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La gestión de Dimas Gimeno: tres años y un mes por debajo de sus propias previsiones

Recibió pleno poder gestor en 2014 y en octubre de 2017 el consejo se lo retiró Gimeno prometió al inversor catarí un crecimiento del 12% anual del ebitda

Consejo de administración de El Corte Ingles
Javier García Ropero

Fue un martes, 16 de septiembre de 2014, cuando el consejo de administración de El Corte Inglés elevó a presidente ejecutivo del grupo a Dimas Gimeno, dos días después del fallecimiento de su tío, Isidoro Álvarez, presidente de la compañía durante 25 años, y consejero de la misma desde 1959. Así, El Corte Inglés cerraba una etapa histórica y comenzaba otra llena de retos para un Gimeno que ya un año antes había sido elegido por su tío como sucesor, y que con 39 años cogía las riendas de un grupo que sufrió de pleno la crisis económica: pasó de ganar 714 millones, en 2007 a los 115 de 2014, un 84% menos.

Entonces, la internacionalización, la digitalización y garantizar la solvencia financiera del grupo, después de una refinanciación de 4.900 millones en noviembre de 2013, se presentaban como sus principales tareas. Todas ellas tareas clave para recuperar los márgenes de rentabilidad que habían caracterizado al grupo.

En el primer punto, la expansión de los grandes almacenes a otros países siempre ha estado en la agenda del grupo, aunque no ha pasado de los dos centros que tiene en Portugal, y que fueron abiertos hace más de una década. “La expansión internacional ha sido abordada muchas veces y es un reto complejo. Los grandes almacenes, como concepto, no viajan bien”, afirmó Gimeno en un desayuno informativo en abril, añadiendo que la “vocación sigue siendo mirar más allá de las fronteras, por qué no llegar algún día a Latinoamérica, pero el reto digital es de tal magnitud que debemos tener mucho cuidado con distraernos de lo importante”.

En ese punto, el de la digitalización y, sobre todo, el comercio electrónico, El Corte Inglés tampoco ha encontrado la fórmula del éxito. Sus ventas en España son seis veces menores que las de Amazon, aunque sí es el retailer tradicional con mayor volumen de negocio en este canal, con más de 600 millones de euros en ingresos. Como afirma un experto del sector, “El Corte Inglés debería haber sido el Amazon español, es una máquina de generar tráfico físico que debería monetizar en el online”.

Gimeno ha apostado en los últimos meses por utilizar sus grandes superficies como centros de distribución del canal online y llegar a repartir en media hora en las grandes ciudades, al tiempo que ha arremetido contra Amazon por las ventajas con las que, a su juicio, opera frente a los operadores que no son nativos online. Pero el grupo sigue sin tener una estrategia definida sobre lo que quiere hacer en el mundo online.

Y por último, la sostenibilidad financiera. En este punto, destaca la entrada del inversor catarí Hamad bin Jassim bin Jaber al Thani a través de la sociedad Primefin, que en 2015 se hizo con un 10% de las acciones por un valor de 1.000 millones de euros. Una participación que se elevará al 12,25% e incluso podría llegar al 15% si no se cumple el plan de negocio que diseñó Gimeno para cerrar el acuerdo. Entre otras condiciones, se contemplaba que El Corte Inglés registrara crecimientos del 12% anual en el ebitda en los siguientes tres ejercicios. El de 2015 se cerró con un incremento del 10% y el de 2016 con uno del 7,5%, por debajo de las expectativas marcadas por el entonces presidente ejecutivo. El grupo ha vuelto a mejorar sus cifras de ingresos y de beneficios, al ritmo del conjunto de la economía y del consumo. Gimeno también planteó al jeque la salida a Bolsa del grupo en un plazo de tres años, aunque fuentes cercanas al consejo de administración aseguran que la situación actual del grupo desaconseja esa opción, en la cual ayer volvió a insistir el propio Gimeno.

En enero, ya sin este en la gestión diaria, El Corte Inglés refinanció con la banca 3.650 millones de deuda, una operación que incluía un crédito puente por 1.200 millones al plazo de un año y que el grupo tenía previsto reemplazar con una emisión de bonos retrasada hasta después del verano.

Pero detrás de todo está la enconada relación familiar entre las hijas de Isidoro Álvarez, Cristina y Marta, quienes controlan el patronato de la Fundación Ramón Areces y el 15% de las acciones del grupo. La primera entró en el consejo en 2014, tras el nombramiento de Gimeno, y la segunda, en 2015. Ahí comenzó la cuenta atrás para Gimeno, que perdió la funciones ejecutivas en octubre de 2017 y en junio dejará la presidencia.

Pablo Monge

Del consejo que le nombró al que le destituirá

Cambios. Desde que se desató la crisis en la cúpula de El Corte Inglés, Gimeno no ha contado con el respaldo de la mayoría de los consejeros. Solo Manuel Pizarro, consejero independiente, y el inversor catarí han mantenido cierta neutralidad. Poco o nada tiene que ver el consejo que nombró a Gimeno con el que le destituirá. Aquel contaba con nueve miembros, incluidos dos históricos: Juan Hermoso y Leopoldo del Nogal, además de Carlota Areces, en representación de Ceslar, que cuenta con el 9% de las acciones. Esta fue expulsada del consejo tras un litigio judicial.

Estatutos. En 2014 y 2015 las hermanas Álvarez se hicieron con sendos asientos en el consejo, que en la actualidad cuenta con 10 miembros, incluido el representante del inversor catarí. De ellos, solo cuatro nombraron a Gimeno en 2014: Manuel Pizarro, Carlos Martínez Echavarría, Florencio Lasaga y Paloma García Peña en representación de Mancor. Estos tres últimos ya han pedido su salida.

Sobre la firma

Javier García Ropero
Redactor de la sección de empresas, especializado en distribución, gran consumo y economía del deporte. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Especialista en información económica de la UIMP. Desarrolla su carrera en CincoDías desde 2011 tras haber pasado por El Mundo y Vocento.

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