¿Quién tiene más que perder con el Brexit?
La economía española está más expuesta a la ruptura que Francia, Italia o Alemania
Después de intensos debates, maniobras, recriminaciones y exaltaciones sobre si el Reino Unido va a estar cerca o lejos de la UE, alineados o no con las reglas del mercado único, en una unión aduanera o no, el Brexit está en nuestras vidas. El fiasco del Brexit se parece cada vez más a La historia interminable, la famosa novela del escritor alemán Michael Ende. Según dicho autor, cuando nos fijamos un objetivo, el mejor medio para alcanzarlo es tomar siempre el camino opuesto. Por segunda vez consecutiva al Reino Unido se le ha concedido una nueva prórroga flexible hasta el 31 de octubre. Fecha que curiosamente coincide con la fiesta de Halloween.
La mayoría de instituciones internacionales subrayan el riesgo que supone para la economía un Brexit interminable. En un reciente informe, el Fondo Monetario Internacional (FMI) alerta del riesgo económico que supone el Brexit y la mayor incertidumbre que está provocando ante la falta de acuerdo.
“Un Brexit sin acuerdo que interrumpa las cadenas de suministros y eleve los costes del comercio podría tener grandes y duraderos impactos negativos en las economías del Reino Unido y de la Unión Europea”. Así, un Brexit sin acuerdo tendría un efecto negativo en el PIB británico de 3,5% para 2021, y del 0,5% en la actividad del conjunto de la Unión Europea.
Sin embargo, estas cifras se refieren a datos medios. Pero la realidad nos demuestra que determinados países pierden más que otros.
En este sentido, la agencia de calificación Standard and Poor’s (S&P) ha efectuado un informe titulado ¿Quién tiene más que perder? Para ello, desde 2016, elabora un índice de sensibilidad al Brexit –Brexit Sensitivity Index (BSI)– en el que incluye los países más vulnerables al impacto negativo de una potencial salida del Reino Unido de la Unión Europea.
Ha sido actualizado para 2019, y se estructura básicamente en el análisis de cuatro factores (flujos migratorios bidireccionales, inversiones directas en el Reino Unido, sector financiero y exportaciones de bienes y servicios hacia el Reino Unido comparado con el PIB). Cada uno de ellos está normalizado y convertido en una escala de 0 a 1, de modo que cuanto mayor sea la suma, mayor será la exposición.
Con la suma total del conjunto de los factores, Standard and Poor’s obtiene el nivel de exposición promedio (0,71) entre los 21 países con mayor exposición (18 Estados miembros de la UE más Noruega, Suiza y Canadá). Llegado a este punto es conveniente preguntarse cuál es la situación de España en el ranking de exposición del BSI.
España se sitúa con un índice superior a la media (1,5) y representa el séptimo país más afectado, solo superado por países pequeños como Irlanda (2,9), Luxemburgo (2,7), Holanda (1,8), Chipre (1,8), Suiza (1,7) y Malta (1,6), más sensibles al Brexit. De ello se deduce que los países pequeños son los grandes perdedores.
Sin embargo, España es la primera del ranking entre aquellas economías cuyo producto nacional bruto supera el billón de euros. La exposición de la economía española es superior a la de países como Francia, Alemania e Italia por los grandes intereses de algunas de las principales corporaciones españolas.
Es especialmente relevante en el sector financiero británico, por el mayor aumento en actividades financieras, debido a la presencia de las filiales bancarias españolas en el Reino Unido que pueden ver aumentados sus costes, y la complejidad y el riesgo en los servicios financieros.
El Reino Unido perderá gradualmente influencia en la industria bancaria y financiera no solo en Europa, sino en todo el mundo. Tengamos en cuenta que, según datos de Analistas Financieros Internacionales (Afi), Santander UK sería depositario de entre el 10% y el 20% de las cuentas corrientes británicas.
Además, las exportaciones de España al Reino Unido han crecido desde 2016 hasta el 3,1% del PIB. Un porcentaje más elevado, incluso, que Alemania.
A todo ello hay que añadir elevadas inversiones en telecomunicaciones y seguros británicos. De hecho, si distribuimos el BSI (1,5), al sector financiero le correspondería el 47%; a las inversiones directas en el extranjero, el 27%; a exportaciones, el 20%, y el resto, a flujos migratorios con el 6%.
En resumen, no habrá vencedores ni vencidos. Todos perderemos. Por ello, nunca se debería de haber utilizado un instrumento como es el referéndum para solucionar un problema tan complejo que pone en peligro el futuro de mucha gente.
Vicente Castelló es profesor de la Universidad Jaume I y miembro del Instituto Interuniversitario de Desarrollo Local