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Ganarse la vida invirtiendo en Bolsa no es posible: haga números

Gestores con décadas de experiencia explican las dificultades para lograr rentabilidades positivas Para sacar un ‘sueldo’ de 2.000 euros habría que tener más de 250.000 euros de patrimonio y mucha suerte

Getty
Miguel Moreno Mendieta

Josef Ajram es el trader más famoso de España. Ultramaratoniano, modelo, escritor, conferenciante... Un imán para las televisiones. En 2011 publicó el libro Ganar Dinero en Bolsa es Posible: el método Ajram. El título es irresistible, pero el deportista falló en la demostración empírica de su tesis. En 2016 lanzó su propio vehículo de inversión (la sicav Ajram Capital), que en dos años registra unas pérdidas del 11% pese a que la Bolsa ha subido en este periodo.

El atractivo de ganarse la vida invirtiendo en los mercados financieros es innegable. Desde el cine y la televisión se traslada la idea de que siendo inteligente es posible hacerse millonario “apostando” en Bolsa. Hay decenas de cursos, conferencias y libros que tratan de convencer a incautos de que convertirse en un broker profesional y lograr unas rentas periódicas no es tan difícil. Pero, ¿ha hecho alguna vez las cuentas?

Los gestores de fondos conocen a la perfección esos números. Su trabajo consiste en comprar y vender acciones y bonos para conseguir una rentabilidad para los dueños de los fondos de inversión que administran.

“En este mercado, conseguir una rentabilidad de más del 10% a largo plazo, descontando los gastos, es realmente virtuoso. Solo reservado a los mejores. Y siempre teniendo en cuenta que hablamos de inversión en Bolsa, que tiene una volatilidad alta y en la que puedes pasar periodos muy malos”, explica Josep Prats, gestor del fondo Abante European Quality, que maneja un patrimonio de 180 millones de euros.

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Así pues, los mejores gestores del planeta logran rentabilidades de entre el 10% y el 15% invirtiendo en renta variable. En caso de una inversión más conservadora, en bonos de países y empresas, los mejores gestores aspiran a una rentabilidad real (descontando la inflación) de en torno al 5%.

Con estos mimbres, ¿qué patrimonio necesitaría un gestor profesional para generar una renta mensual de 2.000 euros? Si invirtiera en renta fija serían cerca de 500.000 euros. En renta variable bastaría con 250.00 euros, pero debería asumir que durante largos periodos su inversión podría registrar fuertes pérdidas. Eso, siendo un inversor profesional. Pero, ¿qué posibilidades tienen los no iniciados?

“Si un amigo me preguntara qué capital necesita para obtener unos ingresos regulares de 2.000 euros con la Bolsa le diría que con un millón de euros es posible, pero con menos es difícil”, explica José Caturla, directivo de la firma Altamar, dedicada a la inversión en activos no cotizados.

Caturla sabe de lo que habla. Acumula 28 años de experiencia en el sector financiero y fue el director de inversiones de Aviva Espabolsa, un fondo que fue el mejor de su categoría durante años. La rentabilidad media anual de este vehículo (ahora gestionado por la aseguradora Santalucía), ha sido del 6,57% en los últimos 10 años. Invirtiendo en Bolsa.

Claves para el inversor 'amateur'

 

La obsesión con el ‘trading’: inversión intradía. Una de las formas más habituales de operar en Bolsa para los debutantes es con la operativa intradía. Abrir posiciones (sea inversión en acciones o apuestas bajistas), sobre varias compañías, y cerrarlas a lo largo de la misma sesión bursátil. Casi siempre, esta forma de invertir va a aparejada con la utilización del análisis técnico, que se basa en el estudio de los datos históricos de cotización bursátil. Este formato de inversión se vende en los cursos de Bolsa como el más sencillo, pero la evidencia académica demuestra que no es mejor que otros estilos, como la inversión en valor o el análisis macroeconómico. Eso sí, es el formato que más comisiones genera para los brokers dedicados a la compraventa de títulos, que muchas veces fomentan estos cursillos.

Los costes de operar: comisiones ocultas. Los fondos de inversión pagan muchos gastos que el cliente no ve: comisiones por ejecución de operaciones, gastos para recibir análisis sobre sectores o países, comisiones de custodia. El inversor particular no suele ser consciente de que invertir conlleva el pago de muchos peajes. Además, las grandes casas de inversión logran tarifas bajísimas al operar, mientras que un pequeño inversor puede pagar 20 euros por una sola operación. Ese lastre hace que sea mucho más difícil conseguir una buena rentabilidad.

Capital y dividendos: una renta recurrente. Para obtener dinero de la Bolsa hay dos vías, o recibir una renta en forma de dividendos de las empresas en las que inviertes (o los cupones de los bonos), u obtener una renta financiera con las plusvalías generadas al vender unos títulos. La primera fórmula implica rendimientos bajos (de menos del 5%), por lo que exige una fuerte inversión para tener una renta equivalente a un sueldo. En el segundo caso, el patrimonio inicial podría ser menor, pero el riesgo asumido es mayor.

 

Estas cifras, del 5% en renta fija y del 10-15% en renta variable, solo las alcanzan los mejores profesionales del mundo de la inversión pero, ¿podría un amateur aspirar a obtener unos rendimientos similares? Difícilmente.

“Quien quiera dedicarse a esto debe saber que compite cada día en los mercados financieros contra las mejores cabezas pensantes del planeta, con amplia formación financiera, acceso directo a fuentes de información e ingentes recursos tecnológicos”, explica Javier Sáenz de Cenzano, responsable de fondo Managers, de azValor, una de las mejores gestoras españolas.

Este profesional ha dedicado buena parte de su trayectoria a identificar a los mejores gestores de fondos del planeta y conoce la industria a la perfección. “El particular parte con una gran desventaja. Además de tener menores conocimientos, los costes que tiene cuando compra o vende acciones son mucho mayores que los que tienen las grandes casas de inversión. Esta es una gran limitación para obtener una buena rentabilidad”.

Otro ingrediente básico para lograr buenos rendimientos es el tiempo y la experiencia. Las mejores gestoras de fondos cuentan con profesionales que llevan décadas analizando compañías, siguiendo la política monetaria de los grandes bancos centrales y hablando directamente con los dueños y administradores de las empresas. Algunos gestores dedican más de 50 horas semanales a estudiar un sector o una compañía.

Un inversor novato, raramente dedica tanto tiempo a estudiar. El famoso trader Josef Ajram decía en una entrevista que trabajaba “lo menos posible, menos de cuatro horas al día”. A lo mejor eso explica los pobres resultados del vehículo que gestiona.

Algo que muchos olvidan cuando se deslumbran por las series o las películas sobre grandes inversores (como El Lobo de Wall Street o La Gran Apuesta) es que esos inversores no se dedicaban únicamente a gestionar su propio dinero, sino que administraban el dinero de otros. Por eso, sus grandes éxitos al invertir se veían amplificados.

Entre los profesionales que se dedican a los cursos de Bolsa, el gran negocio no es su propia inversión, sino lo que cobran a los alumnos, y las comisiones que se llevan por las empresas de compraventa de acciones a las que derivan a los inversores amateur.

“He conocido casos terribles de personas que han empezado a invertir por su cuenta y lo han perdido casi todo”

“Llevo 15 años dedicándome al mundo de las finanzas y en este periodo he conocido casos terribles de personas que han empezado a invertir por su cuenta”, explica un asesor financiero que trabaja con clientes con altos patrimonios en Sevilla.

Uno de los casos más habituales es el de personas prejubiladas que han cobrado una buena indemnización al salir de sus empresas. “Es gente que tiene tiempo, y que dispone a menudo de más de 200.000 euros para invertir. Pero en muchos casos acaban perdiendo buena parte de sus recursos al intentar jugar en Bolsa en solitario”.

Otro perfil son los profesionales de la inversión que en un momento de su trayectoria se creen más listos que el mercado. “Conocí un caso terrible de un asesor que empezó a invertir en CFD [un derivado financiero altamente especulativo]. Le fue bien durante un tiempo y logró retornos mensuales del 10%. Se lo creyó, y empezó a invertir el dinero de familiares y amigos. Las cosas se torcieron y acabó haciendo perder mucho dinero a mucha gente. Terminó arruinado, con depresión y trabajando en un 'call center”, recuerda el asesor sevillano.

La inversión en derivados es la última pirueta de los inversores amateur. Los brokers que ofrecen inversiones en opciones binarias, futuros y CFD tienen que explicar qué parte de su clientela pierde dinero. Pero aún así da igual. Aunque en algunas de las grandes casas de CFD informan a los nuevos clientes de que el 86% de sus usuarios tiene su cuenta en pérdidas, siguen entrando nuevos inversores.

“A mis alumnos siempre les explico que la idea de que se van a forrar en Bolsa es descabellada. Hay gente que viene a las clases de inversión bursátil con unas expectativas exorbitadas y yo trato de bajarles los humos”, explica Jorge Ufano. Este profesional es gestor del fondo de inversión GPM Gestión Activa Alcyon Selección Tech, un vehículo que ha rentado un 7% en lo que va de año, convirtiéndose en el mejor fondo europeo dentro de su categoría (mixtos moderados). Además, da cursos de Bolsa.

Los dos perfiles de alumnos más frecuentes en estas formaciones son los jubilados y los jóvenes, según su experiencia. “Lo normal es que se lo tomen como un ‘hobby’ al que destinan una parte de sus ahorros. Yo les insisto mucho en los riesgos y les pido que no inviertan en productos apalancados, porque eso puede multiplicar sus pérdidas”.

Este especialista, con casi 20 años de experiencia en el sector, reconoce que muchos de los que se inician en la inversión amateur no son conscientes de los gastos en comisiones en los que tienen que incurrir para operar. “Al final, la única forma de ganarse la vida en este sector es gestionando el dinero de otros o impartiendo cursos”.

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Sobre la firma

Miguel Moreno Mendieta
(Madrid, 1979) es licenciado en Derecho y Economía por la Universidad Carlos III. También cursó el Máster de Periodismo de El País. Se incorporó al periódico Cinco Días en 2006, tras pasar por la web de El País y Mi cartera de Inversión. Escribe sobre el sector financiero, con un foco especial en fondos de inversión y los seguros.

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