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La medicina de precisión, casi una realidad

La industria farmacéutica ofrece ya tratamientos específicos para pacientes con enfermedades concretas gracias a la genómica Esta tendencia implica una transformación del sistema sanitario y del modelo de financiación

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Las muertes por cáncer se han reducido un 20% en el último cuarto de siglo. Los decesos por dolencias cardiovasculares han disminuido un 37%, en lo que va de este periodo. El Sida ha dejado de ser mortal y se ha convertido en una enfermedad crónica y la Hepatitis C tiene hoy cura.

Estos son solo algunos de los grandes logros alcanzados en las últimas décadas en el área de la salud. Y que se deben, principalmente, al desarrollo de medicamentos innovadores, hoy responsables de las dos terceras partes del aumento de la esperanza de vida (83 años de media, según el INE) registrada en la primera década de este siglo.

Los tratamientos personalizados ya se han puesto en práctica en oncología y para el abordaje de las enfermedades raras

Pero la industria quiere ir más allá. El reto ahora es ofrecer tratamientos concretos a pacientes con patologías específicas. Lo que se conoce en el sector como medicina de precisión y que no es más que la personalización de las terapias para que su eficacia sea mayor.

“Estamos en los albores de un gigantesco paso delante, de la mano de la genómica [estudio de los genes y del material hereditario] y la proteómica funcional [conocimiento de la estructura de las proteínas], al comenzar a hacer realidad la medicina de precisión”, ha declarado Jesús Acebillo, presidente de la patronal Farmaindustria, en una jornada de innovación biomédica celebrada esta semana en Madrid, en el marco de la iniciativa europea #WeWontRest (No descansaremos).

La propuesta de Farmaindustria

Pese a los retos, la industria farmacéutica es optimista sobre la creciente tendencia de la especificidad de los nuevos medicamentos. Incluso cree que los sistemas de salud serán capaces de incorporar estos avances sin poner en riesgo la sostenibilidad del sistema ni el modelo actual de investigación.

Jesús Acebillo, presidente de Farmaindustria, propone la utilización de “fórmulas inteligentes y flexibles de financiación e incrementar la eficiencia del sistema”. Esto es, fijar acuerdos de riesgo compartido entre la industria y la Administración, de techos de gasto o el pago por resultados.

Esta “nueva revolución terapéutica”, a juicio de Acebillo, se caracteriza por el desarrollo de terapias moleculares, genéticas y celulares que ya se han puesto en práctica en oncología o en el abordaje de las enfermedades raras.

Desafíos

La expansión de la medicina de precisión requiere, sin embargo, una transformación del Sistema Nacional de Salud y del modelo de financiación, ha advertido.

“La creciente especificidad de los medicamentos facilita la efectividad, al aproximar el tratamiento concreto al paciente concreto, pero también el menor número de pacientes tratados afectará necesariamente a su precio”, ha alertado el máximo ejecutivo de Farmaindustria.

Desde la patronal señalan que el coste no se ha calculado todavía, porque son varias las patologías y muy distintas unas de otras, lo que dificulta hacer un cálculo general, tendría que hacerse individual; también depende mucho de la evaluación de los resultados. Y agregan que sí hay estudios que constatan que en el medio-largo plazo los medicamentos innovadores ahorran en total al sistema sanitario entre dos y ocho euros por cada euro invertido.

La especificidad de los medicamentos facilita la efectividad, pero el menor número de pacientes tratados afectará necesariamente a su precio Jesús Acebillo, presidente de Farmaindustria

Además, afirman que la tecnología (el big data y la inteligencia artificial) será una gran aliada en la transformación de los modelos de gestión y decisión y, por tanto, favorecerá la eficiencia del sistema en España y el mundo. Específicamente, ayudará a la medición de los resultados de los tratamientos y de sus costes asociados.

“La innovación, que incide en la efectividad y eficiencia, no es un gasto sino una inversión y, más allá de los resultados clínicos, proporciona ahorros sanitarios directos e indirectos, contribuyendo a la productividad del país. Será la solución para asegurar la sostenibilidad del sistema, no el problema, como algunos piensan”, ha zanjado Acebillo.

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El largo camino de la I+D

El desarrollo de los nuevos medicamentos es un recorrido largo, con enormes riesgos e ingentes esfuerzos de todos los agentes involucrados (prima la colaboración público-privada en los proyectos). Para que un fármaco llegue al mercado se necesitan entre 10 y 12 años de desarrollo y una inversión de más de 2.400 millones de euros, calcula Farmaindustria. Aun así, solo 1 de cada 10.000 moléculas llega a comercializarse y, una vez en el mercado, apenas 3 de cada 10 son capaces de recuperar lo invertido.

La industria invierte 35.000 millones anuales en I+D, unos proyectos en los que participan más de 100.000 profesionales (el 17% de la plantilla). En España, los laboratorios emplean a casi 5.000 investigadores y la mitad de la inversión está dedicada a proyectos con hospitales y centros de investigación.

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