España debe poner los medios para no perder la carrera del coche eléctrico
El reto de impulsar el mercado pasa no solo por incentivar la demanda, sino también por eliminar barreras legales
Pensar en el futuro de la industria del motor –un futuro que es ya prácticamente un presente– es pensar en el coche eléctrico. Un vehículo cuyo potencial de crecimiento va ineludiblemente ligado a la existencia de una demanda suficiente, pero también a una infraestructura de puntos de recarga capaz de garantizar su autonomía. España no cuenta de momento ni con un factor ni con el otro, como demuestra el hecho de que una compañía como Volkswagen, líder mundial en el sector del automóvil, no vaya a instalar líneas de fabricación para este tipo de vehículo en sus factorías españolas. “Si crece el mercado del coche eléctrico”, señalaba el pasado mes de marzo Mathias Müller, CEO de la compañía, “nos plantearemos un cambio en este plan”.
Para que en España se desarrolle una demanda comercial suficiente de coches limpios es necesario solucionar la carencia de puntos de recarga, que sitúa al mercado español muy lejos de otros países europeos y solo por delante de Italia. Desde la industria se critica con razón una legislación que en lugar de estimular esa demanda supone un freno a su desarrollo, porque complica y encarece la instalación de los puntos de recarga. Ello significa que el reto de impulsar el crecimiento del coche eléctrico en España pasa no solo por incentivar la instalación de esas recargas, sino también por eliminar las barreras legales que la ralentizan y la penalizan.
Desde el sector se trabaja en planes estratégicos para cubrir el primer objetivo, a los que hay que sumar otros de naturaleza pública, todo ello en un intento por incentivar la compra de unidades y con la previsión de contar con un mallado de puntos de recarga mucho más completo que el actual en el plazo de tres años. La otra parte de la tarea, la liberalización de una normativa que desincentiva la creación de estos puntos, es una tarea del Gobierno y debe acometerse cuanto antes. El riesgo de no hacerlo así es que España pierda la posibilidad de participar en la carrera clave del coche eléctrico prácticamente antes de comenzarla.