¿Se ha olvidado Davos 2019 de las personas?
Falta un debate sobre el modelo económico. De los diez temas tratados, cinco son ecológicos
En 2009, en plena crisis de la económica mundial, los líderes empresariales y políticos se reunieron de nuevo en Davos durante una semana, como vienen haciendo desde 1991, para analizar los problemas del mundo y los riesgos que tienen que sortear. Hace una década, todo era incertidumbre. En 2007 estallaba la crisis de las hipotecas subprime y se iniciaba la mayor crisis económica y financiera desde la II Guerra Mundial. En marzo de 2008, Bear Stearns, el quinto banco de inversión estadounidense se desplomaba y JP Morgan salió a su rescate. En septiembre de 2008, quebraba Lehman Brothers, uno de los principales bancos de inversión e IAG, la mayor aseguradora del mundo, era rescatada por el Gobierno de Estados Unidos.
En enero de 2009, la crisis económica lo ocupaba todo: la información, el replanteamiento de las estrategias empresariales ante la desaceleración económica, los recortes en los presupuestos de los países y el inicio de las políticas de austeridad, así como las preocupaciones familiares por el paro, la disminución de los ingresos y la falta de oportunidades. Además, en Europa se iniciaban los rescates. El más doloroso, el de Grecia en la primavera de 2010, al que sucedieron el de Irlanda y Portugal y el rescate bancario de España.
Pero volvamos a enero de 2009 en la fría localidad suiza de Davos. El Global Risks Report 2009, informe que desde 2006 el Fondo Monetario Internacional publica para analizar las tensiones geopolíticas y geoeconómicas, volvió a predecir que el colapso de los activos financieros era el principal riesgo, al igual que en 2008; seguido por la posible desaceleración de la economía china, que crecería por debajo del 6%, lo que lastraría al resto de economías; las enfermedades crónicas, sí, las enfermedades crónicas; la crisis financiera y las brechas en la gobernanza global.
Los riesgos medioambientales y el cambio climático aparecían como unos de los 36 riesgos analizados en el informe, pero ninguno era relevante, aunque ya se vislumbraba en el calendario la Cumbre del Clima de Copenhague de diciembre de 2009, en la que se tenían puestas muchas esperanzas para lograr un acuerdo global para frenar el cambio climático, que se retrasó hasta 2015, en la Cumbre de Clima de París.
Diez años después, el Global Risks Report 2019 ha cambiado la tendencia. De los 10 principales riesgos, ¡cinco son medioambientales!, siendo los tres primeros los fenómenos meteorológicos extremos, el fallo en la mitigación y adaptación al cambio climático y los desastres naturales. Los desastres naturales provocados por el hombre ocupan la sexta posición y la pérdida de biodiversidad y el colapso de los ecosistemas la octava. A nivel tecnológico, el fraude y robo de datos y la ciberseguridad ocupan el cuarto y quinto riesgo, respectivamente. El resto se refieren a las migraciones, a la crisis del agua y a una posible burbuja económica, en la décima posición.
Si se revisa el Global Risks Report 2019, se puede deducir que desde Davos se está recomendando a las empresas que integren realmente los riesgos del cambio climático y el cuidado del medio ambiente en su gestión si quieren mirar a largo plazo. La ciberseguridad se ha erigido durante estos años como uno de los principales riesgos a los que se enfrentan las compañías y los gobiernos. Y las migraciones y la crisis del agua se han instalado como un problema global para todos los países.
¿Pero qué soluciones aporta Davos a las personas en un contexto marcado por la desigualdad? Desde fuera, parece que no muchas, que se queda en una conversación interesante entre las 3.000 personas que acuden, los líderes empresariales, políticos y de la sociedad civil y las crónicas periodísticas, pero que después se concreta en poco.
Este año, el lema elegido es Globalización 4.0: Configurando una arquitectura global en la era de la Cuarta Revolución Industrial. Sin duda, un tema que nos afecta a todos en plena revolución tecnológica que está transformando el mundo y nuestras relaciones, pero da la sensación de que desde el inicio de la crisis económica mundial de 2008, Davos sigue sin afrontar el debate sobre el cambio de modelo económico y, por lo tanto, sigue sin aportar soluciones reales a los retos actuales, como una economía enfocada a mejorar la vida de las personas. Aquí es donde entraría la nueva economía y la innovación social como solución a la desigualdad y el cuidado del planeta.
Por eso, Davos debería incluir a la nueva economía en su conversación y como posible respuesta a los desafíos globales. Por suerte ya existen movimientos que promueven este cambio de paradigma, como la economía circular, la economía social y solidaria, la economía del bien común, la economía colaborativa, finanzas éticas o la innovación social. Además de promover que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU sean la base de cualquier plan de negocio y de cualquier actividad.
En el NESI Global Forum, el Foro Global de la Nueva Economía e Innovación Social, que celebrará su segunda edición del 24 al 26 de abril en Málaga, 700 personas de más de 40 países trataremos de dar respuesta a este cambio de paradigma que necesitamos. Debatiremos sobre temas que Davos evita tales como la injusticia fiscal, alinear el comercio mundial a los ODS y el cambio climático, la brecha salarial dentro de las empresas, la igualdad de género en la economía, las relaciones entre poder económico y poder político, la transparencia de las empresas y la predistribución y redistribución de la riqueza. ¿Será NESI el foro que sustituya a Davos en cuanto a profundidad y valor real de los debates?