La banca de inversión retrasa a septiembre las salidas a Bolsa de 2019
Las numerosas incertidumbres disparan la exigencia de los inversores y la venta de activos gana peso como alternativa
Las operaciones corporativas no pierden comba a pesar de las numerosas incertidumbres económicas. La opa lanzada por el fondo Letterone sobre Dia es el último ejemplo de que la actividad sigue viva, aunque no así las operaciones de salidas a Bolsa. Las ofertas para salir a Bolsa (OPV, en la jerga) ya encontraron el pasado año un difícil entorno, con sonados fracasos como el estreno frustrado a última hora de Cepsa, y 2019 no va a ser mucho más favorable.
De hecho, los bancos de inversión asumen que el momento más propicio para salir al mercado este año podría no llegar al menos hasta septiembre, una vez puedan haberse despejado las incertidumbres que ahora pesan con fuerza en el ánimo de los inversores.
El año ha comenzado con fuerza y con claros ascensos en los índices bursátiles pero la continuidad de ese tono positivo está en entredicho. Hay numerosos factores de los que va a depender que el tono alcista del mercado se confirme y dé lugar a la ventana de oportunidad que aguardan las compañías que aspiran a debutar en el parqué.
La mayor de las incógnitas que van a determinar el rumbo bursátil es qué alcance va a tener la actual desaceleración económica global. El riesgo de la llegada de la recesión económica es el principal miedo de los inversores, como se hizo evidente en la recta final de 2018, sin que haya que descartar un mayor deterioro económico de aquí a fin de año.
La debilidad económica, la guerra comercial, el Brexit y las elecciones europeas jalonan un año lleno de obstáculos
Otro de los grandes elementos de inquietud es el desenlace de la guerra comercial, con capacidad para agravar el declive económico si no hay acuerdo entre EE UU y China. Las dos grandes potencias económicas se han dado una tregua hasta el 1 de marzo para alcanzar un pacto y los inversores confían en que logren un acuerdo fiable con el que alejar el fantasma del proteccionismo. La amenaza de guerra comercial ya ha hecho mella en numerosos resultados empresariales, otro de los termómetros ineludibles para los inversores.
A todo esto se suman eventos políticos como el Brexit –que se aproxima el 29 de marzo sin acuerdo para evitar una ruptura traumática– o las elecciones de mayo al Parlamento Europeo, que servirán para medir el auge de los populismos en la zona euro. “El incremento de volatilidad en los mercados de capitales por la mayor incertidumbre política y financiera hace que los inversores sean más cautos a la hora de elegir en qué compañías invertir y a qué valoraciones”, reconoce Pedro Sansó, Managing Director de Banca de Inversión de Citi.
La opción de la venta
Fuentes del sector coinciden en que el año se presenta muy exigente para las salidas a Bolsa, lo que también va a ser un incentivo para la búsqueda de alternativas como la venta. Así, el llamado dual track, en el que poner en marcha el diseño en paralelo de la salida a Bolsa y la venta, está siendo la fórmula más recomendada, a la vista de la abundancia de liquidez del mercado y del deseo de muchas empresas de vender activos no estratégicos.
Los largos preparativos que requiere una salida a Bolsa también juegan en contra de poder aprovechar una ventana de oportunidad de mercado más o menos fugaz. “Quien quiera salir este año a Bolsa debe haber puesto los preparativos en marcha porque las ventanas que puedan surgir en primavera o verano serán muy cortas y el inversor es ahora más cauto y más exigente. No podrá debutar en Bolsa cualquiera. Eso va a inclinar la balanza hacia las operaciones de fusiones y adquisición”, advierten desde una entidad.
Los aspirantes a dar el salto
Cepsa. Carlyle negocia la compra de un 30% de su capital pero esta venta no es incompatible con una salida a Bolsa, anulada en octubre por las malas condiciones de mercado.
WiZink. El banco de crédito al consumo del private equity estadounidense Värde está valorada entre los 2.000 y los 3.000 millones de euros.
Vía Célere. La valoración inicial de la inmobiliaria ronda los 1.500 millones de euros.
Tendam. La antigua Cortefiel explora la posibilidad de salir a Bolsa, pero no es ahora su prioridad.
Ibercaja. Su hoja de ruta pasa por cotizar en 2020 a más tardar.
Haya Real State .Pretende debutar en este primer semestre aunque ello dependerá del contrato de gestión de activos que mantiene con Sareb.
Europastry. El primer fabricante español de pan congelado tiene un valor orientativo de 1.000 millones.