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Industria recibe interés por las plantas de Alcoa condicionado a la reforma del precio de la energía

Los inversores esperan al desarrollo del estatuto de consumidores electrointensivos para mover ficha

La fábrica de Alcoa en Avilés.
La fábrica de Alcoa en Avilés.
Javier Fernández Magariño

Las fábricas de aluminio de Alcoa en Avilés y La Coruña son viables, pero solo si sale adelante antes de junio el desarrollo del Proyecto de Ley de impulso a la industria, abierto actualmente a enmiendas.

Este es el mensaje que ha recibido el ministerio de Industria, según fuentes de toda solvencia, de distintos inversores interesados en unas instalaciones heridas de muerte. Sobre la mesa hay incluso proyectos de desarrollo.

La clave está en la declarada intención de proteger a las plantas electrointesivas de un coste energético que alcanza el 50% de los costes productivos y que pone a los fabricantes españoles en desventaja con los franceses o alemanes, donde sí se han orquestado medidas de protección con el visto bueno de la CE.

Sobre la mesa del Gobierno hay propuestas para desarrollar nueva actividad en las instalaciones con amenaza de cierre

Dentro del citado Proyecto de Ley de medidas urgentes para el impulso de la competitividad económica en el sector de la industria y el comercio en España, el departamento de Reyes Maroto desarrolla un estatuto de grandes consumidores o la figura de las redes de distribución de energía eléctrica cerradas. Estas últimas son redes dedicadas que operan en exclusividad en zonas industriales, comerciales o de servicios.

Fuentes cercanas a los contactos, sobre los que están al tanto la ministra y los presidentes autonómicos Alberto Núñez Feijóo y Javier Fernández, de Galicia y Asturias, respectivamente, aseguran que la negociación sobre el empleo o la tasación de plantas y maquinaria no se ha abierto, por lo que solo habrá avance y se entrará en esos detalles si se garantiza un precio del megavatio hora “adecuado”.

La industria pesada lleva años demandando un escudo ante la imprevisibilidad y carestía de unos precios que llegan a doblar los 30 a 32 euros por MWh que pagan productores de Alemania o Francia. La sombra de la posible ayuda de Estado incompatible ha tenido en el congelador este tipo de medidas mientras productores como la propia Alcoa, Acerinox, Arcelor, Ferroatlántica, Asturiana de Zinc, las cementeras, y un largo etcétera, han tenido como compensación la subasta de interrumpibilidad. Pero ni ese mecanismo ha sido entendido como un marco estable para salvar del cierre a las fábricas de Avilés y La Coruña.

A la espera de que Industria mueve ficha con el citado proyecto de ley, las dos instalaciones de Alcoa en grave crisis están preparadas para el inminente cierre de la cubas de eletrólisis

A la espera de que Industria mueve ficha con el citado proyecto de ley, las dos instalaciones de Alcoa en grave crisis están preparadas para el inminente cierre de la cubas de eletrólisis, mientras se va a mantener viva la actividad de fundición.

El acuerdo entre empresa y sindicatos, que prorrogó hasta junio la decisión de cierre total, prevé que el comprador asumirá algo más de 300 trabajadores en cada una de las instalaciones. Actualmente Alcoa trabaja en un escenario de desinversión en el que afrontaría un coste de hasta 20 millones por planta para arrancar de nuevo las cubas de electrolisis. Quedaría negociar, entre otros detalles, quién asume los pasivos laborales de las plantillas.

La falta de una tarifa eléctrica ad hoc para las fábricas de Alcoa, que la tuvieron durante 15 años, ya desbarató en el verano de 2016 un intento de adquisición por parte de una alianza entre el grupo español Alibérico y el productor Aludium, propiedad del fondo estadounidense Atlas Capital.

Se da la circunstancia de que la primera de ellas, del empresario Clemente González Soler, gestiona una planta que fue cerrada por Alcoa (Sabiñánigo) y dos de la antigua Inespal (Linares y Coslada). Adquiridas años atrás en crisis, hoy están en beneficio y a pleno rendimiento. Aludium, por su parte, reflotó otras dos de las fábricas que fueron soltadas por Alcoa: Amorebieta y Alicante.

Cubas de electrólisis en la planta de Avilés.
Cubas de electrólisis en la planta de Avilés.

Los antecedentes de la grave crisis de Alcoa

Corría 1998 cuando la estadounidense Alcoa se hizo con 11 de las 13 fábricas en España de la pública Inespal por un equivalente a 400 millones de euros. La mitad de esa cifra era deuda y la parte de capital, según fuentes del sector, fue amortizada en apenas un año. La jugada de la empresa fue maestra.

La compradora no quiso las plantas de Linares (Jaen) y Coslada (Madrid), quedando la primera en manos de la SEPI y la segunda en poder de Alcan (estas dos últimas están integradas hoy en el grupo Alibérico).

Alcoa se convertía en el gran jugador en el sector del aluminio y partió con una garantía de diez años sobre el precio eléctrico en las tres instalaciones que hacen electrólisis: San Ciprián (Lugo), Avilés (Asturias) y La Coruña.

Esos contratos de precio asegurado fueron prorrogados durante cinco años, con descuentos entre el 30% y el 50% sobre tarifas que soportaban otros productores industriales en España, y vencieron finalmente en 2015. Las plantas entraron entonces en barrena, pese a ser compensadas con el sistema de interrumpibilidad. Entre tanto, Alcoa había ido desinvirtiendo hasta reducir su parque a cuatro plantas en este país.

Antes del anuncio de cierre, Avilés funciona con una capacidad de producción de 65.000 toneladas de aluminio al año y La Coruña puede alcanzar las 60.000, ambas con su potencial reducido en un 30%. La de San Ciprián, por su parte, puede alcanzar las 250.000 toneladas al año a pleno rendimiento.

Con el precio del aluminio cotizando a la baja en el mercado londinense y los elevados precios de la energía (esta factura representa entre el 45% y el 50% de los costes de producción), tener las fábricas abiertas pierde todo interés para la propietaria. Alcoa activó el plan de cierre tras negociar la venta hace tres años.

Fuentes conocedoras de las instalaciones en crisis explican que su tecnología y diseño es de los años sesenta. Algo que es especialmente relevante en cuanto a la eficiencia de las cubas de electrólisis. Instalaciones modernas de estas características en Noruega u Oriente Medio están produciendo hasta cuatro veces más con menores costes en el proceso.

Un propietario entrante tendrá que invertir en modernización y aportar valor añadido a unas instalaciones que viven de transformar la bauxita en alúmina, y este polvo en aluminio. Pero la clave está en que los costes energéticos sean más bajos y estables a largo plazo. A partir de este punto, vendrá el vía crucis de la negociación laboral. Más de 600 trabajadores están pendientes de que lleguen los deseados planes de viabilidad a Avilés y La Coruña.

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Sobre la firma

Javier Fernández Magariño
Es redactor de infraestructuras, construcción y transportes en Cinco Días, donde escribe desde junio de 2000. Ha pasado por las secciones de Especiales, Cinco Sentidos, 5D y Compañías siguiendo la información de diversos sectores empresariales. Antes fue locutor de informativos en la Cadena Cope, además de colaborar en distintos medios de Madrid.

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