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Por qué es un buen momento para recuperar la inversión en oro

Los analistas esperan que suba cerca de un 11% en el año

Evolución del oro desde 2018

La incertidumbre política y los temores a una ralentización económica cada vez más tangible llevan a los inversores a buscar valores en los que refugiarse. El año pasado, la fortaleza del dólar puso a la divisa en el foco de las estrategias de inversión, pero todo indica que el 2019 será el año del oro. De hecho, los últimos meses de 2018, durante los que ya se percibieron los primeros síntomas del freno económico, impulsaron al oro. Desde los mínimos de agosto, el metal se ha revalorizado un 9,6%.

Sin embargo, el comienzo del año no ha ido acorde a esta tendencia y ha sido el más débil desde 2013. La materia prima solo se ha revalorizado un 0,55% en las dos primeras semanas de 2019, mientras que en el mismo periodo de 2018, sumó un 2,84%. No obstante, Nitesh Shah, analista de WisdomTree, subraya que las fuertes ganancias obtenidas a finales del año pasado han limitado su potencial. “En las últimas dos semanas de 2018, el oro registró la segunda mayor subida [3,55%] desde 2013”, subraya.

Pese a todo, los inversores confían en su potencial para 2019 y esperan que esta tendencia se revierta y pronto supere la barrera de los 1.300 dólares. Los analistas de Goldman Sachs son los más optimistas y han vuelto a elevar sus previsiones: estiman un precio de 1.325 dólares por onza de oro de aquí a tres meses, frente a los 1.250 dólares previos. Para finales de 2019, lo sitúan en 1.425 billetes verdes. Es decir, teniendo en cuenta el precio actual, le dan un potencial casi del 11%.

La confianza del mercado reside en las probabilidades de que la economía siga dando muestras de agotamiento, continúen las caídas en la renta variable y se detenga el fortalecimiento del dólar, al mismo tiempo que crecen las tensiones políticas internacionales. Todo ello generará una incertidumbre que, como en ocasiones anteriores, impulsará el oro. Tras los atentados del 11S, se revalorizó un 6,6% frente a la caída del 16,5% de la renta variable, y durante la crisis financiera sumó un 21,5% –y tocó máximos de 30 años–, mientras que las Bolsas cedieron un 13% .

En este sentido, las dudas en torno al acuerdo para el Brexit han sido uno de los desencadenantes del incremento de la demanda de oro entre los inversores, según The Royal Mint (la fábrica de moneda de Reino Unido). En lo que va de año, los ingresos por ventas de oro han aumentado un 73% respecto al mismo periodo de 2018. The Royal Mint espera que la demanda crezca “a medida que aumente la incertidumbre de los inversores”.

No obstante, los datos de la casa de la moneda británica contrastan con las cifras de diciembre de BullionVault –una plataforma online de compra de oro y plata–, cuyo índice de compra de oro (Gold Investors Index) cayó dicho mes a su nivel más bajo desde agosto de 2017. Sin embargo, la semana pasada registró un volumen de trading un 94,1% superior a la media de los últimos 12 meses.

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No, la fiebre del paladio no es como la del oro

Además del Brexit, BullionVault cita como desencadenantes las protestas de los chalecos amarillos en Francia, los riesgos geopolíticos entre Rusia y EE UU o la guerra comercial, aunque destaca la nueva hoja de ruta del Banco Central Europeo (BCE) y la Fed de EE UU este año.

Ante la debilidad macroeconómica, la tendencia bajista de Wall Street en la recta final de 2018 y las presiones de Trump, la institución dirigida por Jerome Powell ha rebajado de tres a dos la subidas de tipos para este año, aunque el mercado no descarta que no llegue a efectuarlas. En Europa, la primera alza no se espera hasta después del verano y los analistas también dudan de que se produzca. Todo ello, beneficiará al metal precioso pues su precio suele aumentar “cuando los tipos de interés caen por debajo de la inflación en el coste de vida, especialmente si los bancos centrales intentan luchar contra el pánico que se experimenta en los mercados financieros”, explica Adrian Ash, director de investigación de BullionVault.

Por otra parte, desde la empresa de metales preciosos Degussa destacan el precio relativamente bajo del metal. “El oro solo es un activo seguro para las carteras si se puede comprar a un precio decente”, explican. Aunque lo recomiendan únicamente para inversiones a medio y largo plazo, pues las previsiones realizadas sobre el precio de los metales preciosos están rodeadas de incertidumbre, sobre todo en cortos periodos de tiempo.

En las dos primeras semanas de 2019, el flujo hacia esta materia prima ha multiplicado por tres la media mensual habitual, según WisdomTree. Una opción es invertir en fondos cotizados, ETF (por sus siglas en inglés). El iShares Gold Trust, de BlackRock, obtuvo en 2018 una rentabilidad del 4%, aunque el último trimestre fue el más positivo. Hace ocho años, en plena crisis, rentó un 13%.

También son muchas las gestoras con fondos que invierten a través de compañías mineras. El Global Gold Fund de Investec o el DWS Invest Gold and Precious Metals Equities, de la gestora de Deutsche Bank, tienen una rentabilidad acumulada del 14% en los últimos tres años, mientras que en 2018 obtuvieron rentabilidades negativas pese a los buenos datos del último trimestre.

En cualquier caso, desde Julius Baer alertan de que el rebote brusco esperado por el mercado en el precio del oro no tiene por qué producirse ni durar en el tiempo. “Los más optimistas consideran que los riesgos políticos lo impulsarán. Nosotros no compartimos esta teoría pues, históricamente, este tipo de riesgos no han tenido un impacto duradero sobre el oro salvo que hubiesen afectado a la economía y los mercados financieros”, explican.

La fiebre dorada arrastra al resto de metales preciosos

 

La buena racha registrada por el oro a finales de 2018 ha beneficiado al resto de metales preciosos. El precio de la plata ha seguido un camino similar al registrado por el oro, aunque mantuvo su tendencia bajista hasta noviembre. Desde entonces, se revaloriza un 10%. En UBS consideran que la plata esconde un gran potencial, principalmente “si el sentimiento de riesgo se estabiliza o mejora”

La evolución del platino, usado en los catalizadores de vehículos diésel, ha sido más moderada y tras tocar mínimos, trata de recuperar los 800 dólares. Una situación que ha ido en beneficio del paladio, empleado para los catalizadores de vehículos de gasolina, y que rebota un 63% desde los mínimos de agosto de 2018. Esta semana ha llegado a superar incluso los 1.400 dólares. 

Las restricciones impuestas a los vehículos diésel y el consiguiente aumento de la demanda de los automóviles de gasolina, han impulsado el precio del paladio, a pesar de la reducción de las ventas de las automovilísticas en todo el mundo. Pero también lo ha hecho la falta de suministro a corto plazo ante las demandas inmediatas de los fabricantes de vehículos.

 

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