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La UE alienta el blindaje del sector energético frente al capital chino

Bruselas acepta ahora las acciones de oro perseguidas durante años El brusco giro coincide con el aumento del interés internacional por infraestructuras esenciales

Redes de alta tensión.
Redes de alta tensión.

La Comisión Europea ha puesto fin a la ofensiva contra las acciones de oro que obligó hace años a desmantelar los blindajes de compañías como la eléctrica Endesa o la petrolera Repsol. Bruselas ha pasado de perseguir cualquier restricción a la libre circulación de capital a alentar la protección de infraestructuras y sectores que se consideren estratégicos para la seguridad o la prosperidad del conjunto de la UE.

 El cambio de actitud en las principales capitales europeas coincide con el interés del capital extracomunitario por infraestructuras de servicios esenciales, una tendencia puesta de actualidad por la opa de la compañía China Three Gorges (CTG) sobre la eléctrica portuguesa EDP. El giro es tan brusco que levanta reticencias en los países más necesitados de inversión, como España, Portugal o Grecia, donde prefieren reservarse la última palabra sobre la idoneidad de los potenciales inversores sin permitir que Bruselas se arrogue la potestad de poner objeciones por razones “comunitarias”.

Bruselas acepta ahora que los Estados establezcan ciertas barreras a la entrada de capital en sectores estratégicos. Un giro reclamado con ahínco por Berlín y París e impulsado tras la creciente avalancha de capital vinculado al Gobierno de China.

Aunque Europa se resiste a los vientos proteccionistas que soplan desde EE UU, lo cierto es que la UE también está pasando de su apertura comercial sin condiciones a la adopción de medidas defensivas y la exigencia de reciprocidad a los países que pretendan entrar en el gigantesco mercado comunitario.

España ha sido uno de los primeros países donde se ha notado el cambio. La CE ha decidido cerrar el expediente sanciondor que mantenía abierto desde hace dos años por las limitaciones a la inversión en Red Eléctrica (REE) y en Enagás, gestores de los sistemas eléctrico y del gas y transportistas, respectivamente (los llamados TSO).

La decisión fue adoptada discretamente el pasado 8 de marzo. Y la CE mantiene silencio desde entonces sobre las razones oficiales que llevaron al archivo del expediente de infracción. Pero las fuentes consultadas por CincoDías en Bruselas han explicado y contextualizado el porqué de la repentina benevolencia de la Comisión.

Bruselas, según esas fuentes, ha aceptado, en primer lugar, que las restricciones a la inversión en las redes españolas son bastante proporcionadas en relación con el bien a proteger y con las medidas, mucho más draconianas, adoptadas en otros países de la UE.

En la mayoría de los socios comunitarios, con la excepción destacada de España, Alemania o Portugal, las redes de transporte energético son propiedad mayoritariamente o al 100% del Estado. Ese hermetismo impide o restringe la entrada de capital, incluido el europeo, mientras que España acepta participaciones, hasta cierto nivel, tanto en REE como en Enagás.

Bruselas también reconoce que no ha recibido ninguna queja de inversores extranjeros que desearan entrar en las redes españolas. Es decir, que el expediente de infracción respondía a una iniciativa de oficio producto de una orientación política de liberalización que ha empezado a desmoronarse.

Reciprocidad

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La dirección de EDP dice que la opa china no recoge el valor de la empresa

No somos unos ingenuos defensores del libre comercio”, repite el actual presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. “Europa está abierta a los negocios pero debe existir reciprocidad”, señaló Juncker a finales del año pasado tras aprobar un proyecto de reglamento que establece la base legal para que todos los socios comunitarios que lo deseen establezcan un mecanismo de control de la inversión. “Europa deberá defender sus sectores estratégicos”, sentenció Juncker.

La norma se encuentra en tramitación y el próximo 28 de mayo, según el calendario previsto, se someterá a una primera votación en la Comisión de Comercio del Parlamento Europeo. Pero Bruselas no ha esperado a que el nuevo Reglamento entre en vigor para dar la señal política de que el blindaje de infraestructuras clave no solo resulta ahora aceptable sino incluso deseable.

No tenía mucho sentido poner pegas al capital público europeo y permitir la entrada del Estado chino, señalan fuentes del sector.

La Comisión también ha decidido este reorientar su política de vigilancia sobre las normas nacionales, para centrarse en lo que califica como “casos sistémicos” (con potenciales repercusiones para toda la UE) y, sobre todo, en las infracciones de los Estados miembros que vulneren los principios fundamentales del club.

La nueva política (plasmada en una Comunicación de enero de 2017) ha llevado a Bruselas a cerrar numerosos expedientes (como el de España y Enagás REE y Enagás), lo que anuncia una mayor tolerancia sobre medidas consideradas hasta hace poco como tabú.

Los movimientos del mercado ya reflejan la nueva orientación de la CE, con operaciones claramente defensivas ante potenciales inversores. A finales de marzo, la china State Grid Corporation vio frustrada su intención de adquirir el 20% de 50 Hertz, uno de los cuatro operadores de la red eléctrica en Alemania. El principal accionista, el operador belga Elia, ejerció su derecho de preferencia y se quedó, por 976 millones de euros, con el paquete de acciones al que aspiraba la compañía china.

Otro caso a destacar es el de la privatización del 66% de Desfa, el TSO del gas griego que, tras ser adjudicado a la petrolera estatal de Azerbayán, Socar, en 2013, las objeciones de la Dirección general de la Competencia de la CE frustraron el traspaso. Finalmente, Desfa ha ido a parar a un consorcio en el que participan sus homólogos italiano, Snam; belga, Fluxys, y español, Enagás.

“Es lógica la nueva actitud de la UE”, señalan fuentes del sector. “No tenía mucho sentido que se estuviera poniendo pegas al capital público europeo y que luego se permitiera la entrada de capital público extranjero”, añaden.

Incluso entre los países y regiones de la UE más dependientes del libre comercio empiezan a surgir partidarios de poner cortapisas. “Somos antiproteccionistas pero Europa no puede continuar obviando un desequilibrio tan brutal como el que existe con China”, apunta un alto cargo europeo.

Portugal ignora las nuevas directrices europeas

Portugal es un caso aparte en la nueva corriente nacionalista energética que recorre Europa. El Gobierno luso, que fue obligado por la troika a privatizar la joya de la corona, EDP, en 2012, optó por adjudicar su energética pública a un grupo chino en detrimento de la alemana Eon, que también acudió a la subasta. Una imposición (inédita en planes de rescate) tras la cual se atisbó la mano de Alemania para hacerse con la energética.

Además, Portugal, que había protegido como un tesoro a EDP, alrededor de la cual había merodeado por entonces Gas Natural Fenosa, no dudó en vender también al socio asiático, su transportista y operador del sistema o TSO, la estatal REN.

Sea porque el nuevo socio ha dejado gestionar la compañía al antiguo equipo directivo, ya sea porque le sobra dinero para invertir o, simplemente, por un sentimiento antinacionalista europeo, lo cierto es que China Three Gorges (CTG), en la actualidad con un 23% de EDP, se ha granjeado las simpatías del Gobierno portugués. Hasta tal punto de que el primer ministro, Antonio Costa, que encabeza un Gobierno de izquierdas que no fue precisamente el que permitió la entrada de CTG en EDP, no tardó ni un día en apoyar la opa por el 100% que la china anunció el viernes. “Han sido buenos inversores”, subrayó Costa en alusión al principal accionista de EDP. Eso sí, los inversores, conscientes del apetito por la compañía quieren más dinero y la dirección ha dicho que el precio no recoge su valor real. La pregunta que muchos se hacen ahora es ¿mantendrán los chinos su actitud amigable si logra el control real de la compañía?

Por el momento, el trámite de la opa se cerrará antes de que Bruselas pueda aprobar el reglamento para restringir la entrada a inversores extracomunitarios en empresas estratégicas. Un proyecto que no comparten los países del sur de Europa, que quieren libertad para elegir y ven detrás una maniobra de Alemania y Francia para levantar murallas chinas que no siempre benefician al resto. En todo caso, el citado reglamento será opcional para cada Gobierno.

Seis billones de inversión extracomunitaria

El flujo de capital internacional hacia la UE aumenta desde 2015 y la inversión extracomunitarias rozaba el año pasado los seis billones de euros, según los datos manejados por la CE. El incremento procede, sobre todo, de EE UU, China y Japón, los tres grandes inversores.

El interés se centra ante todo en el sector tecnológico. Pero las infraestructuras básicas (energía, aguas o transporte) también atraen cada vez más . El valor de las compras y fusiones con capital exterior en esos sectores ha pasado de 1.000 millones en el inicio de la crisis) a más de 16.000 millones en 2011 (privatizaciones exigidas por la troika) y casi 13.000 millones en 2016.

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