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La universidad privada escala puestos a costa de la pública

Una ley de 1983 permitió crear campus privados en España Desde 1998 han nacido 20 centros de este tipo, pero tan solo uno público

Pablo Sempere

Los hijos de los obreros queremos estudiar". Fue el lema con el que cientos de jóvenes marcharon, a mediados de la década de los setenta, en Cornellá de Llobregat (Barcelona), exigiendo una educación superior pública, accesible y de calidad. La icónica fotografía pasó a formar parte de la inmensa galería que dejó el fin del régimen franquista e ilustró la época de cambios que se inició en 1978, con un impacto directo en todos los sectores, también el educativo.

La matriculación en los centros fue la primera mecha en prender. Según datos del antiguo Ministerio de Universidades e Investigación, lo que hoy sería un apéndice del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, más de 714.000 estudiantes se matricularon durante el curso 1977-1978, un 381% más en relación con 1960. Fueron las facultades de Filosofía, Historia y Letras las que experimentaron un mayor auge, pasando de 8.648 estudiantes a 108.722 en tan solo 17 cursos. Cinco años después, en 1983, llegaba la primera Ley de Reforma Universitaria (LRU), que daba luz verde a la creación de centros privados de enseñanza superior.

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Con anterioridad a esta ley había en España 33 universidades, 29 públicas y 4 privadas. "Actualmente contamos con 50 campus públicos, 2 de ellos de carácter especial, y con 33 privados", explican desde la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), órgano presidido por el rector de la Universidad de Lleida, Roberto Fernández. Y, sin duda, en los últimos años es el sector privado el que más peso ha ganado. En España no se crea un centro público desde 1998, cuando la Politécnica de Cartagena vio la luz. Sin embargo, en ese tiempo han surgido hasta una veintena de campus privados.

Pasar de 33 a 83 universidades en 35 años ha tenido un impacto directo en el número de estudiantes. "Prácticamente se ha duplicado. En el curso 1982-1983 había unos 700.000 universitarios, cifra que actualmente se eleva hasta el millón y medio", prosiguen desde la CRUE. Pero, como antes, el crecimiento medio ha sido desigual. Los centros públicos, que partieron de los 700.000 estudiantes en 1983, llegaron a su máximo histórico en el 2000, con 1.400.000 inscritos, pero a día de hoy cuentan con algo más de 1.200.000 personas. Los privados, por su parte, partiendo con unos 30.000 matriculados, forman hoy a casi 250.000 estudiantes.

La pérdida de financiación explica, en gran medida, el declive de la pública. El informe ¿Quién financia la universidad? Comparación entre comunidades autónomas en España, Europa y la OCDE, presentado en la UCM en enero, plasma un sistema docente que ha visto disminuir sus ingresos un 20% entre 2008 y 2015, ya que la subida de los precios públicos (un 31%) que recayó en los estudiantes, no compensó el desplome de la financiación de las Administraciones, con una reducción del 27%. "En los últimos cinco años, el sistema público ha visto disminuir sus ingresos ordinarios en unos 1.000 millones de euros", afirma el portavoz de la CRUE.

Una biblioteca de la Universidad Politécnica de Cartagena, la última pública en ver la luz.
Una biblioteca de la Universidad Politécnica de Cartagena, la última pública en ver la luz.

No es la única causa de esta transformación. José Ginés, profesor visitante en Oxford y experto en gestión de educación superior, apunta también al modelo de cada uno de los sistemas. "Las universidades públicas tienen más peso en la investigación, se mueven más lentas y son menos capaces, por cuestiones legales, burocráticas y de costumbre, de crear programas que se adapten a las tendencias". A esto se le añade que las privadas están más encima de los estudiantes, quienes reciben un trato más personalizado y una dedicación mayor. "Sin olvidar que, además de contar con más recursos, están más conectadas al sistema productivo y empresarial. Las universidades privadas nacen porque responden a una demanda".

Los centros públicos, en este sentido, encontraron cierto respiro con la implantación del Plan Bolonia, que se hizo efectivo totalmente en 2010 y que también cosechó sendas críticas por parte del profesorado y el alumnado universitario. Este programa dio pie a que los centros públicos, además de eliminar las licenciaturas y adoptar el grado, ofertasen másteres. De hecho, desde el curso 2009-2010, la universidad pública, que perdía matriculados de forma constante desde 2001, ha ganado cerca de 100.000 alumnos en menos de cuatro años. Si bien hay que recordar que los efectos de la crisis económica también influyeron en esta tendencia.

Campus de Esade en Madrid.
Campus de Esade en Madrid.

Otro agente que ha revolucionado el panorama educativo español en estos 40 años son las escuelas de negocios, cuyo auge también obedece a la necesidad de los usuarios de contar con programas adaptados al milímetro a las exigencias del tejido productivo. Antonio Alonso, presidente de la Asociación Española de Escuelas de Negocios, órgano que representa a 32 de las casi 70 escuelas que hay en España, argumenta que la agilidad es la gran ventaja de estos centros, "que siempre han tenido una orientación práctica y cercana a lo que ocurre en cada instante en las empresas".

A su expansión también ha ayudado el posicionamiento internacional de varias marcas españolas, que cada año copan los principales rankings internacionales, con especial peso del MBA, el máster por excelencia, de IE Business School, IESE, Esade o EAE. También ha ayudado el origen extranjero de los matriculados, que en los últimos años han llegado a copar cerca del 50% de las plazas en muchos de estos centros.

Diferencia por rama educativa y tipo de centro

Que los centros privados focalizan su esfuerzo en las ramas más prácticas no es ningún secreto. Por poner varios ejemplos, en el curso 2016-2017, en las facultades públicas de Filología y Lenguas se matriculó el 4,9% de los alumnos, mientras que el porcentaje en la privada se redujo al 0,7%. En Humanidades, la cifra fue de 3,1% frente al 0,5%, y en Química y Física, 3,9% frente al 0,3%. Por contra, en ADE, la privada ganó a la pública, con el 15% frente al 13%.

En la actualidad, afirma el portavoz de la CRUE, estos modelos se están aproximando. "La misión investigadora coge peso en la universidad privada y la orientación en contenido y método, tan relevante en la privada, se están incorporando al sistema público".

Sobre la firma

Pablo Sempere
Es redactor en la sección de Economía de CINCO DÍAS y EL PAÍS y está especializado en Hacienda. Escribe habitualmente de fiscalidad, finanzas públicas y financiación autonómica. Es graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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