¿Han aprendido las pymes algo de la crisis?
La gran banca aglutina más del 80% de la financiación, lo que supone una bomba de relojería
Todos recordamos el shock que para las empresas españolas supuso el cierre del crédito por parte de las entidades financieras. O no... porque estos hechos empezaron hace diez años y parecen lejanos, especialmente cuando el crédito bancario parece normalizado y según las encuestas, la financiación no es ya la primera preocupación de las pymes españolas, como hace cinco años.
Nuestra memoria es frágil, o mejor, nuestras prioridades cotidianas a veces nos impiden una reflexión sosegada sobre lo que ha pasado y que podemos hacer para prevenir situaciones semejantes. Y es que en las crisis podemos sucumbir o sobrevivir, pero siempre deberíamos aprender. Hoy tenemos financiación empresarial abundante, aunque ya hay signos que en la misma medida que la economía se desacelera, repunta la morosidad y aparecen indicadores de cambio de ciclo, se va complicando un poco más disponer de la financiación que necesitan las empresas.
En estos años, el panorama bancario en España ha cambiado de forma radical. Desaparecieron las cajas y se concentró de forma extraordinaria el poder de mercado de las más importantes. Así, si en 2007, las primeras 5 entidades concentraban el 49% de la financiación, en 2017 las cinco primeras concentraron el 82% del crédito.
Esto, en un país donde la práctica totalidad de la financiación es bancaria, puede ser una bomba de relojería. Todos tenemos en la mente casos en los que el banco canceló abruptamente líneas de crédito, sin más explicaciones y lo que ocurre cuando te encuentras sin financiación y no puedes atender pagos. Como sabemos, aquello resultó trágico para el país. Aunque no nos pongamos dramáticos, hablando de bombas, lo que claramente representa es un riesgo.
La financiación alternativa en España, es aún muy pequeña, pero se va abriendo hueco. En los últimos tres años, una modalidad de financiación privada, la financiación colectiva o Crowdlending, está creciendo a tasas medias de tres dígitos.
El crowdlending, es una fórmula de financiación empresarial, en la que un proyecto de una empresa es financiado directamente por inversores particulares y profesionales que han estudiado el proyecto y confían en su resultado. Inversores particulares y profesionales invierten en las mismas condiciones y tienen acceso a la misma información. Esta formula de reunir financiación para un proyecto de forma colectiva, a partir de ‘muchos pocos’, no es nueva, y tuvo su origen en los años 80, a finales del siglo pasado, si bien se empleaba para proyectos culturales, humanitarios o filantrópicos.
Hoy en día, gracias a que la tecnología permite conocer información de forma inmediata, y unir necesidades con financiación, las plataformas de Crowdlending en todo el mundo desarrollan financiación empresarial alternativa a la bancaria, de forma rápida y muy eficiente, reduciendo los costes de la operación y permitiendo que las empresas dispongan de financiación adicional y los inversores de una rentabilidad interesante con un riesgo razonable.
La financiación colectiva o crowdlending constituye para la empresa una fuente de financiación alternativa que no puede, en nuestra opinión, permitirse el lujo de no conocer. Creer que ‘yo tengo la financiación resuelta con mi banco’ es un error que en el pasado tuvo consecuencias terribles, y eso que en el pasado existían muchas más entidades donde poder pedir dinero.
Pero hoy, esas puertas han reducido su número de forma drástica. Y toda concentración es, por definición un riesgo para una empresa, sea la concentración de clientes, de proveedores o de mercados. La estrategia empresarial debe disponer mecanismos para prevenirle de riesgos como éste, explorando alternativas y reduciendo la dependencia de nadie, por encima incluso del coste financiero medio, que parece ser la única guía que siguen algunas empresas.
Pero hay algo más que debería animar a las empresas a conocer el Crowdlending. Se trata de comprender que lo que está cambiando no es la financiación, sino el mundo que nos rodea.
Ninguna empresa puede hoy dejar de considerar los canales on-line como una forma de extender su actividad, ya sea como canal de venta o como fuente de información para clientes, una empresa debe tener presencia en internet porque la sociedad lo exige y, en materia financiera, cada vez más quieren conocer donde va su dinero.
Así, por ejemplo, las empresas deberán prepararse para incrementar su transparencia ante la sociedad y adaptar sus comportamientos como compañía de acuerdo con prácticas de responsabilidad social. Estos tiempos, también ofrecen nuevas fórmulas de financiación, complementarias a las tradicionales que es necesario explorar y conocer bien.
Desde ACLE (La Asociación de crowdlending Española), auguran que “2019 será un año clave en el sector, donde posiblemente empezarán a participar más actores relevantes tanto en la inversión mediante préstamos como en la entrada en el capital de algunas de las plataformas y, seguro que también se lanzan nuevas operaciones corporativas relevantes”. Según la patronal, las plataformas de crowdlending cerraron 2018 con una evolución de más de 100 millones de euros financiados frente a los 80 millones del año anterior.
Así, el crowdlending se va consolidando como una alternativa real para financiación llegando cada vez a más inversores y prestatarios (tanto empresas como particulares) y, si en algún momento vuelve el lobo, podremos hacer algo más que lamentarnos. Hay una regla empresarial que establece que es mejor hacer los cambios cuando no existe la urgencia de hacerlos y se pueden dirigir bien. Creo que esto es perfectamente aplicable al crowdlending en España.
José Maria Ferrer es Director general de Colectual