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Así son las escuelas que formaron a Trudeau o el rey de Holanda y que gustan a PP y Cs

El Bachillerato Internacional cuenta con 5.000 centros en el mundo, de los que 123 están en España

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Pablo Sempere

Desde hace pocos meses, el Colegio Internacional de Sevilla San Francisco de Paula cuenta en todos sus ciclos formativos, que van desde infantil a Bachillerato, con el distintivo de la International Baccalaureate Organisation (IBO). El Bachillerato Internacional es una organización que exporta a centros de todo el mundo este modelo, ajeno al sistema estatal de educación y, según sus partidarios, mucho más actualizado al mundo laboral y a las exigencias del tejido productivo actual.

A nivel global ya son más de 5.000 los centros asociados, de los que 123 están en España, siendo 32 de titularidad pública. En ellos se han formado personalidades como el presidente de Canadá, Justin Trudeau, Jorma Ollila, ex consejero delegado de Nokia, o Guillermo Alejandro, rey de Holanda. Además, es el modelo que quieren impulsar formaciones políticas como el PP o Cs, tal y como recogieron en sus últimos programas electorales. “El nuestro es un sistema educativo basado en el alumno, en el que la base siempre es la resolución de problemas, la síntesis, el análisis y la conexión con el mundo”, explica Maripé Menéndez, directora general en Iberia de IBO.

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Convertirse en uno de estos centros supone una inversión de 30.000 euros, por la que se reciben pautas, formación de los expertos de la organización y la certificación correspondiente, así como pruebas y evaluaciones periódicas que confirmen que todo marcha conforme a lo pautado. “Todo este proceso dura dos años”, señala Menéndez. En este periplo, los centros privados lo tienen más fácil, ya que basta con que los dueños den el paso y desembolsen la cantidad requerida. En los públicos, añade Menéndez, la iniciativa debe surgir del claustro de profesores, que deben conseguir la financiación necesaria por parte de su comunidad autónoma.

El San Francisco de Paula entra en el primer grupo. “Nosotros no queríamos abandonar el sistema educativo, pero queríamos hacer cosas nuevas y siempre nos encontramos con mucha rigidez y resistencia”, explica Luis Rey, director del centro. En su opinión, en un momento en el que el mundo profesional está en constante cambio y cada vez hay más opciones formativas en la educación superior, “tiene poco sentido que haya pocas alternativas en la etapa preuniversitaria. Se habla de la personalización de la medicina, pero también hay que hablar de la de la educación”.

El sistema es complejo y flexible, y permite que cada centro adecue sus planes a sus objetivos. Pero más o menos funciona así: “El alumno escoge sus asignaturas. La lengua, la lengua extranjera y las matemáticas son obligatorias. Luego debe elegir una de ciencias, una de ciencias sociales y otra de arte”, señala Menéndez. A esto se le añaden estudios y trabajos sobre diferentes materias, así como prácticas con empresas en la etapa de Bachillerato. “En nuestro caso, entre otras medidas, hemos cambiado la Historia de la Filosofía por la Filosofía práctica y los profesores de música son profesionales del mundo de la música”, cuenta Rey.

Algunas de las empresas colaboradoras de este centro, en las que los alumnos pueden desarrollar sus prácticas, son las tecnológicas Wellness Telecom y Singular, la ingeniería Ghenova, la promotora especializada Bogaris, los despachos Ontier y Cremades, el hotel Alfonso XIII de Sevilla, la productora Lz Producciones, o los laboratorios AGQ. “Es una forma de acercar a los alumnos al mundo laboral desde una edad más temprana”, asegura el director.

También cambian sustancialmente los métodos de evaluación. “Los exámenes, que prácticamente son iguales en todos los países, deben responderse de forma analítica, huyendo de los formatos memorísticos”. Otro de los objetivos es aligerar los contenidos curriculares de cada curso. “La educación convencional mete permanentemente contenidos en los temarios, y lo que tenemos que hacer es vaciarlos, porque no da tiempo a impartir todo”, asegura Menéndez.

Este modelo, añade Laura Paños, coordinadora del IBO en el Colegio Alaude de Córdoba, tiene sus efectos posteriormente en la selectividad y en la universidad. En las pruebas de acceso, “el ratio de éxito supera de hecho el 94%. La formación es lo más holística posible y eso tiene consecuencias positivas en los años de facultad”.

Otros expertos en docencia critican sin embargo este tipo de modelos, que de alguna forma hacen más grande aún la brecha entre los centros punteros y los que cuentan con menos recursos, además de promover que los jóvenes tengan que elegir un posible camino profesional a edades más tempranas, en las que las aspiraciones y deseos aún no están consolidados. Pero “no obligamos a ello, simplemente permitimos que aquellos que tienen las ideas muy claras puedan desarrollarlas sin problema. Creemos que ahora lo más importante para un alumno es aprender a razonar de manera rigurosa y a entender el cambio y la evolución”, asegura Rey.

En su opinión, la transformación que España necesita en materia de educación puede inspirarse en este tipo de modelos. “Todas las personas y empresas a las que nos hemos dirigido han respondido de forma entusiasta. Esto demuestra que la sociedad es consciente de la importancia de este tipo de temas”, apunta.

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Sobre la firma

Pablo Sempere
Es redactor en la sección de Economía de CINCO DÍAS y EL PAÍS y está especializado en Hacienda. Escribe habitualmente de fiscalidad, finanzas públicas y financiación autonómica. Es graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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