Blas Calzada, un foco de claridad e inteligencia
Para mí, Blas Calzada fue, al estilo de de aquellos históricos que ahora calificamos de grandes economistas, como Adam Smith, un filósofo moral
Lo más importante para Blas Calzada era la familia. Evidentemente, se alegraba, disfrutaba o enfadaba con las circunstancias, sucesos, acaeceres de la vida profesional o producto de su interacción con las numerosas personas con las que se relacionaba. Pero los estados anímicos profundos, que le afectaban en uno u otro sentido, tenían su origen y motivación en lo que tocaba o concernía a su familia. Su familia era lo más importante, aunque sus manifestaciones sobre ello fueran escasas y discretas. Su vida profesional en el sector público y en el sector privado le facilitó una experiencia amplia que unida a su extraordinaria inteligencia y perspicacia compusieron, para muchos, un economista excepcional.
Para mí, Blas Calzada fue –al estilo de aquellos históricos que ahora calificamos de grandes economistas, como Adam Smith– en buena medida un filósofo moral. La prudencia, la justicia, la envidia, la maldad, el autocontrol, la codicia, la bondad, o el buen juicio, como “sentimientos morales” que forman parte del tejido de las decisiones económicas. Ante una propuesta económica o una determinada situación social, que para los demás nos pudiera resultar confusa, poco clara, o con un sentido impreciso, el análisis de Blas Calzada ponía luz y claridad. “Lo veía”, porque su método de análisis era distinto y siempre comprensivo de la condición humana.
Por esta vía, compatibilizaba coherentemente con su valoración de la estadística como método de acoger la realidad. “Un índice es siempre una simplificación de la realidad. El objetivo de los índices es condesar en un solo número una realidad compleja que define una gran cantidad de magnitudes”, eran sus palabras.
Nos queda de Blas la imagen de sus esfuerzos para superar las barreras físicas que le limitaban, su comprensivo entendimiento de todo lo humano y la penetrante fuerza de su inteligencia. Es imposible olvidar su gesto al leer un texto, al aproximárselo de un modo un tanto excesivo, cómo sus ojos se abrían algo más y su mirada parecía taladrar lo escrito y leer, directamente en la mente del autor, el real significado de aquel matiz que estaba impreso y que no se desvelaba hasta que Blas lo leía.
Desgraciadamente, mucho de lo que pudiéramos haber disfrutado de Blas Calzada no ha quedado reflejado en una producción escrita que hubiese resultado valiosísima. Pero su enseñanza humana será extraordinaria para los que la pudimos aprehender.
Blas Calzada Terrados (Valladolid, 1937) falleció el pasado 17 de febrero en Madrid, a los 80 años de edad. Desempeñó diversos cargos de responsabilidad en el ámbito de la empresa y las finanzas. Entre los años 1977 y 1979 fue director general del Instituto Nacional de Estadística (INE) y en 1980 comenzó a trabajar en la Bolsa de Madrid como director del Servicio de Estudios, cargo que ocupó hasta su nombramiento en la CNMV como presidente (2001-2004). Hasta su fallecimiento, fue el presidente del Comité Asesor Técnico del IBEX 35.
Antonio J. Zoido es Presidente de BME