que gustan más a los inversores. Y dan también mayor seguridad por el hecho de que es más difícil que vayan a sufrir un proceso de resolución”, explica Andrés Calzado, responsable de mercados de capitales para instituciones financieras de Nomura. Emisiones inferiores a los 200 millones de euros difícilmente van a encontrar a un público inversor más allá de compañías aseguradoras, que puedan comprar con la intención de permanecer con el título hasta el vencimiento.
Abanca cerró el pasado 16 de mayo su primera emisión de cédulas hipotecarias por 750 millones de euros a diez años y a un precio de 38 puntos básicos sobre midswap, el índice de referencia habitual en las colocaciones de deuda. Dos semanas antes, Santander había colocado 1.500 millones de euros en cédulas a un plazo más largo –12 años– y un precio inferior, con un diferencial de 23 puntos básicos sobre midswap. “Igualar ese plazo a Abanca le habría costado 45 puntos básicos de diferencial”, explican fuentes financieras.
Los bancos grandes tienen por lo general mejor calificación financiera por la mayor diversificación de sus riesgos
“En un producto con un margen de negocio tan reducido como las hipotecas, que los bancos están concediendo a diferenciales de entorno a 100 puntos básicos, emitir cédulas 15 puntos básicos más caras que un competidor no es muy efectivo. Sin duda, penaliza ser un banco más pequeño”, apuntan en otra entidad.
La distinta vara de medir, más exigente, que emplean los inversores con los bancos según su tamaño se aprecia con claridad en la cotización del instrumento más caro de todos, los bonos contingentes convertibles o cocos. Entre las emisiones lanzadas el pasado año, los cocos de Ibercaja cotizan ahora con un diferencial de 755 puntos básicos sobre midswap, un precio que se reduce en 100 puntos básicos para la emisión de cocos de Bankia y en 120 para la de BBVA.
El sobrecoste de emisión para bancos más pequeños y más susceptibles por tanto de verse envueltos en un proceso de concentración puede oscilar entre los 200 y los 300 puntos básicos en la deuda subordinada, según explica Calzado. La excepción está en Bankinter y Kutxabank, entidades en las que el elevado nivel de solvencia anula la penalización por tener menor tamaño. “Kutxabank y Bankinter, bancos que el mercado ve con más claridad al margen de un proceso de fusión, son los bancos medianos más próximos al coste de financiación de los grandes, Santander y BBVA”, añade Calzado.
Gracias a su holgada solvencia –con un capital Core Tier 1 (phase in) del 16,2% a cierre de marzo– Kutxabank no ha tenido por el momento necesidad de emitir cocos para construir su colchón de deuda capaz de absorber pérdidas. Sí tendrá que emitir deuda sénior no preferente y, en tal caso “podrá hacerlo al nivel de un banco del tamaño de Caixabank”, explican fuentes de mercado.