Rajoy anuncia su marcha reivindicando sus logros económicos
Subraya que su Gobierno se despide con el mejor mes de afiliación de la historia Abandonará la presidencia del PP cuando se elija sustituto, previsiblemente en julio
“Durante 40 años me he limitado a cumplir mi deber allí donde el partido me ha pedido que estuviera. Ha llegado el momento de poner punto final a esta etapa. El Partido Popular ha de seguir avanzando y construyendo su historia bajo el liderazgo de otra persona”, anunció este martes el líder del PP, Mariano Rajoy, solo cuatro días después de ser desbancado de la presidencia del Gobierno por la moción de censura del PSOE. “Es lo mejor para mí, para el PP y para España”, concluyó, proponiendo la pronta celebración de una junta directiva nacional del partido para convocar un congreso extraordinario en el que se elija a su sucesor. Hasta ese día, avanzó en un discurso televisado ante el Comité Ejecutivo Nacional del PP, continuará en el cargo con “prudencia” y perfil bajo. Luego, dijo, se pondrá al servicio del partido.
Rajoy (Santiago de Compostela, 1955) pone fin así a 15 años de liderazgo del PP que arrancaron cuando José María Aznar le designó a dedo para sucederle como responsable del grupo político y candidato a la presidencia del Gobierno. No accedió a ella hasta diciembre de 2011, lo que dio alas a rivales internos como Esperanza Aguirre, pero logró entonces una mayoría absoluta con la que gestionar lo peor de la reciente crisis económica.
Tras las fallidas elecciones de 2015, en las que ningún grupo logró formar Gobierno, volvió a alzarse con la victoria en los comicios de 2016, pero su minoría parlamentaria ha terminado con su mandato anticipadamente. En sus 37 años de militancia, Rajoy ha pasado de concejal en Pontevedra a inquilino de La Moncloa. Sin embargo, su sempiterna estrategia de sentarse a esperar a que los problemas se solucionen solos, un “no moverse” que este martes reivindicó públicamente, ha terminado fallándole a la hora de lidiar con los escándalos de corrupción de su partido. La sentencia del caso Gürtel condenado al PP como partícipe a título lucrativo de una red de financiación ilegal y negando credibilidad a Rajoy cuando desmintió la existencia de una caja B del partido, han sido su epitafio político.
Su marcha, en todo caso, dejará un nuevo legado al PP como formación, pues Rajoy renunció expresamente a repetir la fórmula de designar heredero y optó por propiciar una sucesión democrática, al menos formalmente. Aunque este martes fue el turno de los aplausos y agradecimientos al líder saliente, la maquinaria de relevo en el PP ya se ha puesto en marcha abriendo la veda a una batalla por la sucesión. La junta directiva nacional del partido se reunirá el lunes para fijar la fecha de un congreso que se baraja sea ya en julio, según Efe.
La carrera por sustituir a Rajoy cuenta con varias candidaturas oficiosas, que nunca han llegado a formalizarse. De un lado, la de la secretaria general del partido y exministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, que será quien organice el congreso por su cargo orgánico. De otro, la de la exvicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría. Sin embargo, la guerra civil que puede desatar en el PP su vieja rivalidad, y el lastre que puede suponer electoralmente la fuerte vinculación de ambas a la etapa Rajoy, hizo que todos los ojos se posaran este martes en la tercera vía: el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijoo.
Rajoy prometió lealtad al vencedor, en una crítica velada a la actitud de Aznar, y trató de insuflar ánimos al partido. “No son los españoles quienes han censurado al PP sino nuestros adversarios políticos jaleados por el populismo”, aseveró Rajoy a sus compañeros, augurando que el PP seguirá siendo “el partido más votado”.
“¿Os acordáis de la prima de riesgo, de los desahucios, de las calles pobladas de negocios cerrados? Quien, si no es cegado por la ambición, puede negar que España está mejor que cuando llegamos”, sostuvo Rajoy, reivindicando los logros y retos superados durante sus siete años de mandato. El aún líder del PP recordó que su Gobierno se despide con el mejor mes de mayo de afiliación a la Seguridad Social de la historia, tras haber creado 1.430 empleos diarios en 2017 frente a los 1.340 que se perdían cada jornada en 2011.En este tiempo, recordó, el PIB ha pasado de caer a crecer por encima del 3%, se ha reducido el déficit del 9,6% al 3,1%, y el déficit exterior ha dado paso a un superávit. Rajoy, que también se felicitó por haber evitado un rescate al país (aunque no uno a su banca), haber gestionado el relevo en la jefatura del Estado o las cenizas de ETA, pidió al PSOE que no deja ahora a “España en caída libre”.
Rajoy admitidó que en el PP ha habido casos de corrupción que le han “escandalizado” y ante los que permaneció “callado para no alentar la descalificación de la política”, se justificó, pero tachó de “postveradad” el uso del caso Gürtel para derribar su Gobierno.
Disipar dudas y renovar ilusiones queda en manos de su sucesor. Rajoy, emocionado, se limitó a reivindicar su legado, dar las gracias al PP y a decir adiós. Solo unas horas después, Aznar se ofreció para "reconstruir" el centroderecha español.