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Mi trabajo de fin de grado es una ‘startup’

En un nuevo programa de Cunef, los alumnos tendrán que desarrollar una empresa Son iniciativas que transforman los habituales trabajos de fin de carrera

Getty Images
Pablo Sempere

Las estructuras y métodos docentes tradicionales están desapareciendo. Es una realidad que nadie se atreve ya a negar, y que poco a poco está transformando todos los eslabones de la cadena educativa. Incluso los más clásicos. El último en sumarse a la lista ha sido el Trabajo de Fin de Grado (TFG), un trámite que llega en el último año de carrera y que obliga al alumno a estudiar e investigar acerca de un tema relacionado con su rama. En definitiva, un broche final que sirve de síntesis y recopilación de todo lo aprendido en el grado.

Hasta la fecha, aunque el documento de texto sigue siendo el rey, varias universidades han permitido a sus estudiantes adaptarse a nuevas tendencias y plataformas, tales como trabajos en formato de vídeo, de página web o de audio. Ahora, han surgido nuevos planteamientos y comienzan a cobrar forma propuestas mucho más rompedoras, como la que ha impulsado el Colegio Universitario de Estudios Financieros (Cunef) para el nuevo curso, que ya lleva dos meses rodando. “Hemos lanzado un programa al que hemos llamado Honours. En él, los alumnos inscritos, en vez de hacer el TGF tradicional, tendrán que desarrollar una startup”,explica el director de Cunef, Pablo Vázquez.

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Todo viene tras haber hecho propias varias prácticas provenientes del mundo docente anglosajón, donde suele ser muy común que las instituciones educativas tengan en sus filas un grupo de alumnos destacados, con más capacidad que la media y con ganas de ir más allá. “En Cunef tenemos de por sí chavales con notas medias muy altas, pero nos dimos cuenta, también porque muchos de ellos lo pidieron, de que teníamos que avanzar y ofrecer cosas nuevas”, prosigue Vázquez. De esta forma, los matriculados del último curso con una nota media en bachillerato superior al nueve, han tenido la opción de pasar a formar parte de esta iniciativa, que funciona como proyecto piloto y que por ahora solo está adaptada al doble grado bilingüe de Administración y Dirección de Empresas (ADE) y Derecho.

Es una forma diferente de encarar la etapa universitaria”, recalca. Tradicionalmente, el Trabajo de Fin de Grado se afronta como el último escalón de la carrera, sin tener que hacerle frente, en la mayoría de los casos, hasta el último año. Con este método, “los alumnos podrán aprovechar las enseñanzas de todos los cursos anteriores y llevarlas a la práctica en su proyecto de empresa desde la primera semana en el aula”, insiste Vázquez. Así, los temas tocados en las clases de Derecho Civil pueden servir, por ejemplo, para poner algo de luz en los complicados asuntos relativos a la compraventa o a la organización estatutaria, obligatorios de abordar en cualquier organización.

Lo que resulta obvio, señala el director, es que el proyecto de empresa debe ser viable, y que no basta únicamente con desarrollar una idea. “Para aprobar el TFG no vamos a exigir que la startup entre en una ronda de financiación y reciba los fondos necesarios para consolidarse, pero los alumnos sí tendrán que defenderla, demostrar su viabilidad y tener todos los requisitos, tales como el plan de negocio o la estructura organizativa, bien asentados”. Tendrán que tener todo preparado, como si fuesen a ver a un inversor en el último día de la carrera. Es un trabajo, reconoce el director, mucho más exhaustivo y exigente que el de los TFG más tradicionales. Por eso, al finalizar el primer curso de la carrera, los 32 alumnos que forman parte del citado programa, tendrán que hacer una breve presentación de la idea de negocio que tienen en mente, para ir encarrilando todo el trabajo.

Por ahora, ya que quienes inauguran esta iniciativa llevan únicamente dos meses de clase, no se conocen el tipo de startups que están gestándose. Pablo Vázquez presupone que la inmensa mayoría estarán enfocadas al sector de las fintech, “aunque de Cunef han salido muchos empresarios que han lanzado sus empresas en otros mercados, como el de la moda, así que habrá de todo”. Sean del sector que sean, el propósito que la escuela tiene es hacer algo diferente con el tradicional trabajo de final de carrera. “Que haya un documento que resuma lo que se ha aprendido en el grado está muy bien. Lo que está desfasado es que este trabajo se resuma en encontrar información de internet y juntarla. Hay que ir hacia cosas diferentes, prácticas y útiles en la vida laboral”.

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Sobre la firma

Pablo Sempere
Es redactor en la sección de Economía de CINCO DÍAS y EL PAÍS y está especializado en Hacienda. Escribe habitualmente de fiscalidad, finanzas públicas y financiación autonómica. Es graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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