Las ‘Big Four’ desafían a Lazard y Rothschild como asesores de OPV
Deloitte se estrenó con el timón de la salida a Bolsa de Aedas en 2017. El objetivo es ser consejero de cabecera pero sin colocar acciones
Asesorar a la compañía de manera independiente, diseñar el calendario, fichar a los bancos de inversión y elegir los despachos de abogados, entre otras cuestiones. Esas son las tareas del papel que han desempeñado habitualmente Rothschild y Lazard en las salidas a Bolsa. No colocan acciones, a diferencia de los bancos de inversión clásicos, pero tienen un férreo control de todo el proceso y hacen valer sus servicios con jugosas comisiones. Las cuatro grandes firmas de la asesoría y la auditoría en todo el mundo –Deloitte, KPMG, EY y PwC–, las big four, pugnan por hacerse un hueco en un negocio que le viene como anillo al dedo a su interés por ampliar sus servicios.
Íñigo Pañeda, que lidera Rothschild en España, y Jaime Castellanos, que pilota Lazard, se han convertido en los asesores áulicos de las compañías en el momento de salir a Bolsa. Nomura, presidido en España por Francisco Sánchez-Asiaín, renunció en 2016 a un equipo de ventas en renta variable para tratar de redirigirse a la actividad de los asesores independientes. Tendam (la antigua Cortefiel) fichó a la entidad japonesa para este cometido, si bien está paralizado.
El 44% de las operaciones de salida a Bolsa en España ejecutadas desde 2016 ha contado con un asesor de este tipo, con un claro predominio de estos dos bancos de inversión. Deloitte ha sido la única de las Big Four que ha asumido esa función en España, con el estreno de la inmobiliaria Aedas en octubre de 2017. “Deloitte está trabajando con algunos clientes en una de las etapas más importantes y complejas de una compañía. Somos la única de las Big Four que ha participado como asesor financiero en una salida a Bolsa”, explica Javier Fernández-Galiano, director de Financial Advisory.
“Una OPV supone un proceso de toma de decisiones complejo y conlleva un esfuerzo organizativo para lo que es necesario un acompañamiento experto. Creemos que una firma como nosotros, reforzada por profesionales que provienen de banca de inversión, está mejor emplazada para aportar valor a emisores inaugurales que boutiques especialistas“, explica Noelle Cajigas, socia responsable de Mercado de Capitales de KPMG. También PwC cuenta con equipo especializado en salidas a Bolsa desde 2013.
Un año de pertinaz sequía en los estrenos bursátiles
Planicie absoluta. Ya va casi la mitad de 2019 sin que ninguna empresa se haya decidido por salir a Bolsa. Actualmente, las esperanzas de los inversores están depositadas en dos compañías. Una es Europastry, donde la familia Gallés y MCH barajan si vender en Bolsa parte de sus participaciones en la compañía a la vuelta de verano. La otra es Zero-E, la nueva empresa centrada en energía de ACS. Más complicados parecen los eventuales debuts de Wizink, tras el reciente cambio de su consejero delegado; Tendam (la antigua Cortefiel); Vía Célere, y Haya Real Estate, que ahora prioriza su venta a DoBank, empresa del sector participada por la también gestora de fondos de capital riesgo Fortress. Han quedado postergados para 2020 los debuts de Ibercaja, presionada por el mal momento del sector en Bolsa, y Cabify, que depende de las nuevas normas de los ayuntamientos de Madrid y Barcelona sobre el taxi y la evolución de los debuts de Uber y Lyft en Estados Unidos.
Isabel de Dios, socia de Transacciones de EY, ofrece algunos detalles sobre las ventajas de las big four sobre los bancos de inversión. “Somos garantía de independencia en el proceso, defendiendo únicamente los intereses de la compañía y ningún otro. Por otro lado, podemos prestar a la empresa que va a salir a Bolsa servicios adicionales integrales y completos que favorecen la eficiencia y repercuten en un ahorro de costes para la compañía”, apunta.
“Las comisiones por este tipo de servicios son más rentables que las de colocación. No se requieren recursos de personal tan amplios como los que exige un equipo de ventas”, señala un banquero de inversión. A esto se añade que el importe no está directamente vinculado al éxito de la operación, a diferencia de lo que suele ocurrir con las comisiones de aseguramiento y colocación. Así, Haya Real Estate, el gestor de activos inmobiliarios propiedad de Cerberus y que ha sondeado una salida Bolsa, fichó a Rothschild como asesor. En los resultados del año pasado, la empresa, que ha desistido de la OPV y está en proceso de venta a un fondo de capital riesgo o un industrial, como publicó CincoDías, registró 5,8 millones de gastos asociados al potencial estreno y a otras operaciones de M&A.
La última salida a Bolsa en España fue la de Solarpack, en la que la firma estadounidense Greentech ejerció de asesor de cabecera de la empresa. De los 7,8 millones de gastos consignados por la operación, los de abogados, auditores y los del consejero financiero –que suponen el grueso– sumaron 3,2 millones, frente a los 4,4 que cobraron los aseguradores, según el folleto.