Cristina Álvarez: “No queremos sacar novedades siguiendo las tendencias”
Fundó una empresa de bolsos que confecciona entre Ubrique y Madrid Defiende los básicos que ya no se encuentran en las grandes cadenas
Un año lleva Cristina Álvarez Lacambra (Madrid, 1972) instalada en el sencillo pero alborotado despacho que esconde la tienda de bolsos y accesorios Lacambra en el madrileño barrio de Malasaña. Lo que comenzó en 2011 como un negocio online se ha consolidado en una marca con presencia en siete países, entre los que se incluyen Corea y Australia. En España, además de la tienda en la calle Divino Pastor, están presentes en más de 20 establecimientos multimarca, entre los que se encuentra el Museo Thyssen.
La emprendedora manifiesta que la apertura ha supuesto la consolidación de la marca. “Siempre tuve claro que quería tener tienda física, pero al principio me daba miedo, esperé primero a ver si funcionaba el formato”, explica desde la trastienda, rodeada de los próximos lanzamientos. Encontrar el local adecuado tampoco fue una tarea sencilla. “No quería estar en una calle principal y estar obligada a tener las rebajas de las cadenas. Mi objetivo es que pareciera que este había sido el negocio tradicional de mis padres al que yo le había dado una vuelta”, confiesa.
Antes de Lacambra, fundó una compañía de regalo promocional que se vio obligada a cerrar en 2008. En ese momento, prometió que no volvería a emprender, pero tres años más tarde nació la marca que toma su apellido. “Pensé: ¿qué somos buenos haciendo en España? Porque me parecía el momento de fabricar aquí”, comenta. La piel era un material que conocía gracias a su negocio anterior, y además, cumplía con las anteriores características. “Me encantan los bolsos, pero Lacambra no nació por eso. Quería hacer algo con la mente fría, no solo porque me gustara”, insiste la fundadora, quien se queja de que la gente se sorprenda cuando ve que detrás de la marca está ella sola. “Si fuera un hombre, no se sorprenderían igual”, protesta.
La filosofía de la compañía es crear diseños sobrios, duraderos y que se puedan personalizar. “Las cadenas solo siguen las tendencias, si se quiere un básico, hay que irse a las marcas de lujo, y cada es más difícil encontrarlos”, comenta Álvarez Lacambra. Sus bolsos se confeccionan de manera artesanal entre Ubrique y Madrid. “Es bonito porque es un oficio que se estaba perdiendo, pero estos talleres han ido creciendo a la vez que nosotros”, ilustra. Sus próximos lanzamientos serán colaboraciones con otros creadores: “Queremos tener novedades para los clientes que tienen varios Lacambra, pero no queremos seguir las tendencias, sino apostar por el diseño y la artesanía”. Es el caso de las carteras que aguardan en la estantería de su despacho, basadas en las fotografías de Chema Castelló, los bolsos bordados con los diseños de Alejandra Corral o las joyas compartidas con Natxa González .