Los coches autónomos deberían hacer que las muertes en carretera, como la que sucedió la semana pasada con un prototipo de Uber, sean una excepción. Paradójicamente, como ya les ocurrió a los fabricantes de vacunas, los accidentes aislados pueden aumentar los costes legales y expulsar a las empresas del mercado. Pero la industria farmacéutica encontró una solución, de la que los coches autónomos pueden sacar una lección ahora.
Casi el 95% de las muertes en carretera en Estados Unidos se deben a errores humanos. Por eso, deshacerse de los conductores y usar coches autónomos debería volver las carreteras más seguras y reducir las muertes. Pero la gente suele tener miedo a lo desconocido y, según una encuesta hecha en EE UU, el 46% está seguro o casi seguro de que no viajaría en un coche completamente autónomo. Las demandas por accidentes que involucrasen a coches sin conductor también aumentarían.
Determinar qué grado de responsabilidad tienen programadores, fabricantes y conductores –si es que los hay– no es fácil. Y los jurados pueden estar más dispuestos a echar la culpa y fijar importantes indemnizaciones contra las grandes firmas de automóviles. Si las inquietudes legales frenan la adopción de vehículos autónomos, miles de personas morirán en accidentes de tráfico: solo en las carreteras de EE UU, 40.100 perdieron la vida el año pasado.
La industria farmacéutica se enfrentó a un dilema similar. La difteria solía matar a más de 100 niños por millón. Las compañías desarrollaron una serie de vacunas que erradicaron la enfermedad casi por completo, a costa de que un niño entre un millón sufriera daños cerebrales.
En EE UU se prohibieron las demandas por las vacunas pero
se obligó a los fabricantes a pagar fondos de compensación
En la década de los ochenta, los jurados concedieron enormes indemnizaciones a los niños afectados por estas vacunas. El resultado fue que muchas farmacéuticas dejaron de fabricarlas porque no podían obtener un seguro de responsabilidad civil.
A raíz de eso, el Congreso de EE UU prohibió las demandas y obligó a los fabricantes farmacéuticos a pagar cantidades fijas para un fondo destinado a compensar a las víctimas. Es un modelo aceptable que alivia a las víctimas y mantiene por buen camino los objetivos globales de la sociedad.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Elisa Castillo Nieto,es responsabilidad de CincoDías.